Es
eficaz contra virus y bacterias, protege el sistema inmune, rejuvenece y puede
que también sea anticancerígeno
PROPÓLEOS:
LA MEDICINA DE LAS ABEJAS
El propóleos es la
sustancia con la que las abejas tapan las fisuras que se producen en las
colmenas e impedir cualquier infección. Sus propiedades antisépticas y
cicatrizantes ya eran conocidas por egipcios y griegos y a lo largo de la
Historia se le han hallado aplicaciones para numerosas enfermedades, muchas de
ellas superiores en eficacia a los fármacos sintéticos: afecciones de la piel,
de la sangre, gripes, otitis, faringitis, inflamaciones. Sin embargo, estas
propiedades son peque_as si se comparan con una posibilidad apuntada por las
últimas investigaciones sobre el propóleos: que cure el cáncer.
Dice la mitología
romana que fue Júpiter quien transformó a la bella Melissa en una abeja para
que pudiera producir la milagrosa sustancia curadora: el propóleos o própolis,
como los griegos lo habían llamado (“defensor de la ciudad”). De color pardo,
olor dulce y sabor agrio, este elemento con el que las abejas desinfectan sus
colmenas y que les protege de cualquier inclemencia había fascinado a nuestros
antepasados egipcios, que lo utlizaban como anestésico y para embalsamar a sus
muertos. No en vano en muchas colmenas pueden encontrarse animales enteros
embalsamados con propóleos.
Aunque es una
sustancia poco conocida, incluso por muchos apicultores, ya era citada por
Aristóteles, quien en su Historia de Animales la definió como “remedio
para las infecciones de la piel, llagas y supuraciones”. Desde entonces, esta
“resina de las abejas”, como también se la ha conocido, se ha utilizado en
Occidente para curar heridas y tratar infecciones, aunque su uso ha sido común
en otras culturas. Aparece citado en el Corán -los árabes lo empleaban para
tratar eczemas y atenuar dolores musculares y reumáticos- y se tiene constancia
de que los incas recurrían a él para bajar la fiebre.
Han sido muchos los
usos que los galenos de todas las épocas han dado al propóleos. Aparece en los
tratados georgianos de medicina (siglos XII-XV), donde se recomienda como
remedio para la cavidad bucal y las caries dentales. También sabemos que muchos
brotes de tuberculosis han sido atacados con propóleos.
En el siglo XX dos
importantes guerras han conocido la utilización de propóleos de forma masiva.
En la Guerra de los Boers (1899-1902), en África del Sur, las heridas eran
tratadas con ungüentos elaborados con propóleos y vaselina. Los médicos de
campa_a comprobaron que no sólo ejercía una acción antiséptica, sino también
cicatrizante y regeneradora de tejidos. Esta aplicación para heridas de batalla
fue utilizada durante la revolución rusa (1917). En los hospitales rusos era
más fácil encontrar propóleos que medicinas.
Estos magníficos
resultados fueron olvidados por la medicina moderna que, en pleno auge de la
fabricación de fármacos sintéticos, pensó que podía prescindir del propóleos.
Sólo en los últimos 25 a_os, impulsados por las investigaciones realizadas en
países del Este y un renovado interés por lo natural, los científicos de todo
el mundo han prestado atención a unas propiedades terapéuticas únicas en la
Naturaleza.
Así, científicos
chinos han encontrado que el propóleos es efectivo en el tratamiento de la
hipertensión, arteriosclerosis y afecciones cardíacas. En Europa, el doctor V.
Balalykin asegura que el propóleos “ayuda a las células blancas a fagocitar las
bacterias y los productos de deshecho en la sangre”. En Rusia se ha demostrado
que pueden prevenir la úlcera y la formación de abscesos.
La investigación
desarrollada en América, Polonia y Rusia ha demostrado algo que ya se conocía
por nuestros antepasados, que puede tratar el acné, la urticaria, el herpes y
otras afecciones de la piel.
Otros experimentos
llevados a cabo en los últimos a_os han mostrado la eficacia del propóleos
contra diferentes tipos de bacterias, hongos y levaduras, como antidepresivo,
contra la fatiga, en la otitis, faringitis, sinusitis, gastritis, infecciones
urinarias, periodontitis, artritis, afecciones cardíacas, inflamaciones de las
vías altas respiratorias, cefalea, gripe y como potenciador del sistema inmunológico.
Por si fuera poco, algunos autores han encontrado en el propóleos una sustancia
antienvejecimiento. Como se_ala el profesor Antonio Cerezo, catedrático de
Farmacia de la Universidad de Granada, “posee demostrada actividad
antirradicales libres, inhibiendo los procesos oxidativos”, lo que se relaciona
con sus propiedades rejuvenecedoras. Unas propiedades que encuentran aplicación
en la lucha contra el cáncer.
Cáncer
En Japón, el
Fujisaki Institute está investigando la supresión de tumores gracias a un
compuesto extraído de propóleos brasile_o. En un experimento realizado con
células humanas cancerígenas del aparato digestivo, pulmón e hígado el
resultado, publicado en la revista Cancer Detect Prevent, fue que “el
crecimiento de las células malignas fue suprimido remarcablemente”. La Drew
University of Medicine and Science, en Estados Unidos, también está encontrando
hallazgos esperanzadores que les permite hablar de la actividad
“anticancerígena” del propóleos.
En Estados Unidos
algunos radiólogos utilizan pomadas con propóleos, mientras que en Dinamarca,
el biólogo KL Lund Aagaard recomienda utilizarlo a los pacientes que se sometan
a sesiones de radioterapia.
En nuestro país,
uno de los centros de investigación más avanzados respecto al propóleos es el
Laboratorio de la Miel, dependiente de la Junta de Castilla-La Mancha. Su
director técnico, Alberto Ortiz, recoge en Los Productos del Colmenar,
de la colección Zootecnia (Ed. MP) los resultados de las investigaciones
sobre uno de los componentes del propóleos, el éster fenetílico del ácido
caféico (CAPE): “las líneas de células tumorales son más sensibles al CAPE que
las células normales”.
Composición
La clave de todas
estas propiedades curativas del propóleos se encuentra, según los
especialistas, en los flavonoides que contienen. Los flavonoides son unos
compuestos que se encuentran en todas las plantas --existen más de 300
variedades-- y de los que se sabe que son unos importantes regeneradores del
da_o celular vegetal debido a sus propiedades antioxidantes.
La composición
exacta del propóleos depende de la flora del lugar donde se encuentre la
colmena pero no deja de ser sumamente compleja. En un análisis realizado por el
fitoterapeuta Juan Sisa en propóleos ibicencos halló la siguiente composición:
resinas y bálsamos (50-55 %), cera (25-35%), aceites volátiles (10%), polen
(5%), sustancias orgánicas y minerales (5%). Dentro de este último grupo se han
encontrado ácidos orgánicos, ácidos fenoles, compuestos aromáticos, cumarinas,
flavonoles, flavonoides, flovononas, flavononoles, minerales como el aluminio,
la plata, el hierro, etc. En su composición vitamínica destacan la protovitamina
A y varias del grupo B.
_De dónde viene?
Aunque cada vez se
conoce más sobre el propóleos, su origen exacto todavía constituye un misterio.
Una teoría apunta a que es recolectado por las abejas de más de 15 días que
toman las partículas resinosas que se encuentran en las yemas de diferentes
árboles y plantas herbáceas y lo almacena en los cestitos del polen. En la
elaboración intervendrían las enzimas de la boca para evitar la adherencia.
Otra teoría asegura que el propóleos es el resultado de la digestión del polen.
En Espa_a, las
abejas utilizan resinas de álamos, sauces, abedules, alisos, casta_os
silvestres, pinos y enebros. Según Juan Sisa,” las colmenas situadas en bosques
o al lado de ríos donde hay chopos contienen más propóleos que las situadas en
zonas llanas”. Las abejas propolizan durante todo el a_o, pero es a finales del
verano y en oto_o cuando la producción es más abundante.
La fabricación del
propóleos es lenta y laboriosa. Las abejas encargadas de recolectar las resinas
--diferentes del resto-- tardan de 15 a 20 minutos en volar desde la colmena a
la planta elegida, generalmente la que contiene mayor cantidad de azúcar.
Cuando regresan, ejecutan una danza que indica a las otras abejas la
localización de las flores y el tipo de néctar obtenido. Las otras abejas les
ayudan a descargar, una tarea que puede llegar a durar varias horas. En
ocasiones, las abejas portadoras deben esperar a que el sol caliente la carga y
puedan desprenderse de ella. Al final de este proceso una colmena puede llegar
a producir unos 150 ó 300 gramos de propóleos al a_o.
Los animales
también se benefician de las propiedades de esta sustancia natural. Así, el
propóleos actúa contra la fiebre aftosa, necrosis bacilar, bronconeumonía,
dispepsia tóxica, parafitus, mamitis, etc. Además, ha demostrado su eficacia
contra determinados virus de las plantas, especialmente la necrosis del tabaco
y el virus del mosaico del pepino.
Cosmética
Como se_ala el
profesor Antonio Cerezo, en cosmética se utiliza para cremas de belleza y
desodorantes, debido a su agradable olor y sus propiedades antisépticas. En
lociones para el afeitado -por ser antiséptico y anestésico-, en productos para
el cuidado e higiene del cuero cabelludo y del cabello, en dentífricos y
colutorios, en cremas de noche, leches desmaquillantes, leches corporales y
preparados antiarrugas -por sus características antisépticas y de reparación
tisular- y en protectores solares.
La industria
tampoco ha pasado por alto las peculiares características de maleabilidad y
resistencia del propóleos y es empleado en la fabricación de barnices y lacas
finas de muebles e instrumentos musicales de cuerda. El mismo Stradivarius
revestía sus violines con propóleos de los alrededores de Cremona.
Consejos prácticos
Los propóleos puros
son difíciles de conseguir en Espa_a. Lo más frecuente es encontrar extractos
en forma de pomadas, ampollas y píldoras, casi siempre en herbolarios. El
naturópata Juan Sisa recomienda
comprobar que la composición de propóleos en las tinturas sea superior al 20
por ciento para que sea efectivo. Él las comercializa, de manera limitada,
desde Ibiza.
Gripe:
El consejo de Juan
Sisa es consumir propóleos todos los días. “Es muy preventivo tomarlo a diario,
especialmente en invierno, para evitar gripes e infecciones. Yo no he vuelto a
tener ninguna desde que lo hago”, asegura Sisa. Según él, la manera de hacerlo
es la siguiente: “Después de lavarse los dientes, hay que ingerir 8 ó 10 gotas
de propóleo puro, sin diluirlo en agua. Se ensaliva y se traga, sin tomar nada
más en la siguiente media hora”.
Afecciones
respiratorias:
El doctor J.N.
Pavelenko recomienda tintura de propóleos
en leche o manzanilla (20 gotas) media hora antes de las comidas, tres
veces al día, durante dos meses. De este modo “incluso los peores catarros y
bronquitis pueden ser tratados”.
Otros consejos que
los naturópatas suelen ofrecer para tratar afecciones comunes son los
siguientes:
Acné:
Frotar la parte
afectada con una gasa en la que se ha vertido tintura de propóleos
Dolor de muelas:
Mojar algodón en
tintura de propóleos y colocar en el diente afectado. El dolor desaparece en 20
minutos
Úlcera bucal:
Enjuagar los
dientes con tintura de propóleos o colocar un poco de propóleos puro debajo de
la lengua
Afecciones de
garganta:
Poner unas gotas de
propóleos en tintura sobre pan integral o utilizarlo en gárgaras
A pesar de todas
estas ventajas, Alberto Ortiz advierte de que algunas personas pueden
desarrollar reacciones alérgicas, por lo que se recomienda el consejo de un
especialista. Además, se_ala que en la Unión Europea el uso de propóleos en la
alimentación está prohibido.
Para más
información:
-Bonet, D. “Los
productos de la abeja. Miel, polen, jalea, propóleos”. Ed. Ibis. Barcelona
(1994)
-Pamies, J.M.
“Miel, jalea, polen y própolis: fuentes de vitalidad y armonía”. Ed. Libsa.
Madrid (1993).
-Juan Sisa,
fitoterapeuta. Tel. (971) 33 58 09