Autodidacto, cacereño, nacido en el 65,… Genín Andrada llegó a Madrid hace poco más de una década, cinco años después se convertía en el primer fotógrafo español contemporáneo que lograba colgar sus fotos de las paredes del Reina Sofía en una exposición individual. Hasta que las imágenes de SIDA llenaron lo que ahora es el Espacio UNO, este museo sólo había mostrada fotografía española en grandes exposiciones colectivas como la de "Cuatro Direcciones".

Eso fue en el 94. Tres años después presentó "Rutas del nuevo mundo", un trabajo radicalmente distinto debido, según palabras del fotógrafo "al paso del tiempo entre un proyecto y otro. Tres años en los me intereso cada vez más por el tratamiento del color".

No obstante, hay un claro punto de unión entre los dos trabajos, y ése es el gusto por fotografiar a las personas y su entorno. Ahí radica el principio que articula las dos series y que da sentido a todo la parte técnica y temática que acompaña al cacereño.

Si Genín no utiliza teleobjetivo es "porque para el tipo de fotografía que hago no tiene sentido, porque me gusta estar entre la gente. Siempre utilizo objetivos de 35mm ó de 85mm.".
Con ellos monta a su Leica M6 ó alguna de sus Nikon FM2.
Siempre trabaja en diapositiva y en paso universal, aunque últimamente le está gustando cada vez más el 6x6 porque "me resulta más fácil componer al ser un formato cuadrado".
No es muy amigo del flash, que utiliza muy pocas veces, "porque rompe un poco mis atmósferas"

Respecto al cambio del B/N por color, Genín confiesa que: "me interesa el B/N como espectador más que como fotógrafo. El color es seducción, es muy interesante, mucho más complicado. Con él busco sensaciones internas, que mis sensaciones tengan algo sólido: que mis sensaciones se manifiesten a través de una fotografía."

Con estas herramientas trabaja Genín, el fotógrafo (sin adjetivos que maticen cuál es su parcela dentro de este arte), pero sobre todo el viajero. "Me paro en un sitio, paso un par de días. Voy viajando y no tengo por qué fotografiar. Mi motivo del viaje no es ir cargado con una cámara. Si me apetece hago fotos. No hago vida de fotógrafo, mi pasión es conocer el mundo y la vida. Disfruto con mi viaje".

Unas veces se integra (SIDA) otras no (América). En ocasiones para, otras veces pasa de largo. Así trabaja este viajero y luego fotógrafo, dejándose guiar por las sensaciones, sin la responsabilidad de saberse fotógrafo y sin la obligación de disparar a diestro y siniestro. Simplemente esperando a que sus sentimientos se transformen en imágenes de colores.

ver fotos


diseño web: latidomedia