DESCRIPCIÓN BOLIVARIANA
"A cada momento oímos nombrar a Simón Bolívar. A
cada momento oímos llamarlo también el Libertador. Su nombre aparece diariamente en los
periódicos innúmeras veces. Sus retratos son incontables: de frente, de perfil, de
cuerpo entero, en busto. Pintado en colores, en negro, en suntuosos marcos dorados o en
humilde cañuela de cedro; a caballo, en apostura triunfal; a pie, espada al cinto; en
traje guerrero, en traje civil; con un legajo de papeles, signo del legislador. Fijo, con
tachuelas a la pared; en la choza campesina que se destaca del cerro, sobre el azul del
cielo o el verdor de la campiña."
"Su rostro, grave y pensativo, no podemos olvidarlo. Lo tenemos en las estampillas de
correo, en las cartas de nuestros padres, de nuestros hermanos y de nuestros amigos, y en
nuestras propias cartas. Está en las blancas monedas de plata y en las relucientes
amarillas monedas de oro. Si vamos a una oficina pública, lo encontramos en sitio
principal, junto con la bandera y el escudo de la patria. La plaza mayor y más lujosa de
la ciudad mayor (Caracas) de nuestro país (Venezuela), se llama Plaza Bolívar. Y en casi
todos los pueblos de nuestro país, donde hay una sola plaza, se llama Bolívar, y si hay
más de una, la que se construyó primero lleva el nombre del Libertador. Bolívar se
llama la principal ciudad del Orinoco, la antigua Angostura. Bolívar se llaman estados,
distritos, municipios. Bolívar se llama la unidad monetaria de Venezuela. Como los
franceses cuentan su dinero en francos, nosotros contamos el nuestro en bolívares."
"En las plazas, bustos y estatuas lo representan. En días de inquietud, en días de
alarma, en días de júbilo, va la muchedumbre a congregarse en torno de su efigie, imagen
del padre a quien rodea el amor y la confianza de su prole. Guirnaldas de flores se le
ofrendan, y la contemplación de su figura parece elevar y dignificar los pensamientos de
los hombres."
"Hay en Caracas una casa grande, con grandes ventanas. Las paredes antiguas han sido
cubiertas de mármol; los viejos ladrillos, reemplazados con losas de porcelana; los
techos, reconstruídos con maderas preciosas: todo costeado por la nación, la casa misma
fue comprada para la Patria, reuniendo contribuciones de venezolanos. El interior está
decorado con pinturas, y en las salas, en los patios, todo el recinto se advierte el
recuerdo de Bolívar la glorificación de su nombre. ¿Por qué méritos singulares se le
ha escogido para consagrarla como un templo? Porque en ella nació el Libertador."
"Hay cerca de Santa Marta, en la República de Colombia, a la orilla del Mar Caribe,
una quinta que se llama San Pedro Alejandrino. Su nombre se ha hecho célebre y nosotros
lo hemos oído más o menos como hoy desde hace cien años: las principales señoras de la
ciudad cuidan de ella. El Estado ha hecho de la quinta un monumento nacional. Cuántos
extranjeros cultos pasan por Santa Marta, van a visitar a San Pedro Alejandrino, y quien
la visita recorre la casa con profundo respeto. Algunos han dejado inscripciones en las
paredes. Todos dejan escritos sus nombres en el álbum donde se lleva la lista de los
visitantes. Quieren que se conserve memoria de que éllos estuvieron allí, como uno de
esos recuerdos que honra la vida entera de un hombre. Es que allí, en aquella quinta,
murió el Libertador."
"Si estamos en Caracas, advertimos al norte de la ciudad un edificio culminante.
Tiene torres y naves como una iglesia. Es, en efecto, la antigua iglesia de la Santísima
Trinidad, hoy el Panteón Nacional. Suele estar cerrado. Se abre unas cuantas veces al
año con gran solemnidad. Entonces se ponen en las tres grandes puertas, guardias con
uniformes de gala. Se prenden las arañas y los grandes candelabros de cristal con
centenares de luces. Las bandas militares ejecutan músicas marciales y el Himno Nacional.
En las grandes fechas de la Patria se efectúan ceremonias solemnes. El Presidente de la
República, seguido de los más altos funcionarios del gobierno, ofrenda coronas de
laureles con cintas que tienen los colores de la Bandera de la Patria. También,
instituciones, cuerpos, gremios, rinden el mismo homenaje. En diversas ocasiones,
representantes extranjeros, personajes notables piden y obtienen el permiso de visitar con
solemnidad el Panteón y dan testimonio público de su admiración por las glorias
nacionales. "
"El piso del Panteón es de mármol y se ven lápidas con nombres, al igual que en
los antiguos templos. En las naves laterales hay monumentos a manera de grandes túmulos.
Allí se guardan los restos o el recuerdo de los hombres que más se distinguieron en la
honra y en el servicio de la Patria. Allí se leen los nombres de: Miranda, Sucre, Páez,
Urdaneta, Bermúdez, Vargas, ... Pero, entre todos los monumentos, se distingue uno por el
lugar prominente en que está situado, la majestad de las figuras, la pureza del mármol,
la perfección de la obra. Ocupa el sitio del altar mayor, y todo él exhibe el sello de
la manifiesta superioridad. Una estatua de mármol, la figura de un guerrero con la mano
en el pecho, sobre el corazón, el rostro sereno y pensativo, parece percibirlo todo. El
nombre del artista que hizo el monumento es célebre y vivirá en la memoria de las
gentes, con la admiración por su arte. No se olvidará el nombre de "Temerari".
A los lados del monumento en las paredes que lo guardan, abundan magníficas lápidas con
letras de oro, bronces con inscripciones de gloria, ofrendas de naciones. Hay un sepulcro.
La gente sube por la galería de mármol, llegan ante el sepulcro y se inclinan con
veneración. Inclinados también nosotros con respeto. Porque allí guarda Venezuela, para
la admiración y el amor de todos, las cenizas de Simón Bolívar, Libertador y Padre de
la Patria."
"Pues no sólo en Venezuela, su tierra nativa, se repite su nombre y se admira su
gloria. Son ya incontables los grandes escritores extranjeros que han escrito de él,
poniéndolo entre los contados mayores hombres de la historia del mundo. Poetas ingleses,
franceses, americanos, lo han celebrado en sus versos. Crítico de todas las naciones han
discutido sus actos y sus pensamientos y han intentado la exploración de su alma. Se le
ha dedicado grandes libros. Se le han levantado monumentos en Nueva York, Washington,
París, Roma, Lima, Bogotá, Santiago de Chile, Río de Janeiro, Quito...Con su nombre se
han bautizado plazas, calles, paseos, pueblos, en las más alegres latitudes. Hay calles
Bolívar, parques Bolívar, en Buenos Aires, París, La Habana, San José de Costa Rica
... Los lugares donde estuvo de paseo adquieren algo de su prestigio. Las naciones se
apresuran a recordarlo, y a perpetuarlo, a ponerlo ante los ojos de todos, con lápidas e
inscripciones. Una nación entera lleva su nombre. En el firmamento, los sabios le
consagran un astro, y contra la costumbre de usar nombres mitológicos o nombres de
sabios, lo llaman "Boliviana".
"No pueden dejar de fijar la atención tantos homenajes tributados por tantos hombres
distintos a un mismo nombre."
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