Una posible Constelación Precolombina

Todos aquellos que han visitado alguna vez nuestro Museo Nacional habrán tenido oportunidad de contemplar las magnas esferas de piedra de origen precolombino que enriquecen la colección de dicha institución. Al pasearnos por sus pasillos exteriores nos encontramos con una esfera que sobresale de entre las demás, tanto por estar seccionada a la mitad, como por mostrar un intrincado petroglifo en uno de sus hemisferios. Dicho grabado presenta una serie de formas sumamente complejas, marcadas con trazos firmes en la deteriorada superficie de la piedra.

Cuando me encontré ante esta esfera por primera vez, hace más de una década, me asaltó la curiosidad por saber que representaban y que significaban aquellas enigmáticas líneas. Estos petroglifos se han encontrado a todo lo largo del territorio nacional y algunos de sus diseños, sumamente complejos, más parecen obras abstractas hijas del arte moderno que producto de la creación de un pueblo "primitivo", como solemos calificar a nuestros antepasados precolombinos.

Mapas geográficos, signos rituales e incluso formaciones naturales. Tales han sido algunas de las explicaciones que se les han dado y que no han resuelto satisfactoriamente su misterio.

Pero existe otra interpretación más, la cual, a falta de contexto, no se ha explotado en la totalidad del espectro de posibilidades que ofrece. Se trata de la que identifica a los petroglifos con representaciones de carácter astronómico, o sea posibles cartas celestes en piedra cuya finalidad habría sido calendárica y probablemente ceremonial.

Aunque la idea del sentido astronómico de los petroglifos costarricenses no es mía, como se verá más adelante, me permito presentar una interpretación astronómica del grabado que nos ocupa.

Todo comenzó con la espiral que se encuentra en la parte inferior del diseño. La llamativa posición de la espiral dentro del conjunto y la forma del petroglifo en sí me recordaron vagamente a las constelaciones de Pegaso y Andrómeda, en cuyas inmediaciones se encuentra otra singular forma espiral: la galaxia M31.

Fig.1 y 2 La esfera de piedra seccionada mostrando parte del petroglifo en uno de sus hemisferios. (Fotografías de Daniel Brenes)

 

Partiendo de esta idea formulo la hipótesis de que dicho petroglifo sea la representación de una constelación precolombina, formada por estrellas de las constelaciones ya mencionadas y de algunas de sus vecinas más cercanas.

Es importante recordar que la forma de una constelación varía de acuerdo a la interpretación que cada cultura le de a un determinado grupo de estrellas en el firmamento.

Puesto que las formas de las constelaciones de Pegaso y Andrómeda, tal como las conocemos, tienen origen en los pueblos mediterráneos, es de esperarse que una constelación precolombina de esa misma zona del cielo reúna un conjunto un tanto diferente de estrellas, formando algo muy distinto a un caballo alado y a una princesa celeste.

Sobre la base de este hecho comparé las líneas y puntos que conforman el grabado pétreo con los agrupamientos de estrellas de esa región celeste, la cual abarca de 43º 07' a -07º 47' de declinación.

Fig.3 Constelaciones y estrellas más importantes incluidas en este estudio.

 

Fig.4 Constelación basada en el petroglifo. El círculo inferior representa la ubicación de M31.

 

Fig.5 Comparación entre la constelación resultante y el petroglifo.

 

Fig.6 Puntos concordantes entre ambas figuras. Enumeración de los puntos señalados:

1- Galaxia M31 de Andrómeda 
2- Mirach (Beta de Andrómeda) 
3- Alpheratz (Alfa de Andrómeda) 
4- Ómicron de Andrómeda 
5- HR8632 en la constelación del Lagarto (catálogo de estrellas de Yale) 
6- Scheat (Beta de Pegaso) 
7- Psi de Pegaso 
8- Pi de Pegaso 
9- Algenib (Gamma de Pegaso) 
10- Theta, Iota, Lambda, Kappa, Gamma y Omega de Peces 
11- Beta de Peces 
12- Eta de Acuario 
13- Markab (Alfa de Pegaso) 
14- Homam (Zeta de Pegaso) 
15- Theta de Pegaso 
16- Ancha (Theta de Acuario) 
17- Sadalsud (Beta de Acuario) 
18- Alfa del Caballo Menor 
19- Enif (Épsilon de Pegaso) 
20- HR8313 en la constelación de Pegaso (catálogo de estrellas de Yale) 
21- HR8173 en la constelación de Pegaso (catálogo de estrellas de Yale) 
22- Constelación del Delfín 
?- Figura aún no definida en el contexto astronómico.

Fruto de esta comparación se obtiene una constelación con un total de veintidós estrellas y grupos principales, señalados sin mucha dificultad dado que prácticamente concordaban con los objetos más sobresalientes y las intersecciones de las líneas que muestra el grabado. Así, la semejanza entre ambas figuras resulta evidente.

La agrupación incluye en su composición estrellas pertenecientes a las constelaciones de Andrómeda, Pegaso, Peces, Acuario, Delfín, Lagarto y el Caballo Menor.

De esta lista de puntos concordantes es el punto 13 uno de los más singulares, ya que presenta una espiral unida a un bucle, sobresaliendo por su tamaño del resto del grabado. He identificado este punto con Markab, la estrella alfa de Pegaso y por tanto la más brillante de esa constelación. El resaltar de esa manera dicha estrella se debió probablemente a que quién grabó el petroglifo la consideró relevante por razones que ignoro.

Tampoco pude definir la figura de la parte inferior derecha, cerca de la espiral, ya que no logré relacionarla con un conjunto u objeto astronómico de esa zona del cielo que se le asemeje.

Debo resaltar el hecho de que al encontrarse inscrito el petroglifo en una esfera es posible reproducir el movimiento aparente, que con motivo de la rotación de la Tierra, describe la constelación en el cielo durante la noche. Haciéndola rodar de derecha a izquierda, sobre un eje situado bajo el petroglifo, que equivale al punto norte estelar fijo, se obtiene una representación del movimiento este-oeste que describe dicha constelación. Estaríamos entonces no solo ante una carta astronómica, sino más bien ante un rudimentario pero práctico planetario.

Después de enumerar estos indicios creó que quedaría aún un detalle por resolver: ¿Cómo se enterarían los creadores del petroglifo de la forma espiral de M31 sí, a pesar de que esta galaxia es visible a simple vista solo se aprecia como una pequeña mancha gris en el cielo?

Negar la posibilidad de que nuestros antecesores tuviesen tal conocimiento sin contar con el telescopio u otro instrumento óptico, podría ser una lastimosa desestimación de sus capacidades, algunas de las cuales están más allá de nuestro entendimiento, condicionado por el racionalismo ortodoxo de nuestro tiempo.

Y es que, al representarla desproporcionada en su tamaño y frontalmente, no inclinada como se aprecia en el firmamento, es posible que nuestros aborígenes hubiesen querido transmitir la importancia que ese conocimiento implicaba, tanto para ellos como para nosotros, sus sucesores.

Fig.7 Galaxia M31de Andrómeda

En cuanto a la figura que podría representar la constelación, resulta difícil de interpretar dada su complejidad, pero parece sugerir una forma zoomorfa, quizás la de un cuadrúpedo. Dentro del contexto de la fauna americana podría representar un perro, un jaguar o, tal vez, un mono.

Además, no es la primera vez que se da una interpretación de carácter astronómico a los petroglifos en Costa Rica.

El 25 de Marzo de 1979, en la sección "Áncora" del periódico "La Nación" de Costa Rica, el señor Michael O' Reilly presento su propuesta de que el petroglifo circular encontrado en el montículo principal de Guayabo de Turrialba, provincia de Cartago, pudo haber funcionado como un calendario muy preciso, que, usando como referencia objetos astronómicos de poca magnitud, daba detalle de fechas como los solsticios, el día más largo del año y la duración de la época lluviosa anual.

Aún cuando la hipótesis presentada por O' Reilly carecía de contexto, la idea se sustentaba en fundamentos lógicos y racionales nacidos de una metódica comparación.

El considerar que nuestros antepasados precolombinos poseían conocimientos astronómicos que plasmaron en sus petroglifos se convierte en una beta interpretativa sumamente rica y valiosa, toda vez que nos muestra una nueva faceta de su pensamiento y de sus conocimientos acerca de los ciclos de la naturaleza, los cuales, para nuestra desgracia, hemos relegado al olvido.

Edwin Quesada.

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