Guías Argentinas Católicas

Bienvenidas! Sonríe!
Guías Argentinas Católicas  
Las Guías Argentinas Católicas se dividen en cuatro ramas:

Alitas Caravanas Solar Fuego

Alitas


Caravanas


Guías del Sol


Guías del Fuego

6 a 10 años 10 a 12 años 13 a 15 años 15 a 18 años

Dirigentes


Los Pañuelos de las Dirigentes son:

Guías en Servicio Co-Guiadoras Guiadoras
Guías en Servicio:
Blanco con una cinta del color de la rama a la que estén prestando servicio.

 

Co-Guiadoras:
Verde claro con una cinta del color de la rama a la que pertenezcan. 

 

Guiadoras:
Verde oscuro, con una cinta del color de la rama a la que pertenezcan.

 

as Alitas tienen una Promesa y una Ley distinta a la de las demás Ramas, ya que son pequeñas y necesitan la ayuda de sus padres para cumplir con los compromisos y obligaciones que implica ser una Guía.

El uniforme de fajina (el de todos los días), consiste en jeans azules, chomba o remera blanca y buzo o pulover verde, además del pañuelo. El uniforme de gala consiste en una pollera verde botella, camisa blanca y pullover verde escote en V, además del pañuelo.

 

ara todas las Ramas existen las mismas insignias del HACER, por ejemplo: Cocina, Manualidades, Puntualidad, Aire Libre, etc. En cambio las insignias del SER son diferentes para cada rama, por ejemplo:

Alitas: Llevan nombres de aves; Tero, Golondrina,etc.
Caravanas: Animales que se destacan por distintas cualidades; Potrillo, Nutria, Perro, LLama.
Solar: Son soles con distintos "horizontes": Sol Amarillo(Descubrir); Sol Naranja (Madurar);
Sol Rojo (Brindar).

 

Rover Moot Mar del Plata 2002 (MaMoot 2) ADiSCa Castrense

 

 

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 - Por Qué Guías ? - 

esde el principio el Movimiento Guía ha ofrecido a las niñas la experiencia de un verdadero Escultismo.

l Movimiento Guía ha contribuido y continúa contribuyendo a promover una imagen positiva de la mujer.

l Guidismo no existe aislado, sino que es parte de una vasta comunidad en la cual también existen otras organizaciones. En nuestra visión de futuro, vemos un mundo donde hombres y mujeres en todas partes son compañeros, en todos los aspectos de la vida, trabajando juntos en un nivel de igualdad, concientes de sus diferencias y sus potencialidades.


"Cuando B.P. estaba inspeccionando a los Scouts en el Rally del Palacio de Cristal en 1909, se sorprendió al encontrar allí a un grupo de niñas. Estaban vestidas con camisas y largas polleras kaki, usaban insignias Scouts, cinturones, cordones y silbatos, y se habían cargado con sogas, mochilas y bordones, como los Scouts.

B.P les preguntó quiénes eran y le respondieron: "Somos las Niñas Scouts". B.P. dijo "Pero no existen la Niñas Scouts." a lo cual le replicaron "Sí las hay, porque somos nosotras."

En esa época se consideraba incorrecto para las mujeres el hacer las mismas actividades que los hombres, pero el Escultismo era tan divertido que las niñas lo querían practicar también.

Leían "Escultismo para Muchachos" y se organizaban en Patrullas como sus hermanos. B.P. temía que a los varones no les gustara que las niñas se les unieran, pero al percibir su entusiasmo decidió que ellas debían tener un Movimiento propio, con un nombre diferente y diferentes actividades, más apropiadas a su sexo.

B.P. comprendió que las niñas estaban haciendo Escultismo porque les gustaban ese tipo de actividades, y que si les quitaba todas las cosas interesantes, ellas perderían su interés. Tuvo entonces buen cuidado de cambiar lo menos posible, para no defraudar a las niñas, pero modificó algunas cosas para exaltar la feminidad de las Guías."

"Consideramos al Escultismo para los niños y el Guidismo para las niñas como dos experiencias diferentes del mismo Método Educativo Scout. Por motivos exclusivamente educativos y por respeto a los gustos de cada uno, alojamos a niños y niñas en unidades distintas, con actividades separadas para ambos sexos. A nivel de Asociación, las Guías y los Scouts forman un movimiento único en el espíritu y el trabajo, y huyendo de una separación artificial, consideramos que la educación de niños y niñas debe efectuarse en estructuras diferentes, en las cuales se preveen momentos de encuentro." (FSE)

"...en cuanto a la co-educación, sin entrar a polemizar sobre este problema, que últimamente viene propuesto con una orientación de tipo masificante e indiferenciada, sin tener un mínimo conocimiento sobre las Orientaciones de la Iglesia Católica respecto al tema (Encíclica "Divini Illius Magistri", la Declaración Conciliar Gravissimum Educationis sobre la educación cristiana, etc). Se observa que en la práctica tal "co-educación", fruto de la improvisación de dirigentes jóvenes y sin ningún tipo de preparación pedagógica o metodológica, se reduce, en el mejor de los casos, a una simple promiscuidad". (AIGSEC)

"Todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, en cuanto participantes de la dignidad de la persona, tienen el derecho inalienable de una educación, que responda al propio fin, al propio carácter; al diferente sexo, y que sea conforme a la cultura y a las tradiciones patrias" (...)

"Colaboren, sobre todo, con los padres; juntamente con ellos tengan en cuenta durante el ciclo educativo la diferencia de sexos y del fin propio fijado por Dios y cada sexo en la familia y en la sociedad; procuren estimular la actividad personal de los alumnos, y terminados los estudios, sigan atendiéndolos con sus consejos, con su amistad e incluso con la institución de asociaciones especiales, llenas de espíritu eclesial." (...)

Declaración Conciliar "Gravissimum Educationis" sobre la Educación Cristiana

La educación mixta

Los grupos escolares mixtos, al igual que otras situaciones como, por ejemplo, el entrenamiento gimnástico-deportivo, no es el único ni el más adecuado para el desarrollo de la función de armonización e integración entre ambos sexos.

La integración entre ambos sexos es solamente un aspecto de la maduración afectiva del individuo. Si fuera valorado en exceso en el ámbito escolar -sobre todo debajo de cierta edad y porque constituye un gran área de interés- podría perjudicar otros aspectos de la función formativa de la escuela y, en primer lugar, su función instructiva.

Diferentes tiempos de maduración psicológica

Más aún ; una clase "mixta" puede ser contraproducente incluso a los fines de un encuentro integrador entre chicos y chicas.

Debido en efecto, a la evidente igualdad de los papeles de los alumnos de una clase, de la consecuente competitividad y del diferente nivel de maduración psicológica de los dos sexos a una misma edad, podría atrasar en los sujetos la comprensión de la natural complementariedad sexual (desde luego no a nivel biológico, que es cosa obvia, sino a nivel intelectual, afectivo, espiritual y social). Las experiencias tienen un gran peso cuando se hacen en el curso de la edad evolutiva.

Es fácil deformar, en la conciencia de un adolescente la imagen del otro sexo, y dejar imprecisa la del propio debido a la presencia de figuras significativas equivocadas.

Diferentes logros escolares

Muy a menudo, en las clases "mixtas" se ha puesto de manifiesto cómo las chicas logran mayores éxitos escolares, o por lo menos, una mayor aplicación en el estudio.

La inevitable comparación consiguiente lleva a los chicos a compensar su inferioridad destacando a nivel extra-escolar, por ejemplo en las competiciones deportivas, en las actividades artísticas, atléticas o hasta laborales, en la lucha política, en las lecturas con mayor o menor compromiso, y así hasta las formas más regresivas de rechazo y agresión de la situación escolar, más o menos racionalizadas por razones teóricas socio-políticas.

Está claro que la búsqueda y el placer de la afirmación de uno mismo en estos ambientes acaba por asfixiar cualquier interés hacia la escuela.

Prematuras relaciones interpersonales

Por lo que se refiere al muchacho, en la situación de la clase mixta, la chica puede constituir para él :

- Un objeto de conquista (naturalmente ccccomo búsqueda de afirmación de sí mismo de acuerdo con esa necesidad de valoración llamada "crisis de originalidad juvenil", en palabras de Debesse).

- Objeto de placer (como compensación deeee las frustraciones escolares).

- Objeto de agresión con expresiones de hostilidad en la conducta recelo, hosquedad y cierre en sí mismo (debido a sentimientos de inseguridad, ansiedad o inferioridad a raíz de la presencia del otro sexo).

Por lo que se refiere a la muchacha, el compañero puede representar :

- La aventura (ella llega a ser la "fan"""" y él el elemento arrastrador hacia ciertas áreas extra-escolares puesto que se inserta en su rica actividad soñadora).

- O puede despertar en ella sentimientossss pseudo-maternales expresados en operaciones de nutrición y mimos, de asistencia y de sustitución de la autoridad cuando reglamenta la conducta del "coleganiño-grandullón" del que percibe la falta de madurez.

- O debido a ciertos torpes primeros passssos temidos-deseados por parte del adolescente varón, se aleja de él decepcionada o se defiende con un sutil ironía llevada a cabo con la solidaridad de las compañeras.

Volvamos a repetir que la maduración de los dos sexos tiene tiempos distintos y que la forzosa convivencia en la situación escolar no permite a los sujetos, debido a su falta de madurez, experimentarse, aceptándose y dejándose libremente, sino que paraliza las relaciones interpersonales en los canales en que se formaron, de acuerdo con las características de las diferentes personalidades de los alumnos.

Incertidumbre hacia el otro sexo

Debemos añadir, además, que sobre todo en los primeros años de la adolescencia existe una natural incertidumbre respecto al otro sexo debido a que aún no se ha logrado la propia identidad sexual. En la adolescencia se nota una cierta tendencia a la agregación, al agrupamiento con individuos del mismo sexo. Debemos tener presentes las etapas fisiológicas de la evolución de la personalidad y tratar con un profundo sentimiento de respeto hacia su persona, la típica fragilidad psicológica del adolescente.

Así cada individuo está llamado a incubar, según tiempos distintos, una positiva imagen del sexo opuesto. En el caso de una convivencia prematura y forzada, el sujeto podrá producir las actitudes que tiene hacia los representantes del otro sexo en su familia : por lo tanto, en este caso, ya no estaría libre de alejarse de las ansiedades, de las incertidumbres y de la timidez procedentes de una relación no suficientemente emancipada respecto a algunas significativas figuras familiares. El encuentro, entonces, se realiza a un nivel que no es auténtico, sino esquemático y superficial, mediante conductas imitadas de otros y con un lenguaje de tipo jergal.

Relación no integradora

Finalmente, no es suficiente poner juntas unas personas para que se armonicen entre sí y establezcan una relación integradora. Esta no brota como consecuencia natural y espontánea, sino que requiere una definida intervención del docente y la expresa voluntad de los alumnos. Por lo general, el profesor se limita al arreglo de las fracturas y a la atenuación de las fricciones que se evidencian en mayor medida en la colectividad ; sólo marginalmente llega a comprender cómo se vive el problema en la conciencia de cada uno.

Un grupo se califica como tal y es psicológicamente bien fundado, es decir, constructivo para las personalidades individuales, cuando los individuos aceptan, y quieren los fines para los cuales el grupo se ha formado y se identifican con ellos.

Nos parece oportuno añadir que si se sobrevalora la integración y el encuentro entre ambos sexos, debido a la importancia que tiene que el proceso se dé en forma armónica, ello acabaría por asfixiar todos los otros aspectos de las relaciones interpersonales.

Problemas de aprendizaje a la luz de la psicología diferencial

Queda por hablar del problema didáctico, o sea, del tipo de escuela que mejor realice la función de la instrucción (que es su función principal, como vimos en las premisas).

Aquí, las más elementales nociones de psicología diferencial indican bastante claramente el camino de las clases distintas.

Sabemos que el aprendizaje es mayor y la enseñanza más eficaz si el grupo de los alumnos es homogéneo. Sólo así el profesor podrá hacer un discurso que tenga el mismo valor para todos. Nadie pensará que una clase es homogénea sólo por estar formada por coetáneos. Todos sabemos que la maduración es más rápida en el sexo femenino. Naturalmente el nivel de la exposición de las diferentes asignaturas debe tener en cuenta el grado de maduración de los alumnos y adecuarse a éste.

Mas es, sobre todo, la diferente forma de entrar en contacto con la realidad en los dos sexos la que sugiere diferentes métodos de enseñanza.

El estilo cognoscitivo del muchacho es mucho más agresivo, racional, esquemático y discontinuo mientras que el aprendizaje de una chica es más fluido, intuitivo y acogedor.

No tenerlo en cuenta sería una enorme simplificación pedagógica. Las áreas de interés son diferentes, y, por consiguiente, también de instrucción, hasta en sus ejemplificaciones. Diferentes, por tanto, los tiempos destinados a cada asignatura. Y consecuentemente los destinados a los programas. Mucho más viva es la actividad psico-motora en los muchachos, mucho más lábil la atención : la distribución de las clases en el horario escolar debe tener en cuenta eso.

El espacio establecido para la iniciativa o la investigación personal no pueden ser sino distintos. Sin embargo, proponer escuelas distintas no quiere decir querer eliminar la posibilidad de que los muchachos y la muchachas tengan la experiencia de encuentros en común : excursiones, reuniones en casa de amigos. Por otra parte, como se ha dicho, la función de educar, de formar, no es exclusiva de la escuela sino más bien, ésta es una tarea específica de la familia.

La familia tiene que cuidar también este aspecto de la educación sin transferir a otras instituciones una tarea que debe sentir como algo que le pertenece especialmente.

Conclusiones

Resumiendo, no parece correcto delegar en la escuela un papel que atañe esencialmente a la familia. "Para el muchacho la familia resulta indispensable en la determinación del carácter y de la estructura del hombre". Por parte de la familia sería no querer asumir sus propias responsabilidades frente a un problema que no se resuelve con la instrucción o la mera convivencia, sino con experiencia, comprensión, participación afectiva, introspección ; por parte de la escuela, sería un abuso de intervención educativa además de un esquematización pedagógica, al menos de acuerdo con los actuales sistemas.

Una amistad entre adolescentes del mismo sexo es una amistad expansiva : promueve la aventura a la vida, la maduración de los exactos papeles sociales, fomenta la solidaridad, propicia la capacidad de alcanzar en colaboración metas nuevas, facilita la mejora de la comunicación verbal, ayuda a crecer.

La escuela, en este sentido, es naturalmente una formidable ocasión de amistad pues ofrece argumentos, problemas e intereses que poner en común y que constituyen el aglutinante de una relación positiva. Y es justamente ese tipo de amistad lo que promueve en el individuo las capacidades de comunicarse y solidarizarse con el otro, lo que le prepara a un adecuado encuentro con sus semejantes del otro sexo : sólo entonces muchachos y muchachas tendrán algo que decirse.

La amistad de grupo en los jóvenes tiene, claramente, una función de preparación para una adecuada convivencia humana en la familia, en el trabajo y en la sociedad. El estilo afectivo que se viene formando no está orientado, por tanto, por el sólo placer personal, sino por la realidad representada por otras personas : un individuo formado así resulta mucho más preparado para la instauración de una relación positiva con el otro sexo. Y es justamente en el ámbito de la amistad de grupo que la escuela presenta quizás la mejor ocasión de maduración de la personalidad. Siempre que sea conciente de ello y forme parte, explícitamente, de sus fines formativos.

En algunos casos el conformismo es tan fuerte que hasta se operan reducciones en las características psico-sexuales con feminización de los varones y masculinización de las muchachas. Tanto es así, cuanto más prolongada sea la convivencia, cuanto más joven sea la edad de los miembros y cuanto menos autónoma sea su personalidad. El riesgo del conformismo es mucho más reducido, desde luego, en el caso de grupos homogéneos por sexo, pues prevalece la necesidad de diferenciación e integración mutua y el grupo mismo se vive como etapa evolutiva, como experiencia que madura las personalidades individuales. De todas formas, estos hechos indican la importancia que tiene, en la fase del desarrollo adolescente, la amistad de grupo y la necesidad de cuidar con especial atención este problema en el ámbito de la escuela.

(F. Poterzio, para el Semanario Católico Cristo Hoy, #198, 12/3/98)

 
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