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GUERRILLAS EN LATINOAMERICA
LISTA DE NOTICIAS
Biografía de Miguel Enriquez. Historia del MIR. La Muerte de Miguel Enriquez
y su encuentro con la eternidad. 1. Biografía de
Miguel Enriquez Así, en esta larga faja de tierra,
los campos, las montañas, las ciudades, sirvieron de “tumbas desconocidas”
para cientos de chilenos que no quisieron por dignidad humana
ponerse de rodillas ante el opresor, entregando lo más valioso: sus
vidas, en aras de lo más sublime que puede guardar un revolucionario en el fondo de
sus ojos: el ideal. 1. BIOGRAFIA DE MIGUEL ENRIQUEZ Su eterno chaquetón marinero y su risa estruendosa, que contagiaba
alegría, es lo primero que recuerdo de Miguel Enriquez,
secretario general del MIR. El optimismo asomaba a sus ojos, a sus gestos,
comunicando esa incansable vitalidad que le animaba. Miguel reía con todo el
cuerpo, se agitaba y el torrente reventaba con una explosión de alegría.
Después descubrí que también era la forma de reir
de su padre, don Edgardo. Miguel era un dinamo, veloz de pensamiento y
palabra. Sus frases se precipitaban en ráfagas. Temible en la polémica, a
veces era también -para mi gusto- demasiado duro en la discusión con los
compañeros. Abrumaba con argumentos, citaba la historia revolucionaria mundial, especialmente
la revolución bolchevique; conocía bien a Lenin (el
Pelao, como le llamaba con familiaridad), a Trotsky y Rosa Luxemburgo, se paseaba por la revolución
china, conocía en detalle la revolución cubana y sabía mucho de historia de
Chile. Por supuesto era carrerino, admiraba a
Manuel Rodríguez y se refería con mala voluntad al "guatón O'Higgins". Dedicaba especial atención al estudio y
le gustaba discutir con gente de pensamiento diferente al suyo. Matarlo no fue fácil para la DINA. Los sicarios de la dictadura
tuvieron que extremar sus torturas con los detenidos que habían contactado a
Miguel o a sus enlaces desde que el líder del MIR pasó a la clandestinidad.
La crueldad del capitán Miguel Krassnoff Marchenko, jefe de la Agrupación Caupolicán
de la Brigada de Inteligencia Metropolitana de la DINA, y de su principal
verdugo, Osvaldo Romo, sin embargo, no tenía límites. El Informe Rettig señala: “La primera prioridad de la acción
represiva de la DINA durante el año 1974 fue la desarticulación del MIR. Esta
continuó siendo una prioridad durante 1975. Durante estos dos años se produce
el mayor número de víctimas fatales atribuibles a este organismo”. Creada por
decreto en junio de 1974, la DINA venía operando desde noviembre de 1973, en
dependencia directa de Pinochet. Quinientos
oficiales de las FF.AA. y Carabineros dieron origen
a esa estructura secreta que más tarde contaría a miles de funcionarios,
asesores e informantes a sueldo. Matar al secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria,
un médico de 30 años que había burlado numerosas trampas y emboscadas, se
convirtió en una obsesión para la DINA. Destinó para ello a la Agrupación Caupolicán, mientras la Agrupación Purén
se dedicaba a perseguir al resto de la Izquierda. La DINA consiguió datos
para localizar el sector de Santiago donde Miguel vivía clandestino. Era en
la calle Santa Fe 725, entre Chiloé y San
Francisco, en la comuna de San Miguel. Una casa con apariencias de nada con
dos portones metálicos que todavía
conservan más de treinta impactos de balas. El 5 de octubre de 1974 se libró
allí un combate desigual, como el de La Moneda y otros durante 17 años en que
hombres y mujeres de la Izquierda chilena dieron lecciones de honor y
valentía en combate. Miguel era uno de los dirigentes chilenos más prometedores. Tenía
rasgos indudables de genialidad política. En él “despuntaba un jefe de
revolución”, como dijo Armando Hart a nombre del
Partido Comunista de Cuba en el solemne homenaje que se tributó en La Habana
al revolucionario chileno. Los dirigentes cubanos no derrochan ese
calificativo porque conocen su significado. Por eso el nombre de Miguel
Enríquez lo llevan muchos comités de defensa de la revolución (CDR) y un hospital clínico quirúrgico. 2. LA CACERIA DEL MIR La precaria clandestinidad de Miguel, soportó poco más de un año.
Había lanzado la desafiante consigna “el MIR no se asila”, y quiso dar el
ejemplo permaneciendo en Chile para organizar un movimiento de resistencia de
carácter amplio y unitario. Explicó: “Nos quedamos en Chile para reorganizar el movimiento de
masas, buscando la unidad de toda la Izquierda y de todos los sectores
dispuestos a combatir a la dictadura gorila, preparando una larga guerra
revolucionaria a través de la cual la dictadura será derribada, para luego
conquistar el poder para los trabajadores e instaurar un gobierno de obreros
y campesinos”. Desoyó los consejos de muchos camaradas y amigos que le pedían
salir del país. Miguel era del tipo de líderes que guían con el ejemplo. No
subvaloraba, sin embargo, las tareas de apoyo en el exterior. Encomendó
organizarlas a dos miembros de la comisión política, su hermano Edgardo
-ingeniero de 34 años, detenido en Buenos Aires en abril de 1976 y
desaparecido desde Villa Grimaldi- y René Valenzuela Bejas,
hoy preso en España. La persecución al MIR fue motivo de disputa entre la DINA y el
Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea (SIFA), que dirigía el comandante
Edgar Ceballos Jones
("Comandante Cabeza"). El SIFA llegó a tener numerosos prisioneros
en su cuartel general en la Academia de Guerra Aérea (AGA). Mediante el
método de hacer desaparecer a los prisioneros y una brutalidad extrema en la
tortura, la DINA consiguió finalmente desplazar al SIFA. El terrorismo de la DINA se hizo sentir con fuerza a partir de abril
de 1974. El recinto secreto de Londres 38, un ex local del PS, se convirtió
en centro de torturas y en primera estación del vía crucis de muchos
detenidos hacia la muerte y desaparición en Colonia Dignidad, como ocurrió
con Alvaro Vallejos Villagrán
(el "Loro Matías"), estudiante de Medicina de 25 años, uno de los
primeros en ser ejecutados en la colonia alemana de Paul
Schäffer. La comisión política del MIR, sin embargo, se mantenía más o menos
intacta a comienzos del 74. La pérdida más importante había sido la de
Bautista Van Schouwen Vasey,
en diciembre de 1973, capturado por una delación en el convento de los
Capuchinos de Santiago, donde se ocultaba. Van Schouwen,
de 30 años, médico, era uno de los fundadores del MIR e íntimo amigo de
Miguel Enríquez, con cuya hermana, Inés, estuvo casado. A partir de julio del 74, la DINA -ahora en posesión de abundante
información y con la colaboración de delatores- aumentó la intensidad de sus
golpes. Cayeron detenidos y desaparecieron decenas de miristas
como Bárbara Uribe y Edwin Van Yurick, su esposo;
el periodista Máximo Gedda, Martín Elgueta, Alfonso Chanfreau,
María Angélica Andreoli, Muriel Dockendorff,
etc. Muchos fueron atrapados en “puntos de contacto” que entregaban los
torturados. Otros cayeron en “ratoneras” montadas en casas de militantes
detenidos. Muchos fueron reconocidos en las calles por delatores que salían a
“porotear” con los agentes de la DINA. La represión aumentó y en septiembre del 74 la situación se hizo
trágica. Casi todos los presos del MIR eran salvajemente torturados y
desaparecían para siempre, como el arquitecto Francisco Aedo Carrasco, de 63
años, liberado desde Chacabuco y arrestado de nuevo
el 7 de septiembre, los hermanos Carlos y Aldo Pérez Vargas (cuyos otros tres
hermanos, Iván, Mireya y Dagoberto, este último
miembro de la comisión política del MIR, morirían en 1975 y 1976), Carlos Gajardo, Vicente Palomino, Manuel Villalobos, etc. Delatores como Marcia Merino ("La Flaca Alejandra")
asesoraban los interrogatorios, señalando a los torturadores lo que debían
preguntar, clasificando la información, participando en los allanamientos o
en el “poroteo”. La situación alcanzó su punto
álgido a fines de ese mes y comienzos de octubre con la detención de los
dirigentes Sergio Pérez Molina y Lumi Videla Moya (cuyo
cadáver terriblemente torturado por Osvaldo Romo lanzaron al interior de la
embajada de Italia el 3 de noviembre), María Cristina López Stewart, el sacerdote Antonio Llidó,
los hermanos Jorge y Juan Andrónico Antequera,
Amelia Bruhn, y una larga lista de mártires. La DINA obtuvo nuevas pistas para llegar a Miguel Enríquez: el barrio
donde vivía, una descripción de su aspecto físico y de su pareja (Carmen
Castillo Echeverría, que hacía de enlace en algunos contactos y que estaba
embarazada), una Renoleta roja que usaba Miguel (la
reconocieron durante un enfrentamiento a tiros en el sector del Estadio
Nacional), etc. 3. LA CASA DE SANTA FE Desde diciembre de 1973, Miguel vivía clandestino en Santa Fe 725. Un
barrio tranquilo, de pequeña burguesía pobre y de obreros, casi todos
propietarios de sus viviendas. La mayoría -como la que ocupaba Miguel- son
casas de un piso con patio y parrón. Los vecinos se conocen por años.
Entonces la mayoría eran de Izquierda, comunistas y socialistas. Frente a la
casa de Miguel vivía un viejo obrero comunista, Leyton,
"cicerone" del Museo Recabarren. La casa de Miguel estaba entre la de un obrero cesante y la de un periodista,
Rolando Carrasco, comunista, preso en Chacabuco.
Allí vivían la mujer de Carrasco, Anita Klöpping (como actriz de teatro y radio más conocida como
Anita Mirlo) y sus hijos, Rolando, de 16 , y Valentina, de 11 años. Miguel y su compañera, Carmen Castillo, llegaron a vivir en esa casa a
fines del 73, después de la caída de Van Schouwen.
Inicialmente los acompañaba otro dirigente del partido, Humberto (Tito)
Sotomayor, y su esposa. Ocasionalmente iban a pasar unos días con ellos las
pequeñas hijas de ambos, Javiera, hija de Miguel
(con Alejandra Pizarro), y Camila, hija de Carmen (y de Andrés Pascal
Allende, también miembro de la comisión política del MIR, que a su muerte
reemplazaría a Miguel en la secretaría general del MIR). El otro hijo de Miguel,
Marco Antonio (con la periodista Manuela Gumucio), estaba en Francia y apenas tenía un año cuando
mataron al líder del MIR. Una ciudadana británica compró con fondos del MIR la casa de Santa Fe
a un dueño de camiones, padre de unas mellizas, a quien en el barrio todos
miraban con sospecha por ser opositor al gobierno de la Unidad Popular y
porque vendía mercaderías que escaseaban en el mercado. 4. EL ALIENTO DE LA BESTIA Miguel, Carmen, Sotomayor y su mujer no lo sabían pero eran objeto de observación
en el barrio. Se siente curiosidad por los nuevos vecinos. Se preguntan
quiénes son, de dónde vienen, qué hacen, etc. Los jóvenes que viven en Santa Fe 725, parecen gente de desahogada
situación económica, se muestran afables y saludan con cortesía pero sin
intentar mayores relaciones. Todos observan...y comentan. Al dueño del boliche de la esquina le llama la atención que los nuevos
propietarios de la casa de Santa Fe 725 dispongan de más dinero que lo común
en el vecindario. Compran mayor cantidad y artículos de más calidad. Para el
almacenero es un buen negocio pero comunica sus observaciones y el rumor
circula... Miguel y Carmen, Sotomayor y su mujer, entretanto, hacen una vida
normal y buscan establecer una relación discreta con los vecinos. Se dan
cuenta que en ese barrio hay que trabar amistad con la gente. Miguel y Carmen
ayudan al vecino cesante. Se enteran que Anita
tiene a su marido preso en Chacabuco y que trabaja
como costurera para sostener el hogar. Carmen le ayuda mandándole hacer ropa
para Javiera y Camila, luego para ella o para una
amiga que inventa. Un día el joven Rolando Carrasco (hoy arquitecto, casado, dos hijos)
está duchándose, la llama se apaga pero el gas sigue fluyendo, Rolo cae desmayado,
como de costumbre ha cerrado con llave la puerta del baño. Anita lo siente caer, intenta abrir la puerta, no puede y
corre a la casa de Miguel a pedir ayuda. Humberto Sotomayor acude, echa abajo
la puerta, reanima al joven y le da instrucciones a Anita
para seguir atendiéndolo. Así ella se entera que es médico. Desde ese día
siente por sus vecinos del 725 una enorme gratitud y cariño. Ya no le importa
la cortés pero firme discreción con que ellos defienden su privacidad. 5. MORIR EN OCTUBRE Amanece el 5 de octubre de 1974. La DINA está sobre una pista segura
para llegar a Miguel. Otras le habían fallado. Por ejemplo, detecta que Javiera, de 5 años, hija de Miguel, vive con su tía, Ana
Pizarro, y sus tres hijos. Supone -con razón- que por esa vía existe un
vínculo con Miguel. La DINA pierde la paciencia y amenaza de muerte a Ana
Pizarro y sus hijos, que se asilan en la embajada de Francia. Pero antes
Miguel manda a buscar a su hija. En una carta le dice a su ex cuñada que
quiere tener a Javiera por un tiempo porque está
seguro que va a morir. La DINA ya sabe que Miguel vive en la zona sur de Santiago, en un
cuadrante enmarcado por Santa Rosa, Gran Avenida, Departamental y Callejón Lo
Ovalle. Los esbirros de Krasnoff, capitaneados por
Osvaldo Romo que olisquea sangre, "peinan" esa área. Llevan algunos
de los presos torturados para que reconozcan calles, ruidos, olores. Pasan
algunos días en esa tarea de rastrear las huellas todavía invisibles de
Miguel. Buscan una Renoleta roja y una joven señora
embarazada. Van en tres vehículos y llevan armas largas por si acaso. Se
detienen a preguntar en almacenes y talleres, interrogan a niños y mujeres,
carteros, revisores de medidores de luz y agua, recogedores de basura, etc. Está clareando y en la casa de Santa Fe 725, todos duermen: Miguel,
Carmen, Humberto Sotomayor y José Bordas Paz (31 años, encargado de la Fuerza
Central, rama armada del MIR). El grupo conversó hasta tarde. Quedaron de acuerdo en que al día
siguiente, 5 de octubre, Carmen buscará una casa de emergencia. El instinto
les decía que la seguridad del escondite se había resquebrajado, sobre todo
después del enfrentamiento a tiros en la Avenida Grecia. Miguel había hecho
algunas reuniones en la casa con compañeros que presumiblemente ahora estaban
presos. Aunque se habían observado las reglas de la clandestinidad, no se
podía descartar que alguno se hubiese dado cuenta del barrio y la calle donde
los habían llevado a ciegas. Se iban también a cumplir diez meses viviendo en la misma casa y las
normas de clandestinidad prohibían una permanencia tan larga en un mismo
lugar. Dos semanas antes, Miguel arregló el asilo en la embajada de Italia de
las pequeñas Javiera y Camila, que entraron en la
misión diplomática en la cajuela del automóvil del encargado de negocios. Por
último, Miguel había aceptado reducir el ritmo de su trabajo y replegarse a
un lugar fuera de Santiago. Una amiga de Carmen, Cecilia Jarpa,
se haría cargo de comprar una parcela en Macul.
Pero Carmen la llamó el día anterior para entregarle el dinero y el tono y
forma de sus respuestas, hicieron a Miguel deducir que Cecilia Jarpa ya estaba en manos de la DINA. Estaba claro que el
cerco se estrechaba. En la mañana del 5 de octubre Carmen Castillo salió a buscar una casa para
mudarse ese mismo día. Miguel, Sotomayor y José Bordas también salieron de
Santa Fe 725 . Acordaron volver a encontrarse en la
casa a las tres de la tarde. Sin embargo, Carmen volvió cerca de la una.
Encontró a Miguel y a los otros dos compañeros quemando papeles, con las
armas a la mano y en estado de enorme tensión. Habían detectado tres autos sospechosos que rondaban el barrio y que
habían pasado ya dos veces, lentamente, observando la casa. Están seguros que
es la DINA y que deben estar tendiendo el cerco.
Rápidamente terminaron de recoger en dos bolsos lo más importante. Cuando Miguel y Carmen salían al patio donde estaba la Renoleta roja, se produjo el primer ataque de la DINA.
Ellos se replegaron al interior de la casa y comenzaron a responder el fuego
junto con Sotomayor y Bordas. El primer cerco no fue muy efectivo. No habían llegado aún suficientes
refuerzos. En los primeros momentos Humberto Sotomayor y Jose
Bordas lograron escapar. A uno lo vio Anita, la
vecina, saltar al patio de su casa y de ahí a la calle San Francisco; el otro
huyó en dirección a Varas Mena, una calle paralela
al sur de Santa Fe. (Sotomayor se asiló después en la embajada de Italia y
José Bordas fue emboscado por el SIFA el 5 de diciembre. Cayó herido y murió
dos días después en el hospital de la FACH, donde fue torturado). Carmen Castillo fue herida en el interior de la casa. A ratos perdía
la conciencia mientras proseguía el tiroteo sostenido por Miguel. Recuerda
haberlo oído gritar: “Hay una mujer embarazada, respeten su vida”. El Informe Rettig dice: “La casa donde se
ocultaba Miguel Enríquez, fue rodeada por un nutrido contingente de agentes
de seguridad, el que incluía una tanqueta y un helicóptero, quienes
comenzaron a disparar. Entre los ocupantes del inmueble se encontraba una
mujer embarazada que resultó herida. Miguel Enríquez cayó en el
enfrentamiento recibiendo, según el protocolo de autopsia, diez impactos de
bala que le causaron la muerte”. Anita, la vecina de
Miguel, no sabe cuánto duró el tiroteo; tampoco su hijo, Rolo. Pero les
pareció eterno. En su casa estaba otro muchacho, compañero de Rolo, ambos se
encontraban en el patio cuando se inició el asalto a la casa vecina. Se
agazaparon y vieron saltar el muro al mirista que
huyó hacia la calle San Francisco. Anita y la niña,
Valentina, permanecieron tiradas en el piso de la casa. Recuerdan el ruido
ensordecedor de los disparos, el helicóptero sobrevolando, los altavoces de
Carabineros ordenando al vecindario permanecer en sus casas. Cuando cesaron
los tiros vieron en la calle Santa Fe a muchos civiles armados, carabineros,
soldados, la tanqueta y muchos vehículos. Más tarde cuando sacaban a Carmen
Castillo herida (creyeron que iba muerta) y luego el cadáver de Miguel
Enríquez. Miguel no se rindió. Una de las diez balas le perforó el cráneo. Su
cuerpo lo encontraron en el patio donde se había parapetado para disparar,
mientras intentaba saltar a la casa trasera. La noticia de la muerte de Miguel, que se divulgó esa noche, causó un
impacto doloroso en el pueblo. Saber que Miguel estaba en la clandestinidad,
intentando reorganizar las fuerzas, fortalecía muchas esperanzas. La DINA lo celebró mofándose de los presos en el recinto de José
Domingo Cañas, donde había trasladado su infierno de torturas. La casa de la
calle Santa Fe 725 la ocupó la DINA durante dos meses. Algunos vecinos dicen
que allí se hacían fiestas y que los oficiales se emborrachaban y gritaban
como locos. Más tarde vivió un microbusero,
pariente de un agente de la DINA, y luego volvió el antiguo propietario, el
camionero. Cada 5 de octubre, desde 1990, sus moradores se refugian en el
interior de la casa cuando un grupo de familiares y ex miristas
realizan en la calle un acto recordatorio, encienden velas, se acercan a
mirar el patio interior y tocan con emocionada reverencia las perforaciones
de balas en los portones de la casa donde Miguel vivió su último día MANUEL CABIESES DONOSO (*)
Distribuido en la red aproximadamente en octubre de 1997. Publicado en este sitio en Marzo del 2003.
Se autoriza la reproducción total o parcial de estas publicaciones. Comentarios y sugerencias son bienvenidas.
También otras publicaciones. En lo
posible enlace estas páginas con otras similares. Se agradecer la difusión. ¡
inundemos la red con
nuestra palabra insurgente!.... Lima-Peru-Latinoamerica-Patria Grande. S.A.R. amanecer95@yahoo.com 6. Semblanza
LA MUERTE
EN COMBATE DE MIGUEL ENRIQUEZ . Miguel Enríquez, militante del MIR
Chileno, asesinado durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Miguel : Camino a la
Esperanza. Por el reencuentro de tu senda vamos, a veinticuatro años de tu
furibunda muerte, a veinte pasos de ti en la vanguardia. Aquí estamos reconstruyendo
el camino que vacío quedó en Octubre, cuando tu partida nos arrinconó en una
solitaria esquina del dolor. Cuando con la cabeza apoyada sobre las rodillas
nuestro pueblo te lloró con rabia, con inusitada violencia, con desesperada
impotencia. Es que la sabiduría popular conciente estaba, que se le iba de las
manos un hombre amasado con paciencia y cariño, una voz templada por el acero
consistente de los hasta entonces sin rostro; nuestros Pobres del Campo y la
Ciudad. Aquí, en el corazón de todos te
guardamos, como delicado guijarro ancestral, como tejido inmemorial de
nuestros huesos, como primaveral estación en tiempo de hibernación. Es que
cada derrota trajo consigo la certeza de un nuevo levantamiento, la rebelión
por oleadas que tu anunciaste con tu llegada, la que
confirmaste con tu partida. Por ello las lágrimas de los miserables fluían
por todos los muertos, por todos nuestros muertos, los antiguos y los
recientes, al tiempo que abonaban de ácido presente y hermosura venidera los
prados del País. Y ya ves, no hubo
derrota definitiva de los tuyos. Las derrotas son siempre pasajeras. Nuestros sueños son intocables para la espada del vencedor vencido en
su soberbia borrachera. Los Martínez, los Pérez, los Fernández, Huenchulaf y Quinchavil, están
reunidos en otros rostros que son los mismos, el tuyo y el del Bauchi, el de Dago, del Cura
Cortés, de José y Maigret, de los Vergara y el Pelao Efra, del Pecho de Buque
y el Crédito y el Gus y todos/as los que como tu anunciaron
un buen día la aurora por cosechar. 1998 se llama este año, que ya casi acaba. Hace siete que dimos luz al
viejo proyecto del Poder armado y militar del Pueblo Pobre que lleva por siglas EGP-PL. Cuán feliz estarías de ver a
los tuyos sembrando trillos a lo largo y ancho del
continente. Pregonando la unidad de los humildes, forjando en el combate
cotidiano nuestro pequeño gran Zimmerwald. El Poder
Popular y la Junta de Coordinación Revolucionaria siguen en pie orientando
los tiempos, con otras formas, con otras gentes, con los mismos colores y
múltiples sonidos. Nuestra matriz, esa que dibujaste al detalle desde un
Congreso de locos allá por el ´67 continúa su expansión y reproducción
enfrentando por paradoja al Frei hijo en el
gobierno, aun PS alejado del centrismo y situado en el mero eje de la
dominación y la contrainsurgencia, a un PC que pretende reeditar su añejo
reformismo, a pesar del derrumbe de su catedral mayor. Ves que muchos de tus desafios hacen parte
del paisaje de este calendario tan lleno de pasado?
Es que el Tiempo es un enredo mucho mayor que la racional convención del
pretérito, el presente y el futuro. Para que mentir, haces falta, tanta falta
y contigo todos y todas las coherentes que una vez más reiniciaron el camino.
Muchos de los que conociste traicionaron, hace ya doce años se alejaron del
MIR para lanzarse a los brazos del ex-enemigo de clase, que era su propia
cuna, la de Moreno Roberto, de Nelson Gutiérrez, del “niño maravilla”
Patricio Rivas, del pájaro Torres y todos esos apellidos que da náuseas
pronunciar. Suponemos que no te extraña, alcanzaste a ver a algunos cambiando
de bando o acogiéndose a las bondades de los triunfadores después del once.
Pero más vale contarte de los miles de jóvenes que subversivos y libertarios
llenaron de barricadas el Chile de veinticinco años después del Golpe, de los
“caritas de guagua” que tiran piedras ala brutal represión policial, de una
muchacha de apellido López que murió
de un balazo en el pecho disparado por
Carabineros de Chile, por esos guardianes del orden dominante que
según el candidato progresista Lagos “no se excedieron en el uso de la
fuerza”, de los Mapuche que se lanzan a recuperar sus tierras, de un Pueblo
Pobre y Marginado que no se domestica, de una cultura emergente de
resistencia que se anida en las cuatro esquinas del territorio. La Pasión sigue motorizando nuestros sueños y hemos aprendido a usar
la historia colectiva como una enorme lanza de coligue que hace estragos en
la caballería enemiga, la maloca, emboscada desatada por sorpresa y en
dispersión, es nuestra mejor táctica de combate. Nuestro lenguaje se hace más
filoso cada día y el discurso antagonista se aloja con paciente humildad bajo los techos del pobre y marginado. Así
vamos, si quieres entiende esta carta como un pequeño parte en ésta cruenta
Guerra de liberación, o un minúsculo manifiesto de amor entre rebeldes, una
consigna pintada a gritos en los muros de Santiago, una hoguera con tus
símbolos ardiendo en el Ñielol. Bueno hermano
querido, sin más ofrendas que nuestra roja sangre en vid, que nuestra negra
noche aliada entrañable de la conspiración, nos despedimos hasta la victoria
siempre!. ¡En el camino del Poder Popular reencontrando la senda de
Miguel: Pueblo Pobre Antagonista, Autónomo, Radical y Autogestionado! ¡Con Subversión libertaria, construyendo la Patria
Popular! ¡Sólo la lucha nos hará libres! Colectivo de Coordinación Nacional Movimiento de Izquierda Revolucionaria M I R Mando Central Ejército Guerrillero de los Pobres - Patria
Libre EGP-PL Chile, Octubre 5 de 1998
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