Arquímedes
González
arquimedes.gonzalez@laprensa.com.ni
Luis Morales Alonso, ganador de la III Bienal de Artes
Visuales Nicaragüenses, llegó a la entrevista expulsando el reflejo
del calor que afuera inunda con vapores la calle sedienta.
En el cuarto peldaño de la escalera izquierda del primer piso del
Teatro Nacional, dos hombres conversan, uno, el escucha; y el otro, el
timonel, despacha palabras invisibles, pero cargadas de tanto peso y
razón que podrían hacer añicos cualquier vidrio antibalas.
¿Qué son las artes visuales?
“Es algo que ha venido cambiando de concepción. La pintura y la
escultura fueron acuñadas hace siglos y se llamó así a las obras hasta
el siglo XIX. Inclusive, el dibujo no era considerado arte, pero con
la llegada de la fotografía y el cine, el grabado y el dibujo
sacudieron todos los conceptos de artes plásticas.
Luego, vinieron movimientos como los impresionistas que trasfiguraron
las realidades, los vanguardistas con Picasso, los surrealistas y los
cubistas que descodificaron el concepto y lo transformaron en artes
plásticas”.
¿Cómo llegó esto a Nicaragua?
“Aquí todo llega tarde. En los años cincuenta tenías a Rodrigo Peñalba
con una pintura que no se relacionaba con el movimiento en el
exterior. Pero él tuvo tanto impacto que surgió la Escuela de Bellas
Artes. Por otro lado, tenés a Alejandro Aróstegui que trae la semilla
de Europa, pero es un movimiento que ya ha tenido varios años de
experimentación”.
¿Qué significó para los artistas nacionales?
“Aquí no hablamos de rompimiento, sino de continuación. Trabajamos en
el arte objetal: Raúl Quintanilla, Patricia Belli y otros metidos en
esa corriente que cambia, crece y se desarrolla rápidamente”.
¿Se consideran artistas comerciales?
“Nosotros no vivimos del arte. Las personas que logramos obtener
premios en esta ocasión, venimos trabajando hace 20 años por lo menos
en estos temas que nos apasionan. Raúl Quintanilla no es comercial,
pero su obra tiene prestigio internacional, aunque la verdad, no
logramos mantenernos de nuestras obras.
Nosotros rompimos con el concepto de galerías, nuestras obras no son
objetos de comercio, pero pueden tener mucha competencia y prestigio
internacional”.
¿Qué artistas nacionales han influenciado tu
obra?
“Debo reconocer a tres como puntos guías. Leoncio Sáenz, con el tema
indigenista que no cayó en lo folclórico; Alejandro Aróstegui, con su
filosofía de la basura, los desechos y el metal y; Leonel Vanegas, un
pintor matérico, fuerte que interpretan a Nicaragua con altura”.
¿Y en el ámbito internacional?
“Definitivamente al mexicano Francisco Toledo, que revaloriza lo
indigenista con lo mitológico en obras sin grandes pretensiones con
arena, barro y papel”.
¿Y después del premio qué harás?
“Debo participar en la Bienal Centroamericana que se realizará en
Nicaragua. Definitivamente será con otra obra en la que aún no he
pensado, porque debo esperar las bases del concurso, pero en realidad
seguiré con el tema del homenaje a la memoria”.
¿Qué pensás del arte en Nicaragua?
“En los últimos años con los movimientos y cambios políticos, el que
gana, viene a anular lo anterior. Creo que existe un egoísmo y una
falta de visión del país como nación porque evidentemente los
gobiernos son transitorios y la cultura siempre está presente. Han
puesto en crisis todo. El contraste de la opulencia y la miseria es
insoportable, como igual es la prostituida sociedad política que
tenemos”.