Raul Quintanilla Armijo
Segundo Premio
GloBANANAlización/ Homenaje a Carlo Giuliani
técnica Mixta
GloBANANAlización/ Homenaje a Carlo Giuliani
técnica mixta
1954
Vive y trabaja en Managua, Nicaragua
1976 – 1983
Escuela de Arquitectura
Facultad
de Ciencias Físicas y Matemáticas
Universidad Nacional Autónoma de Nicaragaua
Enseñanza
1979 – 1983
Escuela de Arquitectura
Fac. CCFFMM
UNAN
1982 – 1988
Escuela Nacional de Artes Plásticas
Area de Teoría
Ministerio de Cultura
1992 - 2001
Editor de ArteFacto
Revista de Arte y Kooltura
1989- 1990
Editor Cultural de Ventana
Diario Barricada
1988 – 1989
Director Museo de Arte Contemporáneo Julio Cortazar
Instituto de Cultura
1986 – 1988
Director Escuela Nacional de Artes Plásticas
Ministerio de Cultura
1995- 2001
Curador de La Artefactoría
Espacio Ahhpócrifo
Barrio Monseñor Lezcano,
Managua Nicaragua
2001 Curador Bienal de Sto Domingo, República Dominicana
Curador XXV Bienal de Sao Paulo, Brasil
Co-Curador, junto a Adrienne Samos de Estrecho Dudoso: Efecto Domino
Un proyecto itinerante de Teore/TICA y Asociados
1999 II Bienal Iberoamericana de Lima
1997 I Bienal Iberoamericana de Lima
1995 Voces del Monte La Artefactoría, Managua, Nicaragua
1998 Representación Nacional XXIV Bienal de Sao Paulo Sao Paulo, Brasil
1998 III Salón Internacional de Estandartes Tijuana, México
1996 Artilugi Perro-Zompopi Torrens Vic, España
1995 XI Mostra da Gravura de Curitiva Curitiva, Brasíl
1994
–1996 Land of Tempest/ Tierra de Tempestades
New Art from Guatemala, El Salvador and
Nicaragua
A
National Touring Exhibition
Harris Museum and Art Gallery Preston,
Inglaterra
1989 II Bienal de Cuenca Cuenca, Ecuador
1987 Dreams in Flesh and Bones Axe Street Arena Chicago , EEUU
1985 Pintores Nicaraguenses Galería Servando Cabrera La Habana Cuba
VII Certamen Nacional de Arte
Plasticos
Union Nacional de Artistas Plasticos
ASTC
III Bienal Ortiz-Gurdian
Fundacion Ortiz-Gurdian
Raúl Quintanilla: arquitecto, "inventor", "artefactor" y sin pelos en la lengua |
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"Galería de Julio Cortázar se pudre en los sótanos del Instituto de Cultura" |
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Valeria Imhof
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Raúl Quintanilla considera que uno de los logros de “Artefacto” es haberle quitarle ese olor a naftalina que tiene el arte nicaragüense. |
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Más que un artista, Raúl Quintanilla Armijo se considera un "inventor" que reniega de la seriedad en el arte y rechaza el culto a los "Grandes Maestros de la Pintura Nicaragüense". Es uno de los creadores de la revista Artefacto y de la Galería Artefactoría, ubicada en pleno corazón del Monseñor Lezcano: dos proyectos que han tirado por la borda y han roto en mil pedazos la tradición pulcra y casi intocable de la plástica nicaragüense.
Quintanilla nació en Managua, es Escorpión y viene de una familia de maestros. Estudió como en 15 colegios, aunque "gracias a Dios, nunca en un colegio religioso". Inicialmente intentó estudiar medicina en Chile pero al no clasificar, se metió en arquitectura. En los 80, el arquitecto y profesor Silvio Solís lo llevó a la entonces Escuela Nacional de Artes Plásticas como profesor de historia del arte. Así comenzó su entrada a ese mundo "carnavalesco y divertido", que para él es el arte.
Es un iconoclasta sofisticado, que hace gala de un nicañol intencionalmente barriobajero y al mismo tiempo, maneja con toda naturalidad la terminología de punta de los artes visuales. Disfruta de su papel de enfant terrible (y le luce, a pesar que hace tiempo no es niño, ni tampoco jovencito).
¿Qué está haciendo un arquitecto metido en el arte?
Creo que me metí por afinidad. Cuando estudié arquitectura la carrera tenía otro enfoque, no era una carrera eminentemente técnica sino con una orientación humanista y con mucha presencia de arte. Las primeras cosas que hice fueron en 1984. Empecé a conocer a pintores como Oscar Rodríguez y Aparicio Arthola y éstos de alguna manera me motivaron para empezar a hacer arte. En esa época (del 80 al 86), no se hacía casi arquitectura, como no se hace ahora, a no ser para blanquear dinero. Así volteé mi interés hacia las artes plásticas porque, además, me parecía un campo inmenso y casi virgen en Nicaragua.
¿Qué importancia tienen las artes plásticas dentro de la cultura nicaragüense?
Existe gente con un talento extraordinario pero las artes plásticas son sumamente tradicionales y conservadoras. Siempre se ha priorizado la pintura, especialmente la pintura al óleo. En la década del 80 Ernesto Cuadra tenía un grupo que se llamaba Raymundo y todo el mundo, él de alguna manera demostró que el arte era una cuestión divertida y promovió no tomarse esto tan en serio. Ese es el gran problema, aquí todo el mundo es maestro: el maestro Róger Pérez de la Rocha o el maestro Alejandro Aróstegui ¿maestros de qué? Es una reivindicación pero lo han llevado a tal extremo de ridiculez que lo que le queda a uno es burlarse de todos ellos.
¿Existen las argollas en el arte, como se dice que hay en la literatura?
El arte nicaragüense siempre ha estado sumiso ante la literatura porque aquí los escritores son los críticos de arte. Hay una argolla de pintores que son los únicos que viven de su pintura, son generalmente los ex pintores del Grupo Praxis. Tienen un mercado controlado y por eso de los celos se niegan a reconocer otras cosas. Lo que no es pintura es visto como algo menos importante: si hacés escultura, es un poquito menos, si hacés grabado, aún menos y si hacés lo que hacemos nosotros, no hacés nada, es una payasada.
Luego está el círculo de los galeriístas, los poetas y los críticos del arte. Todos son amigos, fulano me hace el catálogo, dice que soy bueno y... todos se besan y se abrazan. Siempre ha existido eso: el abrazo de la cultura nicaragüense, una generación abraza a la otra.
A nosotros no nos interesa abrazar a la generación anterior, no quisiéramos que sean ni nuestros hermanos, ni nuestros padrastros ni nuestros padres. Se les debe su respeto, tienen un lugar histórico que nadie se los va a quitar pero no estamos interesados en seguir lamiéndoles el culo o el piso. Aquí lo que hay es un amiguismo-leninismo más nefasto que el amiguismo mismo que tienen sus figuritas o sus figurones: "Los Maestros de la Plástica Nicaragüense".
¿Cómo los miran a ustedes los "viejos maestros"?
Creo que con desdén, hasta que se comenzó a reconocer internacionalmente lo que hacíamos, nos miraban con sorna y burla. Ellos juraban hasta con los dedos de los pies de que lo que hacíamos no era arte sino locuritas importadas. Sin embargo, hoy somos reconocidos internacionalmente y la pintura nicaragüense ya no es sinónimo de Praxis.
¿A qué se debe esta tendencia, que se manifiesta en las artes visuales y en las letras, de rendirles culto a los mayores?
Es ridículo. Si sos crítico de arte y hablás de Armando Morales no tomás ningún riesgo porque pinta extraordinariamente, y tampoco tomás ningún riesgo si decís que Aróstegui es un Dios. A nosotros nos interesa más el riesgo.
¿Cuál es el esquema que han roto?
Nosotros estamos más interesados en una forma de arte híbrido, que puede ser pintura, escultura, etc. Creo que también nos diferencia el sentido del humor, somos más divertidos.
¿Los artistas son aburridos?
Sí, son unas momias por ese mismo snobismo. A los artistas siempre los han visto como hijos de casa y ellos han estado de acuerdo con ese papel. La Revolución sacudió todo eso y les dio su lugar, se crearon las asociaciones de cultura, fueron directivos y pasaron a ser figuras importantes y deliberantes.
¿De dónde surge ese "arte carnavalesco" que ustedes promueven?
En los 70's el artista nicaragüense Cruz Diablo, que antes se llamaba Rolando Castellón, empezó a trabajar con papel, lodo, barro, insectos, caparazones. Creó todo un mundo que a mí me interesó mucho porque no era lo tradicional, el pincel, el acabado, etc. Me gustó esa actitud carnavalesca del arte que trastoca todo y da vuelta a la jerarquía. Yo no tenía la paciencia para ser un buen pintor y, gracias a Dios, me di cuenta a tiempo.
¿Creés que el arte está al alcance de las mayorías?
No, para nada. El arte linda con un campo estético y la vida está pasando por otro lado. Nuestra galería "Artefactoría" está en Monseñor Lezcano. Cuando llegamos nos veían como un grupo de fumones, drogos y bolos y no entendían lo que estábamos haciendo pero poco a poco hemos ido trabajando la relación con las personas del barrio. Eso me parece más fructificante que ir a una exposición en una galería, porque allí siempre te vas a encontrar con las mismas personas que no llegan a ver cuadros sino a beber guaro porque es gratis, y a hacer vida social para que te vean que sos guapo o acelerado. Tampoco se trata de asumir una actitud de que vas a cambiar el mundo con el arte pero sí personalmente me interesa una actitud crítica y confrontativa.
¿Te considerás básicamente un inventor?
Sí, porque vivo inventando chochadas (muestra una figura con las piernas de una Barby). Muchas veces lo que hago es ensamblar, por eso me gusta más el término de inventor, es más divertido. Nosotros le hemos quitado el aura al arte y colindamos con lo que es una especie de carnaval.
¿Creés que es una actitud liberadora?
Creo que sí, pero tampoco estoy diciendo que lo que nosotros hacemos es mejor que lo demás. Hemos tomado una actitud distinta, de quitarle un poco el polvo y ese olor a naftalina que tiene la plástica nicaragüense.
El historiador Jorge Eduardo Arellano una vez definió a la plástica nicaragüense como una plástica concéntrica, que siempre ve hacia adentro. Otro problema es que no hay una preocupación por el relevo. En la Escuela de Artes Plásticas reina un estado de apatía y mediocridad espeluznante y creo que son los mismos alumnos los que van a tener que salir de eso.
Artefactoría puede considerarse como un proyecto pionero de tratar de acercar el arte a las clases populares. Aunque se dice que la clase burguesa es la que menos se ilustra en Nicaragua. En Nicaragua tenemos una burguesía mediocre. El peor gusto en el arte, con raras excepciones, es el gusto de la burguesía. Además, no veo gran interés de la burguesía en pro del desarrollo de las artes. A mí me ha sorprendido la actitud de Ramiro Ortíz Gurdián porque se ha desprendido del egoísmo característico de la burguesía; incluso, la Bienal que organizó va a terminar incidiendo en las artes plásticas, en un país donde no existe un solo museo.
El Museo Cortázar fue donado en los 80 por los mejores artistas latinoamericanos y está tirado en las bodegas de "Incultura". El jurado pidió que se buscara como abrir un recinto para el museo. Yo me pregunto ¿por qué no lo hacen los Pellas, que no sólo han alcoholizado a los que hacen arte sino a todo un pueblo?
¿A qué se refiere con "Incultura"?
Al INC. (Instituto Nicaragüense de la Cultura). El INC es el principal patrocinador de la incultura en el país.
Una vez dijiste que el Gobierno quiere artistas serviles...
Sí, es lamentable el comportamiento de muchos compañeros. El servil es mucho más dócil y más fácil de utilizar y si para algo sirven los artistas, es para utilizarlos. En vez de hacer huelga por ellos mismos, los trabajadores de la Cultura hicieron huelga para apoyar a Clemente Guido cuando renunció al INC. Después éste les metió el puñal y renunció como "el salvador de la cultura". No quiero imaginarme lo que va a pasar después de noviembre, pero si los artistas no toman sus propias decisiones y siguen a la espera de alguien que los promueva, los reconozca o les dé su lugar, seguirán siendo unos apéndices del poder o del Gobierno de turno.
¿Cómo surge la revista Artefacto?
Tuvo varias etapas. El primer Artefacto fue formado por Patricia Belli, Juan Rivas, Juan José Robles y yo. Teníamos la necesidad de reunirnos básicamente a discutir. Siempre hemos tratado de explicar que no somos un grupo, no tenemos reuniones dominicales ni sabatinas ni damos cuotas, cuando dos personas están reunidas, Artefacto ya está en sesión. Eso nos ha permitido sobrevivir 10 años; además, no hay ninguna imposición ideológica, a pesar de que no hay ningún somocista y creo que ningún liberal.
¿Cómo han logrado sobrevivir como revista?
Básicamente del trabajo de la gente. Hemos logrado sacar 19 números, aunque pensamos que nos íbamos a durar ni dos o tres números. Al principio teníamos patrocinadoras pero por cada número que sacábamos se iba uno. Nuestra apuesta era de que los patrocinadores nunca iban a leer la revista, por eso de la burguesía inculta, pero, evidentemente, alguien les llegó a contar lo que escribíamos. Entonces, poco a poco nos fueron quitando los anuncios, la última revista no tiene un solo anuncio.
¿Creés que la cultura no tiene nada que ver con la política o que los artistas crean independientemente de la misma?
Creo que no se puede separar la política de la cultura. El artista es como que siempre quiere estar a la sombra del poder, pero pagás tu precio y ese precio generalmente es que no podés abrir la boca. Si sos artista, trabajás en el Instituto de Cultura y abrís el pico, te corren. Entonces, aquí lo que prevalece es una pintura de aeropuerto, de paisajes, de casitas, de un colorido tropical que supuestamente identifica a Nicaragua y no tiene nada que ver con la realidad.
¿Qué balance hacés de la política cultural del Gobierno liberal?
Te preguntaría cuál política cultural. Nunca la hizo porque creo que nunca le interesó. Creo que el arte y la cultura no van a ser importante para ningún partido que gane las elecciones porque como la cultura no produce, no la ven como algo en pro del desarrollo de un pueblo.
En la Tercera Bienal Ortíz Guardián obtuviste el Segundo Premio. ¿Qué obra presentaste para el concurso?
Se llama GloBANANAlización. Es un homenaje a Carlos Giulani, el joven de 20 años que mataron los carabineros en las protestas antiglobalización en Italia.La globalización siempre me ha atraído, es como una jerga que se usa pero no se entiende, para mí la globalización es un eufemismo para decir norteamericanización. Lo que transmite mi pieza es lo que le va a pasar a los pueblos pequeños: el muñequito pequeño a punto de ser aplastado por la globalización, representada por una bola grande.