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Introducción:
La última gran propina de Moro no fue para su verdugo, sino para la humanidad. Cuando se le menciona en bando propio o ajeno las dudas acuden como latiguillos inevitables ¿Hizo este hombre algún aporte substancial al mundo jurídico? Una catarata de tinta ha bajado en más de una tesis, ensayo o libro. ¿Es uno de los precursores de la Criminología como afirma Rodríguez Manzarena? ¿Un contribuidor a la imagen bucólica del colonizado como afirma Zaffaroni? Lo han cuestionado, sospechado o aplaudido tanto a él como a su obra más famosa: Utopía ¿Es esta una disgresión literaria intrascendente? ¿Una obra maestra? ¿En qué época vivió este buen cristiano? ¿Cuándo escribió su relato sobre el mundo del nunca tal vez y por qué?
Ser patrono de los abogados puede ser un oficio duro y como la Iglesia no pudo canonizar a Alberdi (aunque algunos lo sigan intentando) alguien tenía que cubrir el puesto. Estas y tantas preguntas me llevaron a la conclusión de que si bien había ciertos tópicos que, por extensos y profundos no podría abarcar, habría otros que sí. Otros, que me permitirían hallar las lecciones que un Moro vivo y actual podría donar a los "paupers leguleyos peccatoribus". El presente pretende ser un apunte para ensayar un par de respuesta que humildemente acercamos a modo de filial homenaje. Es por ello:
Que no pretendemos:
1.- Extendernos en detalles biográficos en los que otros, con oficio histórico, ya se han explayado mejor de lo que podríamos nos.
2.- Explorar toda la riqueza de este santo sino más bien los aportes al campo jurídico que surgen de su vida y obra. Lo contrario excedería los límites del trabajo y la sana prudencia.
Sí pretendemos:
1.- Que Moro no fue un simple reflejo del conflicto de su tiempo. Moro fue hombre de un solo reino y su coherencia lo llevó al martirio.
2- Que Enrique VIII quien alguna vez fuera un hombre de (Continúa en la página 2)
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