9 de enero de 2006

Sr. Director:

Por mas vueltas que le doy a discurso del general Mena que tanta polvareda ha levantado, no me explico algunas cosas.

No me explico cómo en los periódicos y en internet, antes de estar disponible el texto íntegro, ya había quien escribía sobre peligrosos salvapatrias y sobre ruidos de sables. No me explico dónde puede ver el ministro Bono la "alarma social" que ha usado como excusa para imponer castigos disciplinarios al general. Y no me explico dónde están las amenazas de actuación militar de las que muchos medios hablan.

El general Mena, y  lo digo después de leer el texto íntegro de su intervención, no hace sino hacer unas precisiones sobre algunos aspectos del proyecto de Estatuto de Cataluña que pueden ser problemáticos para el funcionamiento del ejército. Y cuando habla de la constitucionalidad del mismo y de la aplicación del artículo 8º, lo hace después de decir que la Constitución marca unos límites y que por lo tanto está tranquilo porque esos límites son "infranqueables".

El que el ministro Bono, el Gobierno en pleno o sus socios políticos  hayan montado en cólera porque un militar haya osado recordar las ordenanzas a las que se debe puedo entenderlo, porque al gobierno y a sus socios pronunciarle juntas las palabras "Unidad" y "España" los saca de sus casillas. Pero lo que me llena de asombro, primero, y de tristeza, después, es la actitud del Jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), corriendo a acusar al general Mena y luego poniéndose en la foto a aplaudir con las orejas las pataletas de su ministro atacando directamente a su compañero de armas, que además no ha hecho nada de lo que le acusan. Si estuviéramos en el colegio, sería el pelota chivato de la clase.

Si ese es el compañerismo y el espíritu militar del JEMAD, entonces el Ejército Español está aún peor de lo que yo creía. Me avergüenzo del general Sanz Roldán, y de su cargo de JEMAD. Le ha pesado más su peloteo al gobierno que le nombró que su honra militar. Recuerde vuecencia la sentencia de su juramento, cuando le recordaron: "... y si no, que os lo demande".

¿Y el Rey? ¿Dónde está el Rey? ¿Qué dice el Rey?

Atentamente,

Gonzalo García Yangüela.

 

Agradezco todo tipo de comentarios, no tienes mas que escribirme:

 

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