Título: Ion Series
Autor: Sunhawk
Traducido por: Laie Himura de Fanel y Darla_La mosca Tete
Categoría: Angst, romance, angst, acción, angst y para terminar angst ^_^
Rating: PG
Parejas: Heero+Duo (1x2), Trowa+Quatre(3x4)
Comentarios: Le estoy muy agradecida a Laie por permitirme ser parte de la traducción, que no fue fácil y espero que sea de nivel aceptable para hacerle justicia a este maravilloso fic. La personalidad que Duo tiene a lo largo de este fic, es una que he admirado desde el principio, porque no es tu usual Duo... el Duo de Sunhawk tiene sentimientos que otros autores nunca antes le habían dado, al menos no lo habían mostrado a tal nivel de probarte cuanto le importa en verdad lo que pasa a su alrededor más allá de ser un piloto de Gundam.



* SUPOSICIONES *



"... I've dreamt of being accepted in spite of what I am
But I can't be ashamed and let my dead take the blame
I won't despise what I've been and now become
Because the past is all I have that's not undone"

Assumptions - Lethanon


Me permito solo quince minutos en la ducha. Es una norma fija, auto impuesta en mis días con los Sweepers. Quince minutos y solo agua tibia. Cuando te paseas con el pelo por debajo del trasero, la gente tiende a resentirse de cada segundo que pasas en la ducha. Se les mete en la cabeza que debes tardar una eternidad en lavarte el pelo y de repente cada minuto que pasas en el baño parece multiplicarse en sus cabezas. Y sí, eso implica que tengo que darme mucha prisa. Es solo uno de esos estereotipos con los que he tenido que convivir durante años.

Supongo que es por eso que me saca de quicio tan fácilmente; nada me saca más de quicio que poder predecir la estupidez.

Quizá es eso por lo que no recuerdo cariñosamente el primer día en que los cinco compartimos refugio. Me lanzaron media docena de esas condenadas acusaciones en pocos días.

Soy huérfano. Crecí en las calles y por alguna extraña razón la gente asume que por eso me comería cualquier cosa que no estuviera clavada. Nada más lejos de la verdad. Estoy acostumbrado al hambre de una manera que sólo consigues alimentándote de aire. Seguro, tengo hambre como todo el mundo, pero mi definición de hambre comparada con la de la mayoría son dos cosas completamente diferentes. La comida no es nada más que nutrientes. Mi cuerpo los necesita. No me importa nada más que eso; no soy demasiado exigente con lo que como. Cuando era niño aprendí a cazar, matar, pelar y cocinar ratas. Quieres discutir la diferencia entre vértebras y costillas? No podría importarme menos.

Mis dos grandes fans en la casa eran también predecibles. Heero y Wufei. Wufei decidió convertirse en el obsesionado por mi uso del agua caliente y Heero se conformó en atormentarme con mis hábitos alimenticios. Los dos estaban reaccionando al hecho de que no se preocupaban por mi personalmente. Lo sabía, y pensaba que entendiéndoles lo haría más fácil pero de alguna manera lo hizo peor.

Al final del segundo día estaba a punto de estallar. Otra cosa que deberías saber sobre mi; tengo un toque de complejo de mártir. Soy consciente de eso, pero cuando estoy en la agonía de un concurso para sacarme de quicio, simplemente me importa una mierda. Soy perfectamente capaz de escupirme en la cara para no quejarme.

Por la mañana del tercer día, me desperté en modo "jódete" total. Enfermo de ser tratado como un extraño, de ser acusado de estupideces que, sencillamente no eran verdad.

Me levanté temprano. Antigua costumbre callejera; tenías que estar en movimiento antes de que los mercados abrieran en la calle si querías desayunar. Rogando o robando, el mejor momento era por la mañana cuando la gente se dirigía al trabajo, antes de que el día se estropeara, cuando aún se sentían bien.

Así que en la mañana del tercer día, madrugué, cogí una toalla del baño y bajé al pequeño río donde llevé a cabo mi acto "jódete" número uno.

Me desnudé y me adentré con dificultad al agua helada, me bañé y lavé rudamente mi cabello con puñados de arena limpia del fondo. Pensé que mis pelotas iban a entrarse dentro de mi cuerpo y no bajar más, pero cuando hube terminado estaba tan limpio como podría haberlo estado en una agradable ducha de agua caliente. Jódete, Wufei. Nunca toqué tu preciosa provisión de agua caliente.

Entonces fui hurgando en el bosque para encontrar desayuno. Encontré algunas nueces y pasé la siguiente media hora sentado en el sol dejando que se secara un poco mi pelo mientras las rompía con una piedra y sacaba el fruto. Jódete, Heero. Nunca toqué tu preciosa provisión de comida.

Otra cosa que la gente asume es que soy perezoso. Deriva de mi actitud comodona, supongo. Otra vez, sin basarse en ninguna verdad; aprendes a hacer tu parte cuando vives en un grupo y el grupo no te mantiene por mucho. Así que después de comer, trencé mi aún húmedo cabello y fui a la casa para buscar tareas que tuvieran que hacerse. Los platos de las cenas anteriores aún estaban en el escurridor, así que los dejé en su sitio. Había suficientes cosas en la cesta de la ropa sucia como para unas cuantas tandas, así que empecé una.

Ahora una cosa que sí es verdad; odio el frío. Y también es una cosa que deriva de mi niñez. Tener frío me hace recordar esos días en los que tenía que acurrucarme con los otros niños en cualquier agujero que pudiéramos encontrar. Morir congelado es, quizá, no la peor manera de irse... pero ver a alguien haciéndolo deja una impresión duradera en una mente joven.

Esta casa tenía una gran chimenea, y teníamos un fuego encendido casi todas las tardes. Estirarme delante hasta que me sentía como una tostada era uno de los pocos lujos que me había permitido en este sitio con todos los chicos. No parecía molestarles; creo que también disfrutaban de la calidez del fuego; aunque no iban a admitirlo. Pero me aseguré de que nadie tuviera que cortar o traer leña nunca más.

Era tarde y no pensaba que nadie más estuviera en la cama, así que eso es lo siguiente que hice; marché para buscar más madera para poder llenar la chimenea.

Mientras trabajaba, fui consciente del resto de la casa despertándose. Trowa estaba en la cocina, y en uno de mis viajes con los brazos llenos de troncos, me di cuenta del olor de huevos fritos.

Trowa es un buen chico, un poco silencioso. Pasé por la cocina para poner la ropa recién lavada en la secadora y empezar la segunda tanda y me saludó con un suave ‘Buenos días’.

Le sonreí mientras pasaba, ‘ Buenas, Trowa’. Miré la mesa y me di cuenta que aún no estaba lista para el desayuno, ‘No te molestes en prepararme un sitio, ya comí’.

Frunció ligeramente el ceño, pareciendo confundido pero pasé sin más comentarios. Lavadora preparada, regresé de nuevo al bloque para cortar leña.

Me sonreí irónicamente; tendría que haber cortado la condenada madera _antes_ de bañarme. Estaba arruinando todo mi esfuerzo.

Cortar madera era algo que no sabía hacer antes de este refugio, y me avergüenzo de tener que confesar que casi me corté el pié en mi primer intento. No es tan condenadamente fácil como parece. Tres días en mi nueva faceta y aún requiere toda mi atención asegurarme de que el hacha está cortando madera y no partes de mi cuerpo. Así que me irrité un poco cuando Wufei salió hecho una fiera por la puerta trasera, parándome a medio movimiento.

‘Maxwell!’ Gritó y dijo más, pero me resbaló el comentario mientras casi perdía el control de la condenada hacha.

‘Que!?’ Grité de vuelta cuando tuve la cuchilla bajo control y estuve seguro de que mi rodilla seguía intacta.

‘No hay agua caliente…_otra vez_ !’ Anunció, su cabello suelto y goteando lo que debía ser agua fría por todas partes, ‘Ese maldito cabello tuyo…’

Le interrumpí, ‘hoy no me he duchado’. Gruñí y me giré para empezar a recoger madera, ‘La lavadora está en marcha. Apágala’.

Pude sentirle mirándome durante un rato, pero le ignoré y cuando me giré para entrar la madera en la casa, ya no estaba. Jódete, Wufei.

La chimenea estaba suficientemente llena, así que decidí parar de cortar madera mientras aún estaba limpio y fui a sacar la ropa de la secadora.

Los demás estaban sentados alrededor de la mesa para desayunar y recibí una sonrisa de Quatre y una mirada de odio de Heero al entrar en la habitación.

‘Buenos días, Duo.’ Quatre me sonrió mientras me paraba para lavarme las manos antes de tratar con la ropa limpia.

‘Buenas, Quat.’ . Le sonreí y se sonrojó. Él es el único con el que me siento lo suficientemente libre como para ponerle sobrenombres. Creo que le gusta pero por alguna razón parece avergonzarle.

Pensaba que podía escaparme a la lavandería sin nada más que eso pero el ceño de Heero estaba cada vez más fruncido y me paró antes de que pudiera marcharme.

‘Las provisiones están limitadas, no podemos permitir que nadie…’

Me separé de la pica para mirarle cara a cara. Sus miradas de odio son… el calor personificado. Las mías son el alma del hielo. Se paró en media frase.

‘No toqué tus cuidadosamente contadas y guardadas provisiones.’ Gruñí.

Sostuvo mi fría mirada pero no abandonó, ‘Trowa dice que ya has comido.’ Dijo acusándome.

Me enfureció; pensar en ellos hablando tras mis espaldas como si no fuera parte de su pequeño grupo, ‘Sé cuidar de mi mismo. No me acerqué a tus preciosas provisiones.’

Nos miramos un rato más y cuando no tenía nada más que decir, me giré y fui a terminar la lavadora. Jódete, Heero.

Llegué a la secadora justo antes de que terminara y pude colgar las camisas de vestir de Quatre antes de que se arrugaran. Resistí la tentación de dejar la ropa de Heero y Wufei en la secadora. Pero me las arreglé para obligarme a colgar las camisas verde y negra con el mismo esmero que con las de Trowa y Quatre.

La rabia hervía en mi estómago y decidí sin pensarlo dos veces que no tocaría su maldita comida; no me importaba morirme de hambre. Sip, escupiéndome en toda la cara...

Puse mi límite en quitar la ropa, y lo embutí todo en una cesta de lavandería que dejé en la mesa de la cocina. Déjales que vengan a coger sus condenadas cosas.

Miré y alguien había lavado los platos del desayuno, así que fui a buscar a Quatre. Era mi turno de ir a comprar provisiones.

Les escuché en la sala y fue el bajo tono de sus voces el que me hizo dudar en lugar de entrar directamente.

‘…nueces? Porque demonios iría a los bosques a por comida cuando tenemos…’ Estaba diciendo Wufei pero Quatre le interrumpió. Alguien debía de haberse dado cuenta del montón de cáscaras rotas.

‘Por la manera en que le tratáis por cada detalle. Cuál es vuestro problema? Duo no sólo se preocupa de si mismo…’

‘Es poco profesional.’ Escuché gruñir a Heero, ‘Es indisciplinado y ignora las órdenes.’

‘Él…’ Quatre dudó, ‘Tiene su propio estilo. Pero eso no os da el derecho a ser rudos.’

‘Él mismo admite ser un ladrón.’ Dijo Wufei, y pude escuchar el desdén en su voz.

‘Oh, eso es _mucho_ peor que ser un asesino a sangre fría.’ Escuché decir a Trowa y tuve que sonreir. El chico era silencioso, pero eso no significaba que su lengua no fuera afilada cuando decidía usarla.

Creo que ya había escuchado suficiente como para tener una idea de lo que estaba pasando. Entré en la habitación; sonrisa característica estampada en mi cara y ignoré a todo el mundo menos a Quatre.

‘Con que estabas aquí, Quat!’ Saludé, ‘La ropa limpia está en la mesa. Tienes las llaves del coche? Voy a ir a por provisiones.’

Se puso de pié y pescó las llaves de su bolsillo y detecté ceños fruncidos viniendo de como mínimo dos de las otras caras de la habitación. Estaba haciendo eso de la estupidez anticipada de nuevo y pude sentir como me empezaba a enfadar.

‘Sip. Estaba pensando en comprar unas dieciséis cajas de helado y galletas. Que sabor os gusta más?’

La boca de Wufei se abrió y luego se volvió a cerrar. Figuraba que sería él quien se cayera por _eso_.

Pude ver a Heero de reojo, a punto de hablar y disparé, ‘Y quien fue el ultimo en tener la camiseta de ‘Hola! Soy un piloto de Gundams!’… no la puedo encontrar.’

Gruñó y me lanzó una mirada llena de odio, ‘Baka.’ Hizo una mueca y sonreí; dos por dos. Estaba de racha.

Me giré para marchar y dije animadamente por encima de mi espalda, ‘Intentaré regresar antes de que acabe la semana!’

Eso sería más que suficiente. Paré en la cocina y hice un inventario rápido de lo que teníamos y lo que necesitábamos y cogí el dinero extra que había en un jarrón en el marco de la ventana.

Quizá no era tan mala idea. Me haría bien alejarme de aquí durante un rato.

Estaba maldiciendo la suerte que me había puesto en esta situación y empezaba a desear desesperadamente que me dieran una misión sólo para marcharme. Normalmente no tengo problemas relacionándome con la gente. Creo que soy un chico animado; generalmente puedo relajar a la gente lo suficiente como para encajar con ella.

De alguna manera, no importaba lo que hacía con este grupo de chicos yo sólo parecía irritarles. Ahora imparcialmente; no parecía que a Trowa y Quatre les importara mucho, al menos eran educados. Parecía que me había ganado un poco del respeto de Trowa y creo que Quatre disfrutaba un poco de mi compañía. Eran los otros dos; los hermanos Grimm. No importaba lo que hiciera; les distraía. Con Wufei... al principio, había sido casi divertido y tengo que reconocer que pasaba un poco de tiempo haciéndole enfadar porque era muy fácil. Pero Heero... ese me tenía. Había algo en él... algo detrás de esos increíbles ojos azul oscuro. Si, dejad las estúpidas risitas; me enamoré del capullo la primera vez que le miré a los ojos. Dejadme en paz; soy muy consciente de que era una cosa ridícula, pero donde mi corazón decide quedarse es algo que nunca he sido capaz de controlar.

Así que cada uno de esos ‘bakas’ cortaba como un maldito cuchillo.

Hay aproximadamente ocho millas de carretera hasta la ciudad. Si tuvieras que andar por un lado de la montaña, imagino que sería un poco más de dos millas. El coche es un viejo luchador, uno feo, soso, verde claro pero corre bien. Me había entretenido un poco con él cuando habíamos llegado así que por lo menos ya no quemaba aceite. Parece el tipo de coche con el que esperas que un chico normal vaya a la ciudad.

La carretera para bajar de la montaña es una asquerosa cosa serpenteante, con vientos muy fuertes antes de llegar a la pequeña ciudad de debajo; Foxdell, creo que se llama. Hay un sitio a unas dos millas del refugio donde puedes aparcar sin estar en peligro de ser pisoteado por algo de la carretera. Tampoco es que algo tuviera razones para subir por este camino.

Me salí de la carretera y aparqué, salí del coche y me senté en el capote durante un rato. No bajaría entre los civiles tan herido como estaba. Me senté y escuché los pájaros durante unos minutos, algo que nunca había escuchado antes de bajar a la Tierra y traté de vaciar mi mente. Esto no iba a durar para siempre, había sido un operativo solitario antes de venir a la Tierra y eso del "grupo" iba a terminar tarde o temprano y yo volvería a ser un operativo solitario otra vez. De alguna manera, no me hacía sentir nada mejor. Creo que mi problema era que, en mi cabeza, visualizaba lo que _esto_ podía llegar a ser. Éramos cinco de los individuales más únicos de todo el maldito sistema solar. Debíamos tener más en común entre nosotros que con otro ser viviente. Podría haber sido agradable hablar con esos chicos, tener un verdadero compañerismo en el que nos vigiláramos las espaldas. Resoplé suavemente; aparentemente no por _este_ camino.

‘Sólo deja de sentir, Maxwell.’ Me dije a mi mismo y bajé. No me estaba haciendo ningún bien; estaba tan tenso que me sentía ligeramente nauseabundo. No tenía que dejar que se pusieran bajo mi piel. Y tenía que admitir que la fecha no estaba ayudándome mucho. Simplemente no quería pensar en eso ahora. Volví al coche y finalicé mi viaje.

Foxdell no es algo sobre lo que tienes que escribir a mamá; hay una tienda de cosas generales, un pequeño hostal que no parecía haber visto un invitado en meses, una estación de gas, un pequeño bar restaurante, y quizá una docena de casas. Creo que había en esta área eso de "temporada alta" pero no habíamos coincidido; demasiado tarde en el año.

El coche estaba un poco bajo en gas, algo que va en contra de mi naturaleza ‘estate listo para cualquier cosa’, así que me dirigí a la estación primero.

Tuve que sonreír; el surtidor era tan viejo que ni tenia panel digital. Miré como el chaval con el nombre ‘Bill’ cosido en su bolsillo vino paseando des del interior de la estación y me pregunté si esa gente sabía que estábamos en guerra.

‘Buenas!’ Le dije animadamente a Bill.

‘Que puedo "haser" por ti?’ Me sonrió de vuelta y la conversación absolutamente banal fue más que un bienvenido alivio.

‘Llénala.’ Le dije y abrí el capote para comprobar el aceite, aunque ya lo había hecho unos días atrás.

Rodeó el coche y bajó la manguera, poniendo la boca de ésta en el depósito y apretando la palanca antes de venir a mirar debajo del capote conmigo. Me di cuenta de que el surtidor no había estado cerrado. Sacudí mi cabeza; hay que ver con las pequeñas ciudades.

‘Tienes un trapo?’ Le pregunté amistosamente y el sacó uno de su bolsillo trasero y me lo dio mientras se inclinaba para echar un vistazo a ‘mi’ máquina.

‘Gracias!’ Dije con entusiasmo y procedí a comprobar mi aceite, sonriendo felizmente al ver que estaba bien, ‘Maldita sea! Creo que finalmente tengo esa fuga arreglada!’

Se reincorporó rápidamente, ‘Tienes problemas de aceite?’

‘Tenía.’ Le dije mientras ponía el medidor de aceite en su sitio, ‘La mierda esa duró casi una semana.’

‘En serio?’ Levantó una ceja.

‘No miento.’ Confirmé y le devolví el trapo, ‘Tardé una eternidad en encontrarla; tenía una grieta en el carter.’

Hizo ese pequeño sonido que haces cuando estás siendo comprensivo.

Se limpió la mano en los pantalones y la tendió, ‘Soy Bill.’ Me informó.

‘Hola!’ Le sonreí y encajé la mano tendida, ‘Soy Max.’

Dios; porque no podía ser así de fácil con estoicos, engreídos pilotos de Gundam?

Bajé el capote y nos apoyamos contra él mientras hablábamos un rato sobre máquinas. Entonces me preguntó las típicas preguntas; que estaba haciendo por allí? Iba a estar mucho tiempo? El tipo de preguntas que la gente sólo hace en conversaciones casi-formales. El tipo de preguntas que hacen que Heero empiece a buscar un sitio donde esconder los cuerpos.

Así que le expliqué sobre el viaje de acampada en el que iba con unos ‘amigos’ y que seguramente estaríamos por allí un par de días a menos que el tiempo se estropeara o que nos aburriéramos.

Me explicó donde podíamos ir para pescar y le pregunté qué estaba bien comer en el restaurante.

Al marchar, me abría pedido que fuera con él a casa si le hubiera dicho que no tenía ningún sitio al que ir.

Porque no podía ser así de simple con Heero y Wufei?

Cuando llegué a la tienda, primero me pareció desierta pero cuando entré y la pequeña campana que había encima de la puerta sonó, una voz de chica dijo des de la parte trasera de la tienda.

‘Eres tú, Bill?’

Tuve que volver a sonreír; pequeñas ciudades.

‘Uhmmm...no’ Respondí, ‘Lo siento.’

La voz de un completo desconocido fue más que suficiente para llevar a la chica joven fuera de la parte trasera de la tienda, secándose las manos en una toalla.

Era más bajita que yo, vestía uno de esos vestidos de algodón que yo suelo llamar ‘vestidos de abuela’ encima de un jersey de cuello alto, las mangas del cual estaban arremangadas hasta los codos. Seguramente tenía mi edad, pero me parecía una niña. Sonrió con placer cuando me vio, inclinando la cabeza a un lado para mirarme mejor y tuvo que apartar su muy corto cabello marrón de sus ojos.

‘Nop.’ Me confirmó, ‘No eres Bill.’

Le sonreí de vuelta, ‘La última vez que lo comprobé no lo era.’

Rió y su nariz se arrugó recordándome un perrito. Dios; parecía tan condenadamente joven.

‘Nuevo o sólo de paso?’ Preguntó, acabando con la toalla y poniéndola encima de su espalda.

‘Sólo un turista.’ Le dije y finalmente me giré para encontrar una de esas cestas.

‘Que pena.’ Dijo, y me giré para encontrarla sonriéndome abiertamente.

Vale; quizás no tan joven.

‘Soy Paige.’ Ella ignoró mi momento de sorprendente revelación.

‘Max’ Dije.

Me miró unos segundos más y entonces movió sus dedos enseñando la tienda en general, ‘Adelante, compra.’ Me dijo, ‘Grítame cuando acabes; estaré en la parte de atrás.’

Se marchó y me dejó solo para pasearme entre los estantes. Tuve que sacudir mi cabeza; este era el más extraño sitio pequeño. Tuve que resistir la necesidad de preguntarle si alguna vez había escuchado hablar de una cosa llamada "Gundam".

Seleccioné cuidadosamente entre lo mostrado en los estantes, tratando de imaginar cada cosa pasando la inspección de Heero. Nada que pudiera estropearse rápidamente; cosas secas, comida enlatada. Vigilando el precio de la comida. Nunca entenderé porque no se conforman con las raciones militares y terminan con esta estupidez.

Elegí harina y granos de trigo, arroz y avena. Algunos huevos sólo porque había supuesto al ver a Trowa que los usaba en un montón de los platos que cocinaba. Sal porque me había dado cuenta de que casi no teníamos.

Fui cauteloso con el precio, cogiendo cosas y comparando volumen, haciendo los cálculos para ver si tenía más con cada dólar. Este era otro de los mitos Duo Maxwell que me ponía de los nervios; porque demonios piensan que alguien que ha crecido sin comida durante días, sería frívolo con el dinero? Dame un descanso; si había alguien en nuestro grupo que seguramente pagaría más por la comida ese sería Quatre. Estaría dispuesto a apostar que hasta que no empezó la guerra, nunca había visto el interior de un supermercado. Para eso tiene la gente como los Winner a los sirvientes.

Cuando tuve mis elecciones en el mostrador, volvía a estar enfadado otra vez y tuve que suspirar ante mis propios pensamientos. Tendría que haber sabido que estaría así justamente hoy de entre todos los días.

Hubo un golpe fuerte en la otra sala y me agaché sin pensarlo dos veces.

‘Maldita pieza de basura!’ escuché a Paige gruñir y me levanté para ir andando a la parte de atrás de la tienda; curioso.

Llegué en el momento justo.

"¡Alto!" Grité y creo que la asusté por completo, pero ella se detuvo justo antes de que ella pusiera la llave en un mal lugar.

Caminé a través del abarrotado almacén y desconecté de la pared el cable eléctrico, "¿Qué nadie te dijo que siempre debes desenchufar los aparatos antes de desarmarlos?" exclamé.

Sus ojos se abrieron de par en par y me sorprendí un poco de ver que ella entendía estuvo a punto de hacer, "HayDiosMío!" dijo ella, "Se me olvidó que lo había conectado de vuelta para probarlo!"

Ella se sentó en el piso en una posición inapropiada para una señorita y levantó la vista hacia mi.

"Dios mío; acabas de salvar mi vida."

Quise reírme; la última joven cuya vida había salvado me gritó por haberme tomado la molestia.

"¿Qué," le pregunté, intentando cambiar de tema, "tratabas de hacer?"

Ella levantó su labio inferior y sopló hacia arriba quitando el cabello de sus ojos, "trataba de hacer que este pedazo de... de basura funcionara antes de que perdamos trescientos dólares en alimento congelado."

Volteé a analizar el equipo en cuestión, no parecía ser muy complicado, "¿Te molestaría si le echo un vistazo?"

"Si es que sabes algo de unidades de refrigeración," me respondió, extendiendo la llave hacia mi, "adelante."

Tomé el enorme congelador y lo empujé hacia atrás antes de tomar la llave.

Ella hizo mueca al verme, "Oh claro... adelante; haz trampa."

Le devolví una sonrisa y me puse a trabajar, "Nada como un poco de fuerza bruta."

Ella se rió, "Me gustan los brutos."

Levanté mi cabeza para verla y no sabría decir si ella estaba coqueteando o solo bromeando o qué rayos. Me sonrojé y creo que ella no paró de reírse por un rato.

"Ten cuidado." Traté de amenazarla, "podría ser un asesino que anda con un hacha."

Por su cara desfilaron una serie de expresiones raras hasta que me reí y ella también se rió un poco más.

"¿Tienes una linterna?" le pregunté y ella se levantó del suelo para ir por una.

Me tomó más de media hora y ella se sentó en una caja y continuó hablándome mientras trabajaba. Ella era muy lista detrás de ese exterior risueño e incluso se rió de algunas de mis chistes. Me di cuenta que estaba disfrutando esto. Solo por tener una conversación agradable, sin nadie que me gritara por algo que ni siquiera había hecho.

Descubrimos que nos gustaba algo de la misma música, aunque ella no tenía ni idea de que era un hammered dulcimer y yo nunca había oído hablar de Emerson, Lake y Palmer. Ella trabajaba aquí en el almacén de su tío hasta que la escuela comenzara de nuevo, iría a la universidad en un par de semanas. Iba a estudiar artes, aunque su padre insistía que ella llevara dos carreras para que así pudiera conseguir un 'verdadero' trabajo cuando terminara la escuela.

Mi personaje 'Max' viene con un pasado bastante completo y expliqué que estaba en una excursión con algunos de mis compañeros antes de volver a la rutina de la escuela. Le conté que estabamos ahorrando dinero y el próximo verano iríamos a Europa y viajaríamos a través de Gran Bretaña.

Ella preguntó por mi cabello y le conté mi chiste de la estrella de rock.

Yo le pregunté por el vestido de abuelita y ella me contó su chiste del lavadero.

Después volví a conectar el congelador y lo encendí y fui recompensado con el sonido del compresor que empezaba a funcionar.

Ella chilló y prácticamente saltó de la caja y me abrazó.

"Paige." Dije tratando de quitármela de encima, "No es gran cosa."

Ella retrocedió a la primera muestra de incomodidad y decidí que solo se trataba de una de esas personas que te abrazaban por cualquier razón.

"¿Estás bromeando?" Exclamó ella, "Acabas de ahorrarnos más de trescientos dólares en mercancía! Sin mencionar el costo de reparación!"

Sonreí entonces, "No tenía nada mejor que hacer."

Aunque eso me hizo pensar y darme cuenta de que ya era hora de volver a la casa antes de que los demás pensaran que había sido capturado y vinieran a matarme para evitar que hable.

Ella pareció darse cuenta también de cuánto tiempo había pasado y rápidamente me llevó de vuelta frente al mostrador para cobrar mis cosas, "¡Lo siento mucho!" y después observó más detenidamente los artículos que estaba ahí y alzó una ceja, "Yuck; ¿esto es lo que están comiendo?"

Me reí, "Bueno... es que ningunos de nosotros es lo que podría llamarse chef gourmet."

"¡Eso es!" exclamó ella y repentinamente tomó mi brazo para llevarme de nuevo a la parte trasera, "¡Tengo que darte algo para pagarte lo que hiciste!"

pasé por un momento surreal y aterrador, antes de que ella me soltara el brazo para abrir el congelador que acababa de reparar.

"Todo el esto habría echado a perder si no lo hubieras reparado; al tipo que hace la reparación le toma dos días en llegar aquí. Toma lo que quieras."

Ella me observaba expectante y abrí mi boca para protestar y después la cerré. No era una mala idea; quizá si llevaba algo especial para la cena de esta noche ayudaría a calmar las cosas con los demás. Miré dentro del compartimento y después a Paige.

"¿Estás segura?" le pregunté y recibí su asentimiento como respuesta.

Miré adentro otra vez. Pensé en cada uno de ellos y seleccioné algunas cosas cuidadosamente.

"¿Eso es todo?" preguntó ella, sorprendida y tuve que reír.

"Bueno..." vacilé, "estaba pensando que algunas verduras frescas irían bien con esto."

Ella las trajo del almacén; la más fresca de la tienda.

Volvimos al mostrador y entonces se me ocurrió, tomé una botella de soda del refrigerador. Una pequeña indulgencia, maldición; había sido un día largo.

Ella marcó las cosas y cuando le dije que marcara la soda por separado, ella solo sonrió y guiñó y la puso en la bolsa.

Entonces suspiré e intenté oponerme, pero ella solo sacudió una mano frente a mí, "Como lo veo; todavía te debo como doscientos y setenta dólares."

Ella me ayudó a llevar las bolsas afuera hasta el coche y nos despedimos frente al cofre.

Manejé de vuelta a casa sintiéndome un poco mejor; pensando que lo había hecho muy bien con las provisiones y había logrado anotar como hacer una buena comida gratis. Todo lo que había tomado fue un poco de mi excesivo tiempo libre y el uso de una poca de mi capacidad mecánica. No era tan tarde; estaría de vuelta varias horas antes de que Trowa comenzara a preparar la cena. Quizás la comida serviría para calmar las cosas un poco; quizás incluso podría pasar la tarde con un poco de compañía agradable. Podría sumergirme tanto que me olvidaría de que recordar que día era hoy.

Me estacioné en el patio de muy buen humor, cantando suavemente y llevé adentro la primera parte de las provisiones. Me cercioré de llevar los alimentos perecederos primero. Vi a Heero en las escaleras mientras que entraba por la puerta delantera; él ya estaba lanzándome su mirada de odio. Me aposté a mi mismo por las primeras palabras que saldrían de su boca, y en seguida, él dijo, "¿Por qué tardaste tanto?"

"Me encontré con unos viejos amigos y nos fuimos a un club." Le respondí quise poder patearme a mi mismo. Este era el ciclo vicioso en el que él y yo vivíamos. Podía predecir la mayoría de las pocas palabras que él se dignaba a dirigirme y eso me volvía loco. El poder decir lo qué él diría antes de que lo dijera hacía que me pusiera a la defensiva y mi gran boca tomara el control. Lo que, aparentemente, lo volvía loco y acaba guardándome aun más rencor.

Suspiré, mi buen humor acababa de desinflarse, y seguí caminando hacia la cocina. Quatre estaba allí con Trowa y traté de olvidarme de Heero.

Quatre tomó la bolsa de mis manos y comenzó a sacar su contenido, yo me di la vuelta para ir por el resto de las provisiones. Detrás de mí, hubo un ruido extraño y vi a Wufei justamente entrando por la puerta trasera.

"¡Maxwell!" gritó, "¡Idiota! Ninguna de estas cosas se pueden conservar!"

Abrí mi boca para defenderme, viendo a Heero llegar a la puerta de la cocina y repentinamente noté los cuatro pares de ojos sobre mí. Los últimos vestigios de mi buen humor desaparecieron. ¿Qué rayos había estado pensando; una tarde decente con este grupo de idiotas? Todos ellos me odiaban; no tenía caso intentarlo.

No hablé, solo los miré a los ojos, uno por uno y volví a caminar hacia el carro. Tomé el resto de las bolsas y los llevé hasta la cocina, dejándolos en la mesa.

Todos seguían allí, sacando los filetes y la verdura de la primera bolsa con expresiones horrorizadas. Wufei estaba hablando, pero ni siquiera lo escuché. Estaba tan enojado que me encontraba a centímetros de distancia de una completa visión del túnel, en modo de batalla. Mi voz, cuando abrí mi boca, sonaba fría incluso para mí.

"Éstas son las provisiones. Aquí está el recibo. Aquí está el cambio. Aquí están las llaves del carro." Puse cada artículo sobre la mesa conforme los iba mencionando. Puse la cena en una pila separada, tomando mi botella de soda por último, "La vendedora de la tienda me dio esto por arreglar su congelador. Es para la cena de esta noche. Disfrútenlo." En mi imaginación, la temperatura bajó tan drásticamente que las ventanas se congelaron.

Me di vuelta en silencio y caminé fuera de la casa. Ni siquiera cerré de golpe la maldita puerta. Ojalá que se atraganten con ella.

Uno realmente, realmente, realmente pensaría que una persona que mata gente para ganarse la vida, que se llama a si mismo Dios de la Muerte en batalla, que ha perdido cada ser viviente que ha significado algo para él... no sería tan fácil de lastimar.

Atravesé el patio, levantando la vista hacia el sol para tomar valor antes de entrar a los árboles y dirigirme de vuelta a la ciudad. Olvídenlo; con Bill y Paige eran mucho más fácil relacionarse. Eran solo dos millas de distancia y el descenso podría servirme para calmar mi cólera. Sabía mejor que siquiera pensar en tomar el único coche por razones personales. Descendí la colina aun embravecido, hasta que me resbalé y caí y casi me rompí la maldita pierna. Me detuve entonces y encontré una roca donde sentarme con mi cabeza en mis manos y mi maldito corazón en mi manga y el dolor. ¿Por qué rayos dejaba que me afectaran tanto?

Porque se suponía que debían ser mis amigos. Porque se suponía que ellos debían ser como yo. Porque había sido bastante estúpido como para entusiasmarme cuando supe de su existencia; pensé que finalmente había encontrado a alguien que podría entender cómo me sentía. Mi dolor. Cual cansado estaba de todo esto. Pensé que ellos estaría tan cansados y solos y sufrían tanto como yo. Había imaginado algo...

Pero me equivoqué; pude que sean cuatro de los mejores y más brillantes... como les hacían promoción. Pero hicieron las mismas estúpidas suposiciones sobre mí que hacían los demás. Puede que sean pilotos de Gundam con toda la inteligencia y habilidad que implica, pero no podían ver a través de mi máscara mejor que cualquier otro lo ha hecho. No podían mirar más allá de lo que había sido para ver en lo que podía convertirme.

Solo se habría reído de mí, "Sintiendo lástima de ti mismo, chico-rata." se habría burlado. Si no hubiera muerto...

Recordé la botella de soda en el bolsillo de mi chaqueta y la saqué. Quitándole la tapa, levanté la botella en señal de saludo al cielo y murmuré, "Por la muerte de las emociones." Y tomé un largo trago.

Eso hizo que me riera de mi propio melodrama y me levanté de la roca sacudiendo mi cabeza y continué mi descenso de la montaña. Pero ya estaba bastante calmado, que pensé que podría lograrlo sin romperme el cuello.

Logré llegar a la ciudad al mismo tiempo que acabé con mi bote soda y me dirigí hacia la gasolinera, al ver a Bill cerca con un carro en el taller.

Tiré la botella vacía al bote de basura más cercano y agité mi mano en señal de saludo cuando el levantó la vista.

"Hey Max!" me saludó y salió a encontrarme, limpiando sus manos en un trapo.

"¿En qué estás trabajando?" le pregunté y dejé él me dirigiera nuevamente dentro del garaje.

Tenía todas las intenciones de matar al resto del día en la ciudad y podía ser que lo haga como vagando alrededor pidiendo a totales extraños que hablen conmigo. Por lo menos Bill y yo ya nos habíamos presentado formalmente.

Resultó que él intentaba sacar el motor fuera del Chevy estacionado ahí y estuvo encantado cuando me ofrecí a ayudar. Es un trabajo mucho más fácil con dos personas.

Así que pasamos las siguientes dos horas luchando con su coche y haciendo coro a la música de rock que estaba tocando en la radio.

Tuve que sonreír por la ridiculez de todo esto; después de poco tiempo, mis brazos y manos estaban cubiertas con una docena de cortadas y mis nudillos estaban pelados, tenía grasa por todas partes y aun así estaba pasando el mejor rato que he tenido en toda la maldita semana arriba en la casa.

Aunque Bill probablemente no pasaría de álgebra avanzada o se convertiría en un científico espacial, él era una persona agradable. Pasamos la tarde hablando de música y deportes, escuelas y coches. Cosas normales. Fue agradable. Cuando finalmente teníamos el bloque de motor colgando en medio del garaje, él dio una palmada en la espalda y tuvimos que reírnos de lo grasientos que estabamos.

"Si quieres," él me dijo disculpándose, "Hay un viejo baño afuera. El dueño anterior vivía en el apartamento cerca del garaje y su esposa no lo dejaba entrar en la casa hasta que estuviera limpio."

Tuve que sonreír, "Oh Dios... agua caliente de verdad?"

Él se rió, "Así es, lo están haciendo del modo tradicional, verdad?"

Me sonrojé un poco, me di cuenta que debió verse como si él acabara de ofrecerme el santo grial y agaché mi cabeza, "Sí... acampando al aire libre y bañándose en el maldito canal."

Él se rió de mí, "No odias las duchas frías."

"Peor que cualquier cosa de este lado de una lobotomía frontal." Le respondí y él me guió detrás sin más problemas.

No era nada más que un cuadrado de cuatro pies; abierta al aire de la tarde, pero me parecía el cielo.

Bill me indicó donde estaba una botella desgastada de champú y una pila de toallas limpias, "No te preocupes por el agua caliente; esta cosa está conectada a un tanque el tamaño de Detroit."

Él volvió a entrar y yo abrí la llave del agua y rápidamente me quité la ropa y caminé debajo del chorro. Dios; esto era dicha. Subí la temperatura hasta que comenzó a salir vapor alrededor de mí y mi piel estaba adquiriendo un tono de rosa claro. Por unos minutos, estuve ahí parado y dejé el agua correr sobre mi, cerrando mis ojos y sonriendo como un maldito lunático a la luz de la tarde que terminaba.

Con un suspiro de lamentación, abrí mis ojos y comencé a trabajar en volver a estar limpio. Destrencé mi pelo y lo lavé rápidamente y después fregué la grasa y el sudor con una barra de jabón que encontré en el plato de jabón. La Señora Oportunidad no llama muy a menudo así que tomé un poquito de ventaja y me permití cinco minutos adicionales. Estaba comenzando a oscurecer para cuando terminé y estar parado afuera y desnudo, incluso si estaba dentro de los límites de una pared de cinco pies de alto, me daba una extraña sensación de que estaba siendo observado. Me sequé y me vestí rápidamente y volví adentro para encontrar a Bill hojeando la revista Hotrod esperando a que volviera. Él me pasó el libro mientras iba a tomar su ducha.

Él volvió no más rápido que yo, pero con la ventaja agregada de que traía ropa limpia.

Ahora que estaba oscureciendo, descubrí que esa sensación de estar parado ese lugar con las puertas abiertas de par en par me hacían sentir que ‘Estoy expuesto’ y le pregunté si la tienda todavía estaba abierta.

Él echó un vistazo a su reloj y fruncido el ceño, "Paige ya debía haber estado aquí ahora; ella se cerró a las seis." observó y una risita familiar vino a nosotros del exterior.

"He estado aquí por diez minutos." Paige rió y entró al garaje.

"¿Entonces qué rayos estabas haciendo?" Bill le preguntó sonriendo confundido.

"Tomando completa ventaja de poder mirar a dos chicos lindos bañándose." Ella contestó suave y no estaba seguro de quien lucía peor de los dos.

"Paige!" Mi compañero mecánico exclamó, su cara tornándose a una púrpura oscura, "¡Ya deja eso!"

Estaba completamente perdido en cuanto a qué clase de relación tenían esos dos. Pero decidí que la coquetería de Paige debía ser bastante inofensiva para que ella hacerla con los dos al mismo tiempo. Además; no era posible que ella hubiera podido ver algo desde el lugar donde había estado estando parada.

"Escucha," le pedí, intentando cambiar el rumbo de la conversación, "Te importaría dejarme entrar a la tienda por un minuto para así poder conseguir algo que comer?"

Su expresión se tornó seria y ella frunció el ceño hacia mí, "¿Qué pasó con la gran cena que tenías planeada?"

Agaché mi cabeza; esperaba que se hubiera olvidado de eso, "Los demás se fueron a pescar..."

"¿Sin ti" instantáneamente ella estaba indignada por mi bienestar.

"Oh, esta bien." La tranquilicé rápidamente, "no me gusta pescar. Ya estaba planeado... es solo que se me había olvidado que era esta noche."

Su cara se tornó comprensiva, "¡Eso apesta!" dijo, "No debería haber planeado nada que el grupo entero no quisiera hacer!"

Tuve que reírme de ella; algún día sería una grandiosa madre sobreprotectora, "Está bien. Es solo que se me había olvidado por completo que día era hoy." Esa mentira irónica casi me hizo temblar.

Su cara se relajó entonces y nos sujetó a ambos por un brazo, "Entonces, ya que no tienes planes, puede acompañarnos a cenar! Habíamos planeado ir al restaurante de Johnson!"

Murmuré, "Uhmmm... Paige..." me sonrojé, calculando rápidamente sobre la poca cantidad de dinero que traía conmigo, "No puedo pagar por..."

Ella se rió, "No seas ridículo; todavía te debo... no se como... unos doscientos..."

Bill interrumpió con una pregunta entonces sobre los doscientos setenta dólares, que hizo que Paige le contara eso de '¡Él me salvó vida!' y antes de que me diera cuenta de que estaba pasando, estaba sentado en medio de los dos frente a una mesa del restaurante comiendo pizza.

Escuchándolos ellos discutir, pude darme cuenta de que su relación era más como hermanos que novios. Habían crecido juntos en esta pequeña ciudad, los únicos chicos de su edad y se vieron forzados a aprender a llevarse bien.

Absorbí sus historias de la infancia y como crecieron con sus familias. Paige tenía un hermano mayor que iba a graduarse de la universidad el próximo año. Bill tenía una hermana más joven que estudiaba la primaria. Disfruté su compañía y nos reímos juntos, compartiendo la pizza y hablando hasta que el Señor Johnson nos informó que era hora de cerrar.

Dejamos el restaurante y Bill se despidió de nosotros, agradeciéndome por ayudarle con el coche antes de dirigirse de nuevo al garaje para cerrarlo y después ir a casa.

Mi camino, aparentemente, coincidía con el de Paige, porque ella me acompañó hasta la salida de la ciudad.

"Gracias por la cena." Le dije y después sonreí, "¡Las dos!"

Ella frunció el ceño, "Lástima que no pudiste disfrutar la primera."

Me reí.

"¿Max?" ella estaba observándome y repentinamente me sentí helado en el fondo de mi.

"¿Dime?" le preguntó y descubrí que realmente no quería escuchar esa pregunta.

Ella se detuvo en medio de la calle y dio la vuelta para verme cara a cara con sus manos en sus caderas, "Bueno eso no sonó muy... entusiasmado."

Me reí , "Lo siento."

"¿Te gustó?" preguntó.

"¿Qué?" exclamé, me había tomado por sorpresa la forma tan repentina más que su pregunta. Era más o menos lo que temía que sería.

Ella inclinó su cabeza a un lado y me miró otra vez, "No vas a estar aquí por mucho tiempo." Ella me informó, "No tengo tiempo para andar por las ramas; ¿Te gusto o no?"

Levanté mi cabeza y me reí solo podía responderle con la misma brusquedad que ella, "Cariño... si fueras hombre estaría sobre ti en un instante."

Esperé por el alboroto. Esperé por la exclamación de sorpresa, pero todo lo que conseguí fue un suspiro, y "Maldición porque es que los más lindos siempre son homosexuales!" ella gruñó y entonces nos reímos juntos.

"Lo siento." le dije sinceramente, "Si me gustas... creo que eres divertida y agradable y honesta. Eso solo, que... "

"Solo... que no así." Ella me dirigió una sonrisa.

"Nop. No así." Confirmé.

Ella hizo esa cosa donde soplaba su cabello fuera de sus ojos, "Diablos."

Continuamos caminando y nuestros caminos se dividieron poco después. Avancé por la curva en el camino antes de vadear en los arbustos y comenzar a escalar el camino de subida a la montaña.

Había luna, gracias a Dios, o probablemente habría tenido que seguir por el camino y andar las ocho millas. Ya como estaba, no iba a ser divertido.

Me abrí paso; cuidadosa y automáticamente en silencio, y casi deseaba poder dar la vuelta y volver a la ciudad. Cada paso que daba hacia la casa parecía convertirse en una carga sobre mis hombros hasta que sentí que debía estar caminando agachado por el peso.

Escuché los sonidos de los arboles y sentí la amarga depresión filtrarse de nuevo dentro de mi. Cuando llevaba medio camino de distancia de la cima de la montaña decidí que tan pronto como esta misión terminara, no volvería a trabajar con ninguno de mis 'camaradas’ otra vez. Shinigami no necesita de ayuda. Había trabajado por mi cuenta todo este tiempo; estaría mucho mejor si volviera a trabajar solo de nuevo.

Me detuve cuando llegué a aquel lugar cerca del río donde me había bañado por la mañana y me senté en la misma roca donde había comido el desayuno. Había una cosa más que debía hacer antes de entrar en la casa.

"¿Finalmente decidiste dejar de ignorarme?" el suspiro del viento trajo hacia mi las palabras de mi fantasma de hace tantos años.

"Sí, Solo... ya debía saber que no me abandonarías esta noche de todas las noches." suspiré; si cerraba los ojos casi podía verlo frente a mí. De pie con su cabello rubio cayendo y moviéndose alrededor de su cara, la omnipresente venda azul manteniéndolo fuera de sus ojos.

"El hombre necesita un poco respecto en el día que murió." Él me sonrió.

"Perdón." murmuré y me resistí al impulso de estirar mis brazos hacia el; sabía que realmente no estaba allí.

Él gruñó y me sonrió, "Te tomó bastante tiempo para venir a charla conmigo."

"He tenido algunos problemas para hacerlo este año." le dije y levanté mi cara hacia la luna.

"¿Estás bien chico-rata?" En mi cabeza, él dio la vuelta y levantó la hacia la luna junto conmigo.

"Yo... voy a estar bien." suspiré y sonreí a pesar de todo "Gracias por preocuparte bastante como para preguntar."

Él solo inclinó su cabeza.

"Así que..." le pregunté suavemente, "¿cuánto tiempo tenemos?"

No me contestó por un minuto y sabía que él estaba... habría estado luchando por decirme, "¿No podemos hablar solamente?" me pidió al fin.

"Puesto que en realidad solo estoy hablando conmigo mismo... no; eso es cosa de... locos."

Él se rió entonces, "No hay respeto. No lo sé... ¿quizá otros cinco minutos?"

"Y uno pensaría que podría ser más exacto en conocer la hora exacta de tu muerte que eso." me burlé.

"Tómalo o déjalo, chico-rata." Él gruñó y tuve que recordarme mantener mis ojos cerrados para no perderlo de vista.

Bajé mi mano para levantar la pierna de mis pantalones arriba y saqué mi cuchillo de la caza.

"En verdad te extraño, Rey-rata." Murmuré.

Sus ojos habrían seguido el cuchillo mientras lo acomodaba en mi regazo y doblaba la manga hacia arriba.

Él gruñó suavemente, "En verdad odio esta parte." me dijo, "¿no podemos saltárnosla, amigo?"

"Nop." Le respondí, "Ha pasado otro año."

"No fue tu culpa maldición." Él dijo y dio la vuelta para alejarse, "Salvaste a los demás... no había nada que pudieras hacer por mi."

Tomé la daga pesada como si se tratara de un lápiz y lo puse sobre la parte posterior de mi brazo, "Te dejé morir, Solo."

"Y ahora tienes que hacerte esa maldita marca... otro año... otra cicatriz." Su voz quebrada.

"No lo olvidaré." Le prometí otra vez, como lo había hecho cada año desde la noche en que murió. Moví el filo sobre mi piel y la corté. Nada grandioso, nada espectacular... apenas lo suficiente para que dejara una cicatriz fina y blanca. Ahora tenía nueve de ellas, todos en línea desde abajo de mi antebrazo. Permanecí dándole la espalda hasta que pude volver a cerrar mis ojos otra vez.

"Ya está." Suspiré, "Ya puedes voltear."

"No lo olvidaste." me dijo y su voz ya se estaba volviendo más débil.

"Sabes algo..." dije, repentinamente inspirado "Duo en realidad solo tiene nueve años de edad... Él no nació hasta tu muerte."

"Supongo que eso lo convierte en tu cumpleaños." Él me sonrió justo antes de desaparecer.

Era mi turno para reír. Abrí los ojos para encontrarme en un claro vacío.

"En verdad te extraño, viejo amigo." Murmuré y no pude detener mi mano de tratar de tocar el lugar en el que él nunca había estado. Cerré mis ojos por unos segundos, esperando que él volvería y tocara mi mano. En verdad necesitaba que alguien me tocara. Pero él no lo hizo... nunca lo hacía, "Nos vemos el próximo año."

Limpié la cuchilla y la guardé y me quedé ahí sentado por varios minutos más, admirando la luna. Era más brillante lo que creía, porque estaba haciendo que mis ojos lloraran.

Entonces tuve esa sensación de ser observado. Me congelé, repentinamente todos mis sentidos estaba alerta. Algo dentro de mi gritaba que saliera corriendo, pero había algo sobre esa presencia que me parecía familiar y finalmente detecté su olor en el ambiente.

"Sal de donde estés, Heero." Gruñí y no me molesté en voltear hacia él. Solo porque aun no estaba cien por ciento seguro de donde estaba.

Le tomó un momento para decidirse, quizá pensó que solo estaba adivinando y que realmente no estaba seguro de si él estaba allí, pero finalmente él salió. Todavía no lo escuchaba, pero alcancé a ver movimiento por un lado. Entonces si di la vuelta hacia él.

"¿Qué es lo que quieres?" le pregunté y sentí que la frialdad volvía a mi voz. Solo deseaba que ese hielo cubriera mi corazón.

Él no habló inmediatamente, sino que se acercó, parándose justo frente a mí, "¿Qué estabas haciendo aquí afuera?" él me preguntó y su voz sonaba... extraña.

"Actualmente no estamos en una misión. Lo qué haga con mi tiempo es asunto mío." Deseaba fervientemente saber cuánto tiempo llevaba observándome y que es lo que había visto. Me sentía fuera de control y cada defensa que poseía estaba en modo de ‘oh mierda.’ por completo.

Él lo pensó por un momento, lo que me alertó aun más; esperaba que me respondiera instantáneamente con un ataque verbal.

"¿Qué es lo que quieres?" le pregunté otra vez cuándo él no me respondió inmediatamente.

"Yo..." él vaciló y por un minúsculo, pequeño segundo me pareció ver un poco de confusión en sus ojos. Pero luego me di cuenta de que estaba haciendo aquí afuera.

"Me seguiste porque no confiaba en mí porque podría comprometer la misión." Le dije y supe que estaba en lo correcto cuando el reaccionó a mis palabras.

"Tú..." él todavía parecía estar luchar por no dejar que esto se convirtiera en una pelea de gritos, "estabas en un estado agitado cuando dejaste la casa."

Me reí ruidosamente, "Agitado." Repetí y tuve que alejar la vista para no mirar la expresión de enfado en su cara, "agitado." Dije otra vez y me reí un poco más.

"No estoy seguro de que estés en condición de..." él comenzó y me levanté airadamente de mi roca, repentinamente inundado con un sentimiento de amargura.

"Acabas de conocerme en un mal día Señor Siempre-perfecto Yuy." grité y sabía que finalmente me había empujó demasiado lejos, intenté cerrar mi boca pero ya era demasiado tarde para eso, "Es el aniversario de la muerte del único amigo que he tenido. Cada año paso un poco de tiempo con su fantasma. No recuerdo haberte invitado a la reunión. No he hecho nada... absolutamente nada para comprometer te a ti o a los demás. Estoy harto de que vigiles cada uno de mis movimientos; cuestionando cada una de mis decisiones. No te he dado razón alguna para dudar de mi capacidad y quisiera saber que maldito problema tienes conmigo!"

Estaba jadeaba. Justo en su cara. Estaba realmente arrepentido y seguro de que estaba a punto de morir.

Él solo se quedó parado frente a mí por un minuto, mirándome fijamente. Estaba seguro que en cualquier minuto iba a golpearme. Me quedé en mi posición, no porque pensara que tenía una oportunidad contra él, sino porque nuca me hago para atrás una vez que me he comprometido.

"Yo... te pido disculpas." dijo suavemente y estoy seguro que mi quijada hizo un ruido cuando mi boca se abrió. Intenté decir algo, pero no salió nada. Él aprovechó esa abertura.

"Nosotros... discutimos el incidente de las provisiones y tenías razón; no te dimos oportunidad de explicar antes de hacer nuestras conclusiones."

Fui yo quién al final rompió el contacto visual primero, "Bien... uhmmm." Dije inteligente, "Yo... uhhh lo acepto." Logré decir finalmente.

Me pareció haber escuchado una pequeña exclamación de él, pero no estaba muy seguro. Mi mundo estaba fuera de su maldito eje otra vez. ¿Heero Yuy acaba de pedirme disculpas? Quería pedirle que lo repitiera... solo para ser seguro. Debía tratarse de su gemelo malvado. Lo próximo será que me pregunte si me sentía bien.

"Nosotros... te esperamos para cenar." Él dijo en voz baja y creo que casi me ahogué.

Volteé a verlo y tuve que suprimir el impulso de acusarlo de ser un impostor.

"¿Qué?" Dije estúpidamente.

La irritación volvió a su cara un poco y dijo, "No parecía... justo comer lo que había proveído para nosotros." Dijo y finalmente tuve que aceptar el hecho de que realmente se trataba de Heero.

"Entonces supongo que debemos volver a la casa." Dije en voz muy baja.

Dimos vuelta y caminamos el trayecto lado a lado y decidí que no volvería a hablar otra vez, solo para no romper el encanto.

Era largo camino para llegar a ser amigos, pero era mucho mejor que como estaban las cosas esta mañana.

Todo lo que podía hacer era rogar por que el encanto perdurara.

 

*** fin de Suposiciones ***

Darla: Wiii!! El primer capítulo está terminado!!! y no se desesperen que ya prontó sacaré la primera parte del siguiente!! El fragmento en inglés que está al inicio del capítulo son los últimos versos de la canción que fue escrita en honor a este fic, su autor@ es Lethanon y a la fecha aun no le he pedido autorización para usarla (pero planeo hacerlo en la brevedad).

 


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