La organometría integra la acupuntura  con las últimas tecnología

 

LA MEDICINA ORIENTAL SE PASA AL ORDENADOR

 

Por Carlos Mateos

 

 

 

La medicina oriental siempre ha tenido que soportar el sanbenito de “alternativa”, a pesar de utilizarse con éxito durante siglos. Solo en los últimos años, los científicos han comprobado su eficacia gracias a multitud de ensayos clínicos. Aún así, seguían sin explicarse su funcionamiento, cómo era posible que el desequilibrio en un órgano causara la enfermedad de otro sin conexión aparente. La tecnología ha facilitado esta tarea y ahora ya es posible analizar de manera empírica los bloqueos energéticos y la posible aparición de enfermedades. El aparato que lo hace posible se llama biochek y la ciencia que lo estudia, la organometría.

 

El biocheck es un ordenador al que se encuentran conectados ocho electrodos, que se colocan en diferentes partes del cuerpo: pies, manos, cabeza y zona lumbar. A través de ellos se hace pasar una corriente electromagnética y el ordenador procesa corrientes, tensiones y frecuencias. Se comprueban hasta 70 parámetros sobre la salud del paciente, incluyendo edad biológica, funcionalidad vital, estrés fisiológico, psicoestrés, inflamación orgánica, capacidad inmunitaria, desequilibrio energético, alergia y estado del PH de la piel. Las diferencias de potencial miden el índice de inflamación de un órgano. Asimismo también se detecta la toxicidad entre células, que impide una correcta canalización de la energía. Todo ello en diez minutos.

 

Gracias a estos valores y la relación que la computadora hace de ellos, pueden detectarse muchas enfermedades incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas. En la pantalla aparece un dibujo que representa al paciente y en el que se señala la normalidad con el color blanco, el desequilibrio leve con el verde; el amarillo indica un nivel superior y el rojo, desequilibrio grave. Algunas de las zonas con desequilibrio corresponden a partes del cuerpo que bloquean la energía debido por ejemplo a una tensión muscular, mientras que otras, por el contrario, presentan desequilibrio por exceso de energía. Es el caso de las amalgamas de la dentadura, que suelen atraer la electricidad como pararrayos.

 

A partir de este diagnóstico, se puede establecer un tratamiento que reequilibre estas energías y que considere todo el organismo en su conjunto. “El biochek no aplica terapias por sí solo. Una vez estudiado el informe, paso a la aplicación de las terapias que resulten más aconsejables para la curación: acupuntura, homeopatía, fitoterapia, ejercicio físico. “La medicina clásica casi nunca ha tenido en cuenta estas técnicas, tal vez por mostrar unos planteamientos y una filosofía totalmente distintos a la medicina holísitca”.

 

La aplicación de técnicas científicas a la acupuntura no es nueva. Desde los años 40 diversos científicos trabajaban sobre la idea de aplicar corrientes eléctricas en los puntos de la acupuntura guiados por la convicción de que los meridianos no eran sino conductos de energía que conectaban los diferentes órganos y que era posible restablecer la salud liberando el exceso de energía de unos órganos y aumentándola en otros. El primero en tener éxito fue el doctor R. Voll, de la Universidad de Plochingen, en Alemania, quien ideó un aparato como los utilizados por los electricistas, con dos electrodos que, aplicados a los puntos de la acupuntura, detectaban los bloqueos energéticos en el meridiano.

 

 

 

 

Ciencia y medicina oriental encuentran, por fin, un terreno común.

 

 

 

 

 

 

 

 

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