XVII. Oraciones

y varios

 

 

 

 

3446.  Padre nuestro

 

      Padre nuestro, que estás en los cielos,

      santificado sea tu nombre;

      venga a nosotros tu reino;

      hágase tu voluntad,

      así en la tierra como en el cielo.

      El pan nuestro de cada día dánoslo hoy,

      y perdónanos nuestras deudas,

      así como nosotros perdonamos a nuestros

          deudores,

      y no nos dejes caer en la tentación,

      más líbranos del mal.

 

 

3447.  Pater noster

 

      Pater noster, qui es in cælis:

      sanctificétur nomen tuum;

      advéniat regnum tuum;

      fiat volúntas tua, sicut in cælo, et in terra.

      Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie;

      et dimítte nobis débita nostra,

      sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris;

      et ne nos indúcas in tentatiónem;

      sed líbera nos a malo.

            Quia tuum est regnum,

      et potéstas, et glória

      in sécula.

 

 

3448.  Avemaría

 

      Dios te salve, María;

      llena eres de gracia;

      el Señor es contigo;

      bendita tú eres entre todas las mujeres

      y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.

      Santa María, Madre de Dios,

      ruega por nosotros, pecadores,

      ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

 

 

3449.     Ave, María, gratia plena

 

      Ave, María, gratia plena, Dóminus tecum; benedicta tu in muliéribus, et benedictus fructus ventris tui, Jesus.

      Sancta María, Mater Dei, ora pro nobis peccatóribus, nunc et in hora mortis nostrae. Amen.

 

 

3450.  El Angel del Señor

       (Se reza en la mañana, mediodía y tarde)

 

*    El Ángel del Señor anunció a María.

 

R/. Y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.

      Sios te salve María...

 

*    He aquí la esclava del Señor.

 

R/. Hágase en mí según tu palabra.

      Dios te salve María...

 

*    Y el verbo de Dios se hizo carne.

 

R/. Y habitó entre nosotros.

      Dios te salve María...

 

*    Ruega por nosotros santa Madre de Dios.

 

R/. Para que seamos dignos de alcanzar

      las promesas de Cristo.

 

*    Oremos: Oh Dios, que por el anuncio

      del Ángel nos has hecho conocer el misterio

      de la encarnación de tu Hijo Jesucristo,

      concédenos por su pasión y su cruz llegar

      a la gloria de la resurrección.

      Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

 

3451.     Angelus Dómini

 

    Angelus Dómini  nuntiávit Mariae.

R/. Et concépit de Spíritu Sancto.

      Ave María, ...

 

    Ecce, Ancilla Dómini.

R/. Fiat mihi secúndum verbum tuum.

      Ave María, ...

 

    Et verbum caro factum est.

R/. Et habitávit in nobis.

      Ave María, ...

    Ora pro nobis, Sancta Dei Génitrix.

R/. Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.

 

      Oremus:  Gratiam tuam, quaesumus, Domine, méntibus nostris infúnde; ut qui Angelo nun­tiánte, Christi Filii tui incarnationem cognó­vimus; per passionem ejus et crucem, ad resurrectionis gloriam perduca mur.

      Per eúndem Christum, Dominum Nostrum. Amén.

 

      Ave María

      Ave María, gratia pléna, Dominus técum, benedicta tu in muliéribus, et benedíctus frúctus véntris túi, Jésus. Sáncta María, Mater Déi, óra pro nóbis peccatóribus, nunc et in hóra mórtis nóstrae. Amén.

 

 

3452.  Gloria

 

      Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

      Como era en un principio,

      ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

3453.     Oración a la Trinidad

       (Escrita poéticamente por el teólogo

       san Gregorio Nacianceno)

 

      “Gloria a Dios Padre y al Hijo,

      Rey del universo.

      Gloria al Espíritu,

      digno de alabanza y santísimo.

      La Trinidad es un solo Dios

      que creó y llenó cada cosa:

      el cielo de seres celestes

      y la tierra de seres terrestres.

      Llenó el mar, los ríos y las fuentes

      de seres acuáticos,

      vivificando cada cosa con su Espíritu,

      para que cada criatura honre

      a su sabio Creador,

      causa única del vivir y del permanecer.

      Que lo celebre siempre más que cualquier

      otra criatura racional

      como gran Rey y Padre bueno”.

      (Citado en la Bula de Convocación del Gran Jubileo del Año 2000, Incarnationis Misterium, n. 3, por Juan Pablo II).

 

 

3454.     Tantum ergo

 

      Tantum ergo sacraméntum

      venerémur cérnui,

      et antíquum documéntum

      novo cedat rítui;

      praestet fides supleméntum

      sénsuum deféctui.

 

      Genitóri Genitóque

      laus et jubilátio,

      salus honor, virtus quoque

      sit et benedíctio.

      Procedénti ab utróque

      compar sit laudátio. Amen.

 

      V: Panem de caelo praestiítti eis.

      A: Omne delectaméntum in se habéntem.

 

      V: Oremus. Deus, qui nobis sub sacraménto mirábili passiónis tuae memóriam reliquisti: tríbue, quáesumus, ita nos córporis et sánguinis tui sacra mystéria venerári, ut redemptiónis tuae fructum in nobis júgiter sentiámus. Qui vivis et regnas in sáecula saeculórum.

      A: Amen.

 

 

3455.     Señor mío Jesucristo

 

      Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero

      creador Padre, redentor mío

      por ser vos quien sois, porque os amo,

      por sobre todas las cosas del mundo

      a mí me pesa de todo corazón haberte ofendido

      yo propongo firmemente

      la enmienda de no pecar más

      apartarme y confesarme

      y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

      Ofresco Señor mi vida, obras y trabajos

      en satisfacción de todos mis pecados

      así como lo suplico

      así confío en vuestra divina bondad

      misericordia infinita

      me los perdonaréis

      por los méritos de vuestra preciosícima sangre

      pasión y muerte

      y me daréis gracias para enmendarme

      y perseverar en vuestro santo servicio

      hasta el fin de mi vida.

      Amén.

 

     

3456.  Yo confieso

 

      Yo confieso ante Dios todopoderoso

      y ante vosotros, hermanos,

      que he pecado mucho

      de pensamiento, palabra, obra y omisión:

      por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

      Por eso ruego a Santa María siempre Virgen,

      a los Angeles, a los Santos

      y a vosotros hermanos,

      que intercedáis por mí ante Dios nuestro Señor.

 

 

3457.  Credo

 

      Creo en Dios Padre todopoderoso,

      creador del cielo y de la tierra.

 

      Creo en Jesucristo,

      su único Hijo, nuestro Señor;

      que fue concebido

      por obra y gracia del Espíritu Santo;

      fue crucificado, muerto y sepultado;

      descendió a los infiernos;

      al tercer día resucitó de entre los muertos;

      subió a los cielos

      y está sentado a la derecha

      de Dios Padre todopoderoso;

      desde allí ha de venir a juzgar

      a los vivos y a los muertos.

 

      Creo en el Espíritu Santo,

      la Santa Iglesia católica,

      la comunión de los Santos,

      el perdón de los pecados,

      la resurrección de la carne

      y la vida eterna. Amén.

 

 

3458.  Credo de Nicea - Constantinopla

 

      Creo en un solo Dios

      Padre todopoderoso,

      Creador del cielo y de la tierra,

      de todo lo visible y lo invisible.

 

      Creo en un solo Señor, Jesucristo,

      Hijo único de Dios,

      nacido del Padre antes de todos los siglos:

      Dios de Dios,

      Luz de Luz,

      Dios verdadero de Dios verdadero,

      engendrado,

      no creado, de la misma naturaleza del Padre,

      por quien todo fue hecho;

      que por nosotros los hombres

      y por nuestra salvación

      bajó del cielo,

      y por obra del Espíritu Santo

      se encarnó de María, la virgen,

      y se hizo hombre;

      y por nuestra causa fue crucificado

      en tiempos de Poncio Pilato.

      padeció y fue sepultado

      y resucitó al tercer día, según las Escrituras,

      y subió al cielo,

      y está sentado a la derecha del Padre

      y de nuevo vendrá con gloria

      para juzgar a vivos y muertos,

      y su reino no tendrá fin.

 

      Creo en el Espíritu Santo,

      Señor y dador de vida,

      que procede del Padre y del Hijo,

      que con el Padre y el Hijo

      recibe una misma adoración y gloria,

      y que habló por los profetas.

 

      Creo en la Iglesia,

      que es una, santa, católica y apostólica.

      Confieso que hay un solo Bautismo

      para perdón de los pecados.

      Espero la resurrección de los muertos

      y la vida del mundo futuro.  Amén.

 

 

3459.     Symbolum Apostolicum

 

      Credo in Deum Patrem omnipotentem, Creatorem cæli et terræ,

      et in Iesum Christum, Filium Eius unicum, Dominum nostrum, qui conceptus est de Spiritu Sancto, natus ex Maria Virgine, passus sub Pontio Pilato, crucifixux, mortuus, et sepultus, descendit ad inferos, tertia die resurrexit a mortuis,

      ascendit ad cælos, sedet, ad dexteram Dei Patris omnipotentisinde venturus est iudicare vivos et mortuos.

      Credo in Spiritum Sanctum, sanctam Ecclesiam catholican, sanctorum commu­nionem,

      remissionem peccatorum, carnis resurrec­tionem,

      vitam æternam. Amen.

 

3460.  Symbolum Nicaeno -

     Constantinopolitanum

 

      Crédo in únum Déum, Pátrem omnipoténten, factórem caéli et térrae, visibílium ómnium, et invisibílium.

      Et in únum Dóminum Jésum Chrístistum, Fílium Déi unigénitum. Et ex Pátre nátum ante ómnia saécula. Déum de Déo, lúmen de lúmine, Déum vérum de Déo véro. Génitum, non fáctum, consubstantiálem Pátri: per quem ómnia fácta sunt. Qui propter nos hóminis, et propter nóstram salútem descéndit de caélis. Et incarnátus de Spíritu Sáncto ex María Vírgine: Et hómo fáctus est. Crucifíxus étiam pro nóbis: sub Póntio Piláto pássus, et sepúltus est. Et resurréxit tértia díe, secúndum Scriptúras. Et ascéndit in caélum: sédet ad déxteram Pátris. Et íterum ventúrus est cum glória, judicáre vívos et mórtuos: cújus régni non érit fínis.

      Et in Spíritum Sánctum, Dómi­num, et vivificántem: qui ex Pátre Filióque procédit. Qui cum Pátre et Fílio simul adorátur, et conglorificátur: qui locútus est per Prophé­tas. Et únam sánctum cathólicam et apostóli­cam Ecclésiam. Confíteor únum baptísma in remissiónem peccatórum. Et exspécto resu­rrec­tiónem mortuórum. Et vítam ventúri saéculi. Amen.

 

 

3461.  Oración al Espíritu Santo

 

      Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos

      con la luz del Espíritu Santo,

      haznos dóciles a sus inspiraciones

      para gustar siempre el bien y gozar de su

          consuelo.

      Por nuestro Señor Jesucristo.

 

 

3462.  Cristo, ayer y hoy

 

      Cristo, ayer y hoy,

      principio y fin,

      alfa y omega.

      Suyo es el tiempo y la eternidad,

      a El la gloria y el poder,

      por los siglos de los siglos.

      Por sus llagas santas y gloriosas

      nos proteja y nos guarde

      Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

3463.  Oración

     al Sagrado Corazón de Jesús

 

      Rendido a vuestros pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña, de continuo vuestro adorable Corazón, os pido humildemente, la gracia de conoceros, amaros y serviros, como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones, que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven. Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos como el mendigo la limosna. Mirad que soy muy rudo, soberano Maestro, y necesito vuestras divinas enseñanzas para luz y guía de mi ignoranca. Mirad que soy muy débil y caigo a cada paso, poderoso amparo de los frágiles y necesito apoyarme en Voz para no desfallecer.

      Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Voz lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: “Venid a Mí... aprended de Mí... pedid... llamad...”. A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo y pido y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, formal y decidida entrega; tomadlo Vos y dadme en cambio, lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

 

 

3464.  Invocación al Espíritu Santo

 

      Ven, Espíritu Santo,

      llena los corazones de tus fieles

      y enciende en ellos el fuego de tu amor.

 

V/. Envía Señor tu Espíritu.

R/. Y renovarás la faz de la tierra.

 

      Oración

      ¡Oh Dios,

      que llenaste los corazones de tus fieles

      con la luz del Espíritu Santo!;

      concédenos que, guiados por el mismo

          Espíritu,

      sintamos con rectitud

      y gocemos siempre de tu consuelo.

      Por Jesucristo nuestro Señor.

 

3465.  Peticiones

 

*    Reunidos, hermanos, para recordar los beneficios de nuestro Dios, pidámosle que inspire nuestras plegarias, para que merezcan ser atendidas.

*    Por el papa N., por nuestro obispo N., por todo el clero y el pueblo a ellos encomendado, roguemos al Señor.

*    Por todos los gobernantes y sus ministros, encargados de velar por el bien común, roguemos al Señor.

*    Por los navegantes, por los que están de viaje, por los cautivos y por los encarcelados, roguemos al Señor.

*    Por todos nosotros, reunidos en este lugar santo en la fe, devoción, amor y temor de Dios, roguemos al Señor.

*    Que te sean gratos, Señor,

      los deseos de tu Iglesia suplicante,

      para que tu misericordia nos conceda

      lo que no podemos esperar por nuestros

          méritos.

      Por Jesucristo nuestro Señor.

R/. Amén.

 

 

3466.  Alma de Cristo

 

      Alma de Cristo, santifícame.

      Cuerpo de Cristo, sálvame.

      Sangre de Cristo, embriágame.

      Agua del costado de Cristo, lávame.

      Pasión de Cristo, confórtame.

      ¡Oh buen Jesús, óyeme!

      Dentro de tus llagas, escóndeme.

      No permitas que me aparte de ti.

      Del enemigo malo, defiéndeme.

      En la hora de mi muerte, llámame

      y mándame ir a ti.

      Para que con tus santos te alabe.

      Por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

3467.  Al Espíritu Santo

 

      Oh Dios, que has iluminado

      los corazones de tus hijos

      con la luz del Espíritu Santo,

      haznos dóciles a sus inspiraciones

      para gustar siempre el bien

      y gozar de su consuelo.

      Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

3468.     Sagrado Corazón

 

      Rendido a tus pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me has dado y las sublimes lecciones que me enseña de contínuo tu adorable Corazón, te pido humildemente, la gracia de conocerte, amarte y servirte como fiel discípulo tuyo, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedes a los que de veras te conocen, aman y sirven. Mira que soy muy pobre, buen Jesús, y necesito de ti como el mendigo de la limosna. Mira que soy muy rudo, soberano Maestro, y necesito de tus divinas enseñanzas para luz y gruía de mi ignorancia. Mira que soy muy débil y caigo a cada paso, poderoso amparo de los frágiles, y necesito apoyarme en ti para no desfallecer. Sé todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De ti lo espera todo mi pobre corazón. Tú me alentaste y convidaste, cuando con tiernos acentos dijiste repetidas veces en tu Evangelio: “Venid a Mí... Aprended de Mí... Pedid llamad...”. A las puertas de tu Corazón vengo, pues, hoy y llamo y pido y espero. Te hago, Señor, firme, formal y decidida entrega de mi corazón; tómalo y dame, en cambio, lo que sabes me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad.

Amén.

 

3469.     Promesas del Sagrado Corazón

     de Jesús

 

1.   Yo les daré todas las gracias necesarias a su estado.

2.   Gozarán de paz en sus familias.

3.   Les consolaré en todas sus penas.

4.   Yo seré su refugio seguro durante la vida y sobre todo en la hora de su muerte.

5.   Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.

6.   Los pecadores hallarán en mi Corazón el manantial y el océano infinito de la misericordia.

7.   Las almas tibias se volverán fervorosas.

8.   Las almas fervorosas subirán rápidamente a una gran perfección.

9.   Bendeciré las casas en que esté expuesta y sea honrada la imagen de mi Sagrado Corazón.

10. Daré a los sacerdotes el don de mover los corazones más endurecidos.

11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás se borrará de él.

12. Yo te prometo en el exceso de mi misericordia que mi amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulgaren nueve primeros viernes de mes sin interrupción, la gracia de la perseverancia final.

 

 

3470.     Sagrado Corazón

 

1.   Rendido a tus pies, oh Jesús mío,

      te pido humildemente amarte,

          servirte y serte fiel.

      Mira que soy pobre, oh Buen Jesús,

      soy débil y necesito apoyarme en Ti

          para no caer.

 

2.   A las puertas de tu Corazón,

      vengo, llamo y espero, Señor.

      Y del mío te hago decidida entrega,

      tómalo y dame a cambio,

      lo que me lleve a la eternidad, oh Señor.

 

3.   Señor quiero hacer tu voluntad,

      y Tú me dices ánimo,

      no temas que Soy Yo.

      Oh Sagrado Corazón,

      sé todo para mí

      no busque yo consuelo

      más que en Ti.

 

4.   Sé Tú mi refugio,

      quiero esconderme en tu Corazón.

      Y del mío te hago decidida entrega,

      tómalo y dame a cambio

      lo que me lleve a la eternidad, oh Señor.

 

 

3471.     A Jesús misericordioso

 

      Señor Jesús,

      en la cruz manifestaste tu obediencia al Padre

      y tu voluntad de salvación universal:

      venimos a implorarte perdón

      y a darte gracias por tu amor.

 

      Queremos hacer conocer tu Evangelio

      mediante las obras de misericordia

      para la conversión de los pecadores,

      el consuelo de los afligidos

      y la asistencia a los pobres y enfermos.

      Envíanos tu Espíritu Santo

      pues necesitamos sanar nuestra libertad

      humana, para construir un mundo

      donde reine la misericordia

      y se anticipe el Banquete definitivo.

 

      Ayúdanos a dar testimonio de fe y esperanza

      delante de nuestros hermanos,

      varones y mujeres,

      para que comprendamos todos

      que la felicidad perfecta se encuentra en Ti.

 

      Indícanos el camino hacia el Padre

      para llegar a adorar

      el Misterio de la Trinidad

      junto a María y los santos.       

 

 

3472.     En ego, o bone et dulcissime Iesu

 

      En ego, o bone et dulcissime Iesu, ante conspectum tuum genibus me provolvo, ac maximo animi ardore te oro atque obtestor, ut meum in cor vividos fidei, spei et caritatis sensus, atque veram peccatorum meorum paenitentiam, eaque emendandi firmissimam voluntatem velis imprimere; dum magno animi affectu et dolore tua quinque vulnera mecum ipse considero, ac mente contemplor, illud prae oculis habens, quod iam in ore ponebat tuo David Propheta de te, o bone Iesu: “Foderunt manus meas et pedes meos; dinumeraverunt omnia ossa mea”.

 

 

3473.     Consagración personal

     al Sagrado Corazón de Jesús

 

      ¡Sacratísima Reina de los cielos y Madre mía amabilísima! Yo N.N., aunque lleno de miserias y debilidades, alentado sin embargo con la invitación benigna del Corazón de Jesús, deseo consagrarme todo a El; pero conociendo bien mi indignidad e inconstancia, no quisiera ofrecer nada sino por tus maternales manos, y confiando a tus cuidados el hacerme cumplir bien todas mis resoluciones.

      Corazón dulcísimo de Jesús, Rey de bondad y de amor, gustoso y agradecido acepto con toda la decisión de mi alma ese suavísimo pacto de cuidar Tú de mí y yo de Ti, aunque demasiado sabes que vas a salir perdiendo. Lo mío quiero que sea tuyo; todo lo pongo en tus manos bondadosas: mi alma, salvación eterna, libertad, progreso interior, miserias; mi cuerpo, vida y salud, todo lo poquito bueno que yo haga o por mí ofrecieren otros en vida o después de muerte, por si algo puede servirte; mi familia, haberes, negocios, ocupaciones, etc., para que, si bien deseo hacer en cada una de estas cosas cuanto en mi mano estuviere, sin embargo, seas Tú el Rey que haga y deshaga a su gusto pues yo estaré muy coforme, aunque me cueste, con lo que disponga siempre ese Corazón amante que busca en todo mi bien.

      Quiero en cambio, Corazón amabilísimo, que la vida que me reste no sea una vida vacía; quiero hacer algo, más bien quisiera hacer mucho, por que reines en el mundo;  quiero con oración larga o jaculatorias breves, con las acciones del día, con mis penas aceptadas, con mis vencimientos, y en fin, con la propaganda, no estar, a ser posible, un momento sin hacer algo por Ti. Haz que todo lleve el sello de tu reinado divino y de tu reparación hasta mi postrer aliento, que ¡ojalá! sea el broche de oro, el acto de caridad que cierre toda una vida de apóstol fervorosísimo. Amén.

 

 

3474.     Buen pastor

 

      “Bone pastor, panis vere,

      Iesu, nostri miserere...”.

 

      “Buen pastor, pan verdadero,

      o Jesús, piedad de nosotros:

      nútrenos y defiéndenos,

      llévanos a los bienes eternos

      en la tierra de los vivos.

      Tú que todo lo sabes y lo puedes,

      que nos alimentas en la tierra,

      conduce a tus hermanos

      a la mesa del cielo

      a la alegría de tus santos”. (Sto. Tomás de Aquino)

 

 

3475.  Ofrecimiento

 

      Señor, que tu gracia inspire,

      sostenga y acompañe nuestras obras,

      para que nuestro trabajo

      comience en ti como en su fuente,

      y tienda siempre a ti

      como a su fin. Amén.

 

 

3476.  Acercarse al Señor

     (San Nicolás de Flüe; Catecismo, n. 226)

 

      Señor mío y Dios mío,

      quítame todo lo que me aleja de ti.

      Señor mío y Dios mío,

      dame todo lo que me acerca a ti.

      Señor mío y Dios mío,

      despójame de mí mismo

      para darme todo a ti.

 

3477.     Oración al Niño Jesús

 

      Oh Niño Jesús, a ti recurro y te pido que,

      por la intercesión de tu Madre Santísima,

      quieras asistirme en esta necesidad (por ...)

      porque creo firmemente

      que tu divinidad la puede socorrer.

      Espero con toda confianza

      obtener tu Santa Gracia.

      Te quiero con todo mi corazón

      y con todas las fuerzas de mi alma.

      Me arrepiento sinceramente

      de todos mis pecados y te suplico, buen Jesús,

      que me des la fuerza para triunfar.

      Me propongo no ofenderte más

      y me ofrezco a ti dispuesto a sufrirlo

      todo antes de darte el menor disgusto.

      De ahora en adelante quiero servirte fielmente,

      quiero amar a mi prójimo como a mí mismo.

      Niño omnipotente, Señor Jesús,

      de nuevo te suplico:

      asísteme en esta situación (por...),

      concédeme la gracia de poseerte eternamente

      con María y José,

      y de adorarte con los santos Angeles

      en la corte del cielo.

      Así sea.

 

 

3478.  Ofrecimiento personal

             (de san Ignacio de Loyola)

 

      Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,

      mi memoria, mi entendimiento

      y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer.

      Tú me lo diste; a Ti, Señor, lo torno;

      todo es tuyo.

      Dispón de mí según tu voluntad.

      Dame tu amor y gracia, que esto me basta.

 

 

3479.  Oración por las misiones  (del Misal)

 

      Oh Dios, que quieres que todos los

      hombres se salven y lleguen al conocimiento

      de la verdad; mira tu abundante mies

      y envía a ella operarios

      para que el Evangelio se predique

      a toda criatura y tu Pueblo congregado

      por la palabra de vida y sostenido por la virtud

      de los sacramentos, camine por la senda

      de la salvación y de la caridad.

            Por Cristo nuestro Señor. Amén.

 

3480.  Consagración

 

      ¡Oh Señora mía, oh Madre mía!

      Yo me ofrezco todo a ti.

      Y, en prueba de mi filial afecto

      te consagro en este día

      mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón:

      en una palabra todo mi ser.

      Ya que soy todo tuyo,

      oh Madre de bondad,

      guárdame, defiéndeme y utilízame

      como instrumento y posesión tuya.

      Amén.

 

 

3481.  La Salve

 

      Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,

      vida, dulzura y esperanza nuestra,

      Dios te salve.

      A ti clamamos, los desterrados hijos de Eva,

      a ti  suspiramos, gimiendo y llorando,

      en este valle de lágrimas.

      Ea pues, Señora abogada nuestra,

      vuelve a nosotros esos tus ojos

      misericordiosos,

      y después de este destierro muéstranos a Jesús,

      fruto bendito de tu vientre,

      Oh clemente, oh piadosa,

      oh dulce siempre Virgen María.

      Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,

      para que seamos dignos de alcanzar

      las promesas de Cristo,

      nuestro Señor. Amén.

 

 

3482.  Oración de san Bernardo

 

      Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen!, que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a vuestra protección e implorado vuestro socorro, haya sido desamparado. Yo, pecador, animado con tal confianza, acudo a voz, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!; a vos vengo, delante de vos me presento gimiendo. No queráis, ¡oh Madre del Verbo!, despreciar mis palabras; antes bien, oídlas benignamente y cumplidlas. Amén.

 

 

3483.  Madre del Redentor

 

      Madre del Redentor, virgen fecunda,

      puerta del cielo siempre abierta,

      estrella del mar;

      ven a librar al pueblo, que tropieza

      y quiere levantarse.

      Ante la admiración de cielo y tierra

      engendraste a tu santo Creador,

      y permaneces siempre virgen.

      Recibe el saludo del ángel Gabriel,

      y ten piedad de nosotros, pecadores.

 

 

3484.  Bendita sea tu pureza

 

      Bendita sea tu pureza

      y eternamente lo sea

      pues todo un Dios se recrea

      en tan graciosa belleza.

      A ti, celestial Princesa,

      Virgen sagrada María,

      yo te ofrezco en este día

      alma, vida y corazón;

      mírame con compasión,

      no me dejes, Madre mía.

 

 

3485.  Reina del cielo   

 

      Reina del cielo, alégrate, aleluya,

      porque el que mereciste llevar en tu seno,

      aleluya, Resucitó, como dijo, aleluya.

      Ruega a Dios por nosotros, aleluya.

      Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya.

      Porque resucitó verdaderamente el Señor,

      aleluya.

 

      Oración. Oh Dios,

      que mediante la Resurrección de tu Hijo,

      Nuestro Señor Jesucristo.

      Te dignaste alegrar el mundo:

      Te suplicamos nos concedas que,

      por la intercesión de su Madre la Virgen María,

      alcancemos los goces de la vida eterna.

      Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

 

3486.  Bajo tu amparo

 

      Bajo tu amparo nos acogemos.

      Santa Madre de Dios,

      no desoigas las oraciones

      que te dirigimos en nuestras necesidades,

      antes bien, líbranos de todo peligro,

      oh Virgen gloriosa y bendita. Amén.

 

3487.  El Santo Rosario

 

      Después de anunciar cada misterio se reza un Padre nuestro, diez Avemaría y un Gloria. Se termina con el rezo de la Salve.

 

      Por la señal de la santa cruz...

 

Misterios Gozosos

(Lunes y Sábado)

 

   La Encarnación del Hijo de Dios.

   La Visitación de la Stma. Virgen María.

   El Nacimiento del Hijo de Dios en Belén.

   La Presentación del Niño Jesús en el Templo.

   El Niño Jesús perdido y hallado en el Templo.

 

Misterios de Luz

(Jueves)

 

   El Bautismo de Jesús en el Jordán.

   La Autorrevelación de Jesús en las Bodas

          de Caná.

   Jesús anuncia el Reino de Dios

      invitando a la conversión.

   La Transfiguración del Señor.

   La Institución de la Eucaristía,

      expresión sacramental del  Misterio Pascual.

 

Misterios Dolorosos

(Martes y Viernes)

 

   La oración de Jesús en el Huerto.

   Los azotes de Jesucristo atado a la columna.

   La coronación de Espinas.

   Jesús carga con la cruz.

   La Crucifixión de nuestro Divino Redentor.

 

 

Misterios Gloriosos

(Domingos y Miércoles)

 

   La Resurrección de Nuestro Señor.

   La Ascensión del Señor.

   La venida del Espíritu Santo sobre los

          Apóstoles.

   La Asunción de la Stma. Virgen al cielo.

   La Coranación de María Santísima.

 

3488.  Rosario cantado

 

1.   Llegó hasta María del Angel la voz

      serás tú, le dice, la Madre de Dios.

 

      Ave, ave, ave María,

      ave, ave, ave María.

 

2.   María visita a santa Isabel

      llenando de gracias a su Sierva fiel.

 

3.   En pobre pesebre nació el Salvador.

      los ángeles cantan la paz y el amor.

 

4.   La Virgen su ofrenda al Templo llevó

      y allí a Jesús Niño a Dios presentó.

 

5.   Tres días perdido estuvo Jesús

      y dio a los doctores raudales de luz.

 

6.   Orando en el Huerto el Buen Redentor,

      vertió de su Sangre un largo sudor.

 

7.   Cuando en la columna azotes sufrió

      por todos los hombres Jesús padeció.

 

8.   Corona de espinas su frente rasgó

      por los pensamientos que ofenden a Dios.

     

9.   Al monte Calvario camina Jesús

      llevando en sus hombros divinos la cruz.

 

10. En cruz enclavado murió el Salvador

      dejando a María por Madre de Amor.

 

11. Después de tres días revive el Señor

      de muerte y pecado feliz vencedor.

 

12. Subiendo a los cielos en carne mortal

      nos abre las puertas del gozo eternal.

 

13. En lenguas de guego cual dones de amor

      llegó hasta los doce el Consolador.

     

14. En cuerpo y alma la Virgen se va

      al cielo donde Ella nos esperará.

 

15. De cielos y tierra se escucha una voz

      María es la Reina de la Creación.

 

 

 

3489.  Oración inicial para el Mes de María

 

      Oh María, durante el bello mes que os está consagrado, todo resuena con vuestro nombre y alabanza. Vuestro Santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos os han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presidís nuestras fiestas  y escuchaís nuestras oraciones y votos. Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Más, ¡oh María!, no te dais por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Estas son las que Vos esperáis de vuestros hijos; porque el más hermoso adorno de una madre, es la piedad de sus hijos, y la más bella corona que pueden poner a sus pies es la de sus virtudes. Sí, los lirios que Vos nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos pues, durante el curso  de este Mes, consagrado a vuestra gloria, ¡oh Virgen Santa! en conservar nuestras almas puras y sin mancha, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aun la sombra misma del mal. La rosa cuyo brillo agrada a vuestros ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos; nos amaremos, pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia cuya madre sois, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal. En este Mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones, la humildad, modesta flor que os es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y resignados. ¡Oh María!, haz producir en el fondo de nuestros corazones, todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres. Amén.

 

 

3490.  Oración final para el Mes de María   

 

      ¡Oh María, Madre de Jesús nuestro Salvador, y nuestra buena Madre!, nosotros venimos a ofrecerte, con estos obsequios que colocamos a vuestros pies, nuestros corazones, deseosos de seros agradable y a solicitar, de vuestra bondad, un nuevo ardor en vuestro santo servicio.

      Dignaos presentarnos a vuestro Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia El y cambie tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el vuestro.

      Que convierta a los enemigos de su Iglesia y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y dé esperanza para el porvenir. Amén.

 

 

3491.     Novena de confianza

 

      ¡Oh María!...

      En tus manos pongo esta súplica. Bendícela. Después preséntala a Jesús. Haz valer tu amor de Madre y tu poder de Reina.

      ¡Oh María!...

      Cuento con tu ayuda. Confío en tu poder. Me entrego a tu voluntad. Estoy seguro de tu misericordia. Madre de Dios. Madre mía, ruega por mí.

        (Pídele con fe y confianza las gracias que desees alcanzar).

 

 

3493.     Stabat Mater

 

      Estaba la Dolorosa

      junto al leño de la cruz.

      ¡Qué alta palabra de luz!

      ¡que manera tan graciosa

      de enseñarnos la preciosa

      lección del callar doliente!

      Tronaba el cielo rugiente.

      La tierra se estremecía.

      Bramaba el agua... María

      estaba, sencillamente

      estaba la madre Dolorosa

      junto a la Cruz lacrimosa.

 

 

3493.     Oración inicial para el Mes de María

 

      Oh María, durante el bello mes que te está consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza! Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos. Para honrarte, hemos espacido frescas flores a tus pies y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Más, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Estas son las que esperas de tus hijos: porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos; y la más bella corona que pueden poner a sus pies es la de sus virtudes.

      Sí, los lorios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones; nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes, consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa! en conservar nuestras almas puras y sin mancha, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aun la sombra misma del mal; la rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos; nos amaremos, pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia cuya madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal. En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.

      ¡Oh María!, haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más santa y de la mejor de las madres. Amén.

 

 

3494.     Oración final para el Mes de María

 

      ¡Oh, María, Madre de Jesús nuestro Salvador, y nuestra buena Madre, nosotros venimos a ofrecerte, con estos obsequios que colocamos a tus pies, nuestros corazones deseosos de agradarte y a solicitar de tu bondad un nuevo ardor en tu santo servicio.

      Dígnate presentarnos a tu Divino Hijo que, en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud. Que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia él y cambien tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el tuyo.

      Que convierta a los enemigos de su Iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida y de esperanza para el porvenir. Amén.

 

 

3495.     Consagración al Señor Jesús

      ¡Oh Jesús, Señor mío!, yo me consagro y me abandono a la soberanía suprema e incomuni­cable a toda criatura, al poder excelente, absoluto y particular sobre todo lo criado que posee tu Humanidad en virtud del estado admirable y adorable de la filiación divina.

      Me ofrezco y me consagro todo a ti… y deseo que tú tengas un poder especial sobre mi alma y mi estado, sobre mi vida y acciones, como sobre cosa que te pertenece con un derecho nuevo y particular, en virtud del acto de mi espontánea voluntad por el cual quiero depender siempre de tu soberanía.

      Y pues tu poder sobrepuja inmensamente el nuestro, te suplico, ¡oh Jesús!, que te sirvas tomar tú mismo sobre mí cualquier poder que yo no sea capaz de darte. Acéptame, te suplico, como tu súbdito y tu esclavo, aunque sea de la manera que yo no puedo conocer pero que tú tan bien conoces (P. De Berulle, Las grandezas de Jesús).

 

3496.     Novena a Nuestra Señora

     de la Medalla Milagrosa

 

      ¡Santísima Virgen María! Mira con ojos misericordiosos a cuantos recurrimos a ti, llenos de confianza y amor, implorando tu protección.

      Derrama sobre nosotros las bendiciones que has prometido a cuantos veneren tu Santa medalla.

 

Modo de rezarla:

1)   Señal de la cruz.

2)   Oración inicial.

3)   Meditación propia del día.

4)   Se piden las gracias que se desean obtener.

5)   Se rezan tres Avemarías, intercalando la jaculatoria de la Medalla: “Oh María...”.

6)   Oración final.

 

Oración inicial

      ¡Santísima Virgen María!, míranos con ojos misericordiosos a cuantos recurrimos a ti, llenos de confianza y amor, implorando tu protección. Derrama sobre nosotros las bendiciones que has prometido a cuantos veneren tu Santa Medalla. La amamos de todo corazón y tenemos la certeza de que atenderás nuestras súplicas.

 

Día primero: (La Medalla, síntesis de Mariología)

      La Virgen María es la Madre de Nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, hecho hombre para ser el Redentor de la humanidad.

      María es mujer de fe, de amor inmenso, siempre fiel a Cristo.

      María se constituye en la figura ideal de la Iglesia toda, Madre y Modelo de todos los cristianos.

      La Virgen ha querido que su medalla se constituya como el “Libro abierto” de sus prerrogativas. Su Maternidad, el Triunfo sobre la Serpiente, su indisoluble unión al Hijo de Dios y la Asociación a su dolor redentor... todo está simbolizado...

      ¡Miremos la medalla para estudiarla, comprenderla y vivirla!

 

Día segundo (María nuestra Medianera)

      “Uno solo es el Mediador, según las palabras del Apóstol (1 Tim 2, 5-6). La misión maternal de María es favor de los hombres en modo alguno oscurece ni disminuye esta mediación única de Cristo, pero ahí ostenta su potencia, pues todo influjo saludable de la Bienaventurada Virgen en favor de los hombres,  no se origina de algina necesidad interna, sino del divino beneplácito” (LG, 68). Por las manos limpias y bondadosas de María suben nuestras plegarias y descienden las gracias divinas. Por eso se apareció a santa Catalina intercediendo primero por el mundo y distrubuyendo, luego, las gracias que llenaban sus manos, fruto de la oración...

      ¡Abramos nuestras almas para que ella las colme de esos tesoros divinos...

 

Día tercero (María Reina)

      María nació Reina. Así lo quiso el cielo desde el principio del mundo. Dios al hacerse carne en una mujer, dio a esa mujer bendita, que es la Virgen María, la condición de alteza: “revestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza”. ¡María es Reina! Lo proclamó el Angel cuando la llamó: “Llena de Gracia”. Lo repitió santa Isabel, cuando inspirada por Dios le dijo: “Bendita tú entre todas las mujeres”.

      La Iglesia, dedicándole la fiesta propia, proclama su realeza. La Virgen se presenta como Reina en la Medalla, dominando el mundo... coronada de estrella...

 

Día cuarto (María Corredentora)

      María a los pies de la Cruz de Cristo en el Calvario, con su Hijo, padeciendo con Él en su Pasión y Muerte Salvadora y testimoniando en la fe cuánto Dios nos ama, hasta el extremo de entregar a su Unigénito. La Sagrada Medalla lleva grabaos en el anverso y reverso los símbolos principales de su Corredención. Su corazón aparece atravesado por una espada, junto al Corazón de su Hijo, coronado de espinas... La letra M sostiene la Cruz, para destacar la participación de María en la vida humana del Verbo. A la hora del Sacrificio de Cristo, en la Cruz. ELLA ESTA PRESENTE, al pie del patíbulo, aceptando la función de su Maternidad universal.

     

Día quinto (La Medalla, medio seguro para llegar a Cristo)

      La finalidad sustancial de la Medalla es llevarnos a Jesucristo. María que ha vivido 30 largos años con Él, en el silencio de Nazareth, conoce bien su mensaje de Salvación... Y por medio de “su medalla” ha querido recordarnos su INTERVENCIÓN Y SU PRESENCIA en el Plan de la Redención. La Cruz apoyada en la M nos dice bastante, acerca de su actuación, en la vida del Redentor. ¿Considero a María como verdadera Madre de Jesús?

Día Sexto (María nos enseña a orar)

      Toda la vida de María fue una continua oración... Oración contemplatia en Belén, obediente en la Anunciación, confiada en el Calvario y mediadora en Caná. En su medalla ha querido aparecer distribuyendo las gracias que obtiene su oración.

      ¡Tengamos confianza en la que todo lo puede ante su Hijo!

 

Día séptimo (El Inmaculado Corazón de María)

      Estamos viviendo la “Hora del Inmaculado Corazón de María”. Todo cuanto representa la Sagrada Medalla de la Virgen Inmaculada no es más que un reflejo de sus ansias de apostolado, de sus ternuras y de sus funciones maternales.

      ¡Dios quiere salvar a los pecadores por medio del Corazón Inmaculado de María! ¿Me sirve la Medalla para besar y venerar este Corazón Misericordioso que ha querido aparecer en el reverso?

 

Día Octavo (El Reinado de María)

      Si María es Reina, debe tener un Reino... Y somos nosotros, los redimidos por Cristo, los que hemos de ser Testigos de esta solemne prerrogativa.

      ¡María Reina! Cada uno de nosotros debe hacer que ella reine en nuestras vidas, en nuestro corazón...

      El mundo entero –según profecías de varios santos– ha de presentar la proclamación triunfal del Reinado de María... ¿Qué hacemos nosotros para que esto sea gloriosa realidad?

 

Día noveno (El triunfo de la Medalla)

La Medalla de la Virgen cubre la Tierra. Poco a poco ha ido conquistando el mundo cristiano a golpe de milagros: conversiones y curaciones. En los primeros 70 años, desde que es acuñada en 1832, se habían distribuido más de 2.000.000 de medallas. El puebo la pide, en todos los Continentes. Es la medalla que irradia el poder de la Escogida por Dios para ser Madre de jesucristo, la confirmación de que María es la Inmaculada...

      ¡Tengamos fe en la medalla personal de la Inmaculada y Dios obrará en nosotros maravillas!

 

Oración final

      Oh Virgen Inmaculada de la Sagrada Medalla, disipa con un rayo de tus manos nuestras tinieblas interiores; oriéntanos hasta la cumbre donde nos esperas. Haz que tu medalla sea escudo invulnerable para nuestros cuerpos y nuestras almas y nos ayude a vivir la vida de la Gracia y así poder gozar un día de la Gloria. Amén.

 

Cántico: Llevemos cristianos

      (Melodía de: “Ave María”)

 

1.   Llevemos cristianos

      la Santa Medalla,

      que cura los cuerpos

      y salva las almas.

 

      ¡Ave, ave, ave maría! (bis)

 

2.   Del cielo la Virgen

      nos da esta Medalla

      a quien Milagrosa

      los pueblos aclaman.

 

3.   Favores sin cuento

      la Virgen derrama

      sobre los que llevan

      su Santa Medalla.

 

4.   Sus brillantes rayos

      publican las gracias

      que otorga la Virgen

      a los que la llaman.

 

Acto de fe en la Inmaculada Concepción de María Santísima

      ¡Santísima Virgen!, yo creo y confieso tu santa e inmaculada Concepción pura y sin mancha. ¡Oh Purísima Virgen! por tu pureza virginal, tu inmaculada Concepción y tu gloriosa prerrogativa de Madre de Dios, alcánzame a tu amado Hijo, la humildad, la caridad, una gran puereza de corazón, de cuerpo y de espíritu, la santa perseverancia en el bien, el don de oración, una santa vida y una dichosa muerte. Así sea.

 

Consagración a la Santísima Virgen

      Postrado ante tu acatamiento, ¡Virgen de la Medalla Milagrosa!; y después de saludarte en el augusto misterio de tu Concepción sin mancha, te elijo, desde ahora para siempre, por mi Madre, abogada, reina y señora de todas mis acciones, y protectora ante la majestad de Dios. Yo te prometo, Virgen Purísima, no olvidarte jamás, ni tu culto, ni los intereses de tu gloria a la vez que te prometo también promover, en los que me rodean, tu amor, Recíbeme, Madre tierna, desde este momento y sé para mí el refugio en esta vida y el sostén a la hora de la muerte. Amén.

 

Jaculatoria:

      “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.

3497.     Novena a san José

 

Modo de rezarla:

1)   Hacemos la señal de la cruz.

2)   Rezamos el Acto de Contrición. (Pedimos perdón por nuestros pecados y hacemos el firme propósito de confesar nuestras faltas graves).

3)   Rezamos las tres primeras decenas del Santo Rosario.

4)   Hacemos la reflexión propia del día.

      (Luego en silencio manifestamos la intención por la cial rezamos esta novena y al final decimos: “San José, ruega por nosotros”).

5)    Completamos las dos decenas finales del Santo Rosario.

6)   Finalizamos con la Oración a san José.

 

Día primero

      Glorioso san José, tú que haces posible las cosas imposibles, asístenos en nuestros momentos de angustia y dificultad, acompáñanos como todo padre protector.

 

Día segundo

      San José, hoy te pedimos nos des fuerzas para seguir a tu Hijo adoptivo, para que podamos vivir como Él nos enseñó. Que alimentemos nuestra alma con tu paciencia.

 

Día Tercero

      Te pedimos, san José, que intercedas por nosotros ante jesús, que a ejemplo tuyo podamos también nosotros ser padres ejemplares, que acompañemos a nuestros hijos, que puedan verse ellos reflejados en nosotros como nosotros en ti.

 

Día cuarto

      Glorioso san José, por tu intercesión, danos un corazón dócil y contemplativo de esposos, que seamos dignos de dar amor como tales, que nuestro corazón sea abierto y desinteresado. Te lo pedimos por jesucristo, nuestro Señor.

 

Día quinto

      Querido san José, hoy queremos pedirte que nos ilumines con la luz del amor, de la caridad, de la comprensión, que podamos compartir nuestra vida con alegría y sentirnos miembros de una misma familia.

 

Día sexto

      San José, fiel siervo del redentor, por tu intercesión, haz que amemos y socorramos a todos nuestros hermanos, sin mirar a quien; que en la ardua tarea de vivir, vivamos esperanzados en participar en la Gloria eterna de Nuestro Señor jesucristo.

 

Día séptimo

      Bienaventurado san José, ayúdanos a sostener en esta sociedad los valores de la Sagrada Familia; que nuestra lucha como católicos en este mundo pueda más que los que tratan de destruir la unión familiar. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Día octavo

      Querido san José, hoy te pedimos que nos fortalezcas en la virtud de la paciencia, que aceptemos con alegría y amor las ofensas de la sociedad, correspondiéndolas con dulzura y gestos afectuosos.

      Señor, por intercesión de san José, ayúdanos a ser tolerantes.

 

Día noveno

      Pidamos a san José, padre y sostén de familia, que bendiga y proteja a los trabajadores de nuestra patria, para que los hombres encuentren dignamente en el trabajo el camino que los lleve al Reino de los cielos. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.

 

Breve reseña de su vida

      Se lo llama “el hombre de la obediencia, del silencio, varón justo”. Es el más oculto de los santos.

      El nombre de José significa “aumento”, y en verdad su vida fue un continuo aumento de virtudes.

      Fue esposo de la Madre de Dios y padre adoptivo de Jesús. Sustentó y protegió su familia. Su vida es así, un sagrado misterio de comunión y participación en el plan de Dios.

      Trabajó en el humilde oficio de carpintero. Sabemos muy poco de su vida, a través de los evangelios de san Mateo y de san Lucas.

      Se cree que murió antes de la vida pública de jesús. En la Pasión del Señor no se lo nombra.

      Se cree que falleció en avanzada edad, que Jesús y María lo asistieron en el momento de su muerte y que fue sepultado en el valle de Josafat.

      El papa Pío IX lo proclamó Patrono de la Iglesia Universal.

 

Oración a san José

      San José, fiel protector de tu familia, concede tu constante protección paternal a esta familia, consagrada a Jesús.

      Alcánzanos de tu Divino Hijo adoptivo, la pureza de corazón, el espíritu de fe, la verdadera vida interior, y al fin, la gracia de una muerte bienaventurada.

      San José, por tu dolor y gozo en la maternidad de tu Santísima esposa, la Virgen María, ampárame en la vida y en la hora de encontrarme con Jesús.

      Bienaventurado san José, toma bajo tu protección las situaciones difíciles que te encomendamos, a fin de que tengan feliz solución. Amén.

 

 

3498.     Plegaria al Angel de la Guarda (para niños)

 

      Angel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares de noche ni de día, hasta que descanse en los brazos e Jesús, José y María.

 

 

3499.     Oración al Angel de la Guarda

 

      Angel de Dios, que eres mi custodio, ya que el Señor me ha encomendado a ti, ilumíname, guárdame, rígeme, y gobiérname. Amén.

 

 

3500.     Oración a Nuestra Señora

     de la Medalla Milagrosa

 

      Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa que te manifestaste a santa Catalina de Labouré, como Mediadora de todas las gracias, atiende a mi plegaria. En tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales y te confío en particular la gracia que me atrevo a implorar de tu bondad, para que la encomiendes a tu Divino Hijo y le ruegues concedérmela, si es conforme a su voluntad y ha de ser para bien de mi alma.

            Eleva tus manos al Señor y vuélvelas luego hacia mí, Virgen Poderosa, envuélvete en los rayos de tu gracia para que a la luz y al calor de esos rayos me vaya desapegando de las cosas terrenas y pueda marchar con gozo en tu seguimiento, hasta el día en que bondadosa me acojas a las puertas del Cielo. Amén.