Frente Patriótico Manuel Rodríguez
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11 de Setiembre de 1999.
EDITORIAL: SE ABRIRÁN
LAS GRANDES ALAMEDAS
Muchos han sido los
cambios que se han producido en el mundo desde
la década del 70 y en particular en nuestro país, desde aquel once de
septiembre del 73. Atrás quedaron las urgencias de una época en que las
posibilidades de un profundo cambio social eran una realidad y el sueño de
la revolución movía a miles y millones en la más noble tarea de cambiar el
mundo y en que trabajadores, campesinos y estudiantes eran actores y
sujetos de su propia historia. El gobierno de la UP
fue digno exponente de
un momento histórico de real participación popular y Salvador Allende su
más fiel representante. Lamentablemente, y de manera transitoria, se puso
fin a este episodio con la gran traición de las Fuerzas Armadas instigadas
y apoyadas directamente por la derecha chilena y el Pentágono, los que hoy
de forma hipócrita pretenden tomar distancia del dictador al ver la
contundencia de las acusaciones en su contra, hechos de los cuales ellos
también son responsables.
Hoy al mirar el
pasado, la figura y la gesta de Salvador Allende adquieren
una dimensión excepcional que contrasta con las actitudes actuales de un
mundo político cuyo único valor está dado por su capacidad negociadora y
entreguista en pro de un beneficio personal. Que no
dudan un instante en
estrechar la mano y buscar consensos con quienes asesinaron la democracia.
Muchos de esos políticos compartieron en su momento trinchera con Allende,
pero mientras éste entregaba su vida a la causa del pueblo, ellos -a pesar
de sus grandilocuencias y ropaje revolucionario- se rendían de forma infame
y cobarde, traicionando lo que supuestamente decían defender.
Sin embargo, el legado
de Allende y su ejemplo de consecuencia y dignidad,
fueron asumidos por miles de chilenos que desde las trincheras de la
clandestinidad, comenzaron a forjar e incorporar nuevas formas de lucha,
que junto a la movilización del pueblo contribuyeron a poner fin a la
dictadura. La imagen de Allende traspasa el tiempo y las fronteras y hoy
las nuevas generaciones en un contexto histórico muy diferente siguen
empuñando sus banderas. Los rodriguistas en este
septiembre rendimos un
merecido tributo a este gran hombre y a todos aquellos patriotas que jamás
renegaron de la lucha y que, desde los más diversos puestos de combate,
enfrentaron con valor y decisión a la tiranía. Una vez más reafirmamos
nuestro compromiso de no descansar hasta que se abran las grandes alamedas.
¡¡Honor y gloria a Salvador Allende!!
¡¡Hasta vencer o morir!!
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