Atacar al médico
Ser médico en nuestro país comporta riesgos de sufrir insultos y agresiones físicas, según se desprende de una encuesta entre profesionales, realizada por el Col.legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB), en la que se constata que uno de cada tres facultativos reconoce haber sido objeto de las iras de sus pacientes o de los familiares que los acompañan. Los centros de urgencias y los turnos de guardia son los escenarios donde la agresividad se manifiesta con más frecuencia.
La situación de un médico agredido por su paciente no es propia sólo de los telefilmes, pues se da en la vida real en lugares como los hospitales y centros médicos de Barcelona, donde un 70 por ciento de los facultativos encuestados admiten que ha sido atacado, física o verbalmente. Las causas de estas agresiones parecen residir en el nerviosismo natural de los pacientes, que se sienten desengañados cuando el médico se resiste a recetarles los medicamentos que reclaman o les niegan una baja médica. Otros factores como las enfermedades mentales o las toxicomanías propician tambien estos ataques, que han introducido un factor de incertidumbre y hasta de temor entre el colectivo médico. La posibilidad de que los médicos se sientan presionados y tiendan por ello a satisfacer las demandas de los pacientes, aun siendo inadecuadas, es una de las consecuencias de esta situación.
La bata blanca ya no es un elemento disuasorio ni un signo de autoridad. Bien al contrario, el paciente pugna en muchos casos por imponer sus criterios y exteriorizar sus reclamaciones cuando no se considera bien atendido. Las dilatadas esperas en las salas  son tambien factores que alimentan el nerviosismo y la agresividad. La realidad es que el médico ha pasado de ser la figura dominante o paternalista, cuyas decisiones no eran discutidas, a un profesional sometido a presiones por sus pacientes, que lo ven como un asalariado que presta un servicio al que tienen derecho. Las experiencias en otros paises indican que estos conflictos requieren un cambio de cultura y actitudes, que debe ser impulsado por los colegios médicos y la Administración.
La Vanguardia. Opinión.
Sábado, 28 de Febrero de 2004