A los 11 meses de la intervención militar en el Islote Perejil para recuperar la soberanía española de la roca, invadida por un puñado de guardias moros, el, según la constitución, mando supremo de las FF.AA. sigue sin abrir la boca y sin dignarse a dar ni una palmada en la espalda de quien recuperó la soberanía y unidad nacional de la que la constitución le hace garante. Esta carta se envió a varios medios. Únicamente la edición de Sevilla del diario gratuito 20 minutos se ha dignado a publicarla, el 24 de Junio. Y es que se dice que hace 30 años no se podía criticar al Jefe del Estado, pero eso ya ha cambiado. Antes había censura, ahora "respeto institucional". Nada nuevo bajo el sol.

Sr. Director:

El 11 de julio se cumplirá un año de la ocupación marroquí del islote Perejil, y el 17 del mismo mes, de la recuperación de la soberanía española mediante una rápida intervención de nuestras Fuerzas Armadas.

Sin entrar en valoraciones sobre la actuación posterior de nuestro gobierno aceptando el arbitrio de Collin Powell, que dudo que aún hoy sepa dónde está el islote, o del papel desempeñado por la entonces nueva ministra Ana Palacio, quiero preguntar a quien quiera escuchar ¿Ha hecho ya alguna declaración al respecto el mando supremo de las Fuerzas Armadas, que según la constitución ostenta el Rey Juan Carlos? ¿Se ha dirigido ya a las tropas que tomaron parte en la operación para trasladarle su felicitación por la limpieza del desalojo? ¿Ha visitado ya los cuarteles de Alicante de donde salieron los boinas verdes? ¿Y la base de helicópteros de Sevilla, la ha visitado ya? ¿Ha hecho llegar siquiera a los mandos su parecer sobre la intervención?

Triste es que el Jefe del Estado no haya tenido a bien visitar Ceuta ni Melilla en 27 años y medio de reinado. Triste que no haya dicho una palabra cuando su españolidad se ha puesto en duda. Triste es que el mando supremo de las fuerzas armadas no haya dicho nada en apoyo de sus tropas once meses después de una acción militar para recuperar la unidad y soberanía nacional (las cuales también debe representar el Rey, según la constitución). Pero aún más triste es pensar que esa dejadez vergonzosa se produzca para no herir los sentimientos del hijo de su gran amigo Hassan, el tirano de Rabat, por el que tanto lloró en sus funerales y al que llamaba "hermano".

Gonzalo García Yangüela

 

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