17 de marzo de 2005

 

Sr. Director:

Hace tan sólo unas horas que el Gobierno de la Nación ha ordenado la retirada, por la noche y sin aviso, de la única estatua de Franco que quedaba en Madrid. La vicepresidenta Martínez de la Vega ha explicado la medida con un sencillo "no gustaba" y aduce a que los monumentos deben ser símbolos que representen la concordia y la unión entre todos los españoles y que por tanto la retirada es "un acto de normalidad democrática".

Es curioso que aluda a esa normalidad y a esa concordia quien asistía minutos antes de la retirada de la estatua, en compañía de otros miembros del gobierno, de la política y de determinados medios de comunicación a un homenaje a Santiago Carrillo Solares, responsable directo de miles de asesinatos  durante  la Guerra Civil.

Es revelador que la misma Sra. Fernández de la Vega acudiera encantada hace pocos meses a un homenaje que el Gobierno Autonómico de Cataluña a Luis Companys, sin que importara que Companys se alzara en armas contra la República en 1934 ni que fuera responsable de la brutal represión ocurrida en Cataluña durante la Guerra Civil.

Es indicativo de la sinceridad y honradez de la Sra. Vicepresidenta que a pocos metros de la estatua retirada de Franco haya una dedicada a Indalecio Prieto, también alzado en armas contra la República en 1934, golpe de estado durante el cual se sucedieron los asesinatos y crímenes de toda índole.

Resulta que Carrillo defendía la misma junta de Gobierno de Madrid en 1936 que defendía el PSOE. Resulta que Lluis Companys contaba con el apoyo del PSOE en su golpe del 34. Resulta que el golpista Prieto era del PSOE. Resulta por todo ello que esos homenajes sí deben gustar y ser símbolos de la concordia.

Sra. Vicepresidenta, ¿Para cuando la retirada de las estatuas de los golpistas del 34? ¿Para cuando la eliminación de placas que recuerden a siniestros personajes como Dolores Ibárruri? ¿Para cuando el cambio de nombre de las calles que se consagran a negras figuras de la historia? ¿Para cuando el fin de la ignominia que supone para mi ciudad natal, Sevilla, que una de sus avenidas fuera rotulada por su partido como "Avenida Carlos Marx", consagrando así esa vía al padre ideológico del mayor terror que jamás vivió el mundo?

¿Esto es talante? ¿O es t'atrás?

Atentamente,

Gonzalo García Yangüela.

 

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