19 de
abril de 2006
Sr.
Director:
La
clase política que nos ha tocado en suerte en
Andalucía ha decidido que necesitamos un nuevo estatuto.
Desde luego, menos mal que les tenemos a ellos que se preocupan por
nosotros, porque yo no sé cómo íbamos
a poder vivir si no fuera por tan necesaria reforma. No,
señora, usted no necesita un sueldo que le alcance para
adquirir una vivienda digna. Usted, caballero, no precisa de una
Sanidad Pública que le dé servicio a ser posible
antes de su muerte. Tú, joven andaluz que terminas tus
estudios y te enfrentas a la realidad de la vida adulta, no te debes
preocupar porque la actividad empresarial en Andalucía
esté bajo mínimos y viva a la sombra de la ubre
de la Administración. Vosotras, familias andaluzas, dejad de
sufrir porque la política de protección familiar
en Andalucía esté a la cola, y a mucha distancia,
del resto de España. Pequeños escolares
andaluces, olvidad los problemas del peor nivel educativo de
España.
No, andaluces, no os equivoquéis. Andaluces,
levantáos y admirar la solución de vuestros
males, de vuestras preocupaciones y de vuestras expectativas de futuro:
Vamos a tener un nuevo estatuto. Andaluces, levantáos,
insisto, pedid estatuto y realidad nacional.
Menos mal que tenemos a nuestros políticos, que han sabido
escuchar la voz de la calle, que no habla de otra cosa más
que de la necesidad imperiosa de que quede bien clarito en el nuevo
estatuto que somos una nación, una realidad nacional, una
nacionalidad histórica, o algún apaño
de esos. Vamos, yo en la cola de la carnicería llevo
años que no oigo hablar de otra cosa.
¿De qué se trata aquí, Sr. Chaves?
¿Es un intento de disimular la bellaquería de los
¡treinta y ocho! diputados andaluces de su partido que
vendieron Andalucía con la aprobación del
estatuto catalán, o acaso es la plasmación
definitiva de que la clase política en general y usted en
particular vive en otro mundo paralelo al que sufrimos el resto de los
andaluces?
Sólo se me ocurre una cosa que pedirle a nuestro hasta ahora
presidente autonómico y en adelante nuevo caudillo nacional,
y ya no se trata de ironía, sino de la más
absoluta sinceridad: Por favor, ponga al alcance de los ciudadanos a
los que nos quede un mínimo de vergüenza la
posibilidad de huir de tanta miseria intelectual. Si
Andalucía es catalogada por su capricho como realidad
nacional, nacionalidad, nación, o cualquier otra estupidez
semejante, permítanos a los que mantengamos la cordura
solicitar ser excluidos de tal cosa. Si para ser andaluces debemos
formar parte de tal entelequia absurda, quizá los que hemos
nacido y crecido en una Andalucía que jamás quiso
ser más de lo que es, una gran región de
España, debamos renunciar, ahora mismo, a nuestra
condición de andaluces para no formar parte de su invento.
Atentamente,
Gonzalo
García Yangüela.
Agradezco
todo tipo de comentarios, no tienes mas que escribirme:
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