2do. CONGRESO IBEROAMERICANO SOBRE PENSAMIENTO CRÍTICO

Explicando lo paranormal
Guillermo Carranza (Mago Khalid)

Hola, mi nombre es Khalid, y ejerzo el oficio más antiguo del mundo.
No, perdón... el segundo oficio más antiguo del mundo: soy mago.
Durante los próximos minutos déjenme intentar hacerles una pequeña demostración de mi habilidad para manipular sus cinco sentidos, para crear la ilusión de un sexto sentido. Un sexto sentido que me hará ser capaz de controlar todo lo que ustedes vean, digan, toquen e incluso hasta lo que piensen... así que por favor señor, no piense eso, que es feo; ¿sí?
Lógicamente, muchos de ustedes se preguntarán: “y si este tipo puede hacer todo esto, ¿cómo es que no es millonario?” Jajaja... ¡Lo soy!, Porque tengo el cariño, el aprecio y la amistad de todos y cada uno de ustedes. Gracias por eso.
Esta demostración, intentará explicar de alguna forma el por qué de la magia, el por qué de su gran poder y de su fascinación. Al final, si tienen alguna inquietud sobre alguno de los puntos, pueden hacer preguntas, si lo desean. Lo único que no voy a contestar es el cómo lo hago... Hay un juramento entre los magos que debo de respetar. Todas las demás preguntas, pueden formularlas con confianza, sin vergüenzas. Recuerden que no existe pregunta indiscreta. Lo indiscreto siempre es la respuesta.
Bien. Empecemos este viaje explicándoles que la magia es considerada la madre de todas las artes. Es inherente a la persona misma. Todas las demás artes parten justamente de la magia.
Por ejemplo, la pintura, cuyas primeras manifestaciones son esos dibujos rupestres encontrados en algunas cuevas, que intentaban “capturar” el espíritu de los animales, para que se dejaran cazar, o como una predicción de lo que ellos anhelaban que sucediera. La danza, igualmente, nace de la idea de agradar a los dioses, agradecerles o pedirles favores... La lluvia, la fertilidad, la cosecha.
Para los antiguos humanos, cualquier cosa que no tuviera una explicación a su entender, resultaba hecha por obra de algún dios, que la producía. La lluvia, el fuego, el viento, las cosas buenas eran siempre un regalo de los dioses. Las obras malas, eran castigos por algo que los hombres habían hecho mal. En pocas palabras, si la moneda cae cara, gano yo, y si cae sello, pierdes tu.
Fue en ese momento cuando alguien, de pura casualidad, descubre algún secreto. Por ejemplo, el encontrar un par de pedernales, y darse cuenta que al frotarlos se produce una chispa, que puede prender el fuego. Irá entonces donde el jefe de la tribu, y le dirá que es un regalo que los dioses le han hecho. El jefe lo nombrará “el gran brujo de la tribu”, aquel que recibió el regalo de los dioses. Pero además, es el vínculo, el nexo entre la tribu y sus dioses.
Viendo esto ahora, podría parecer algo simple, ¿verdad? Pero vivamos un poco la magia del momento, con la ayuda de alguno de ustedes. ¿Alguna persona que desee ayudarme? ¿Usted? Bien. ¿Cuál es su nombre?.
Aquí tengo una hoja de papel de periódico, y voy a pedirle que la revise, y que vea que no tiene nada de especial. Una simple hoja de papel de periódico, que podríamos haber encontrado olvidada en cualquier calle de nuestra ciudad. Vamos a hacer ahora un cucurucho con esta hoja de papel. Es decir, algo así como una bocina para poder escuchar mejor a los dioses, o para concentrar su poder. Hay que agradar a los dioses, así que vamos a darle un bonito acabado al cucurucho, incluso colocando “ofrendas” dentro de él. Coloque el cucurucho sostenido por ambas manos hacia arriba, para que el dios lo escuche mejor, y llamemos al dios del fuego. Hay que concentrarse, pensar fuerte en el fuego... eventualmente, el dios del fuego nos dará una respuesta. (el cucurucho se enciende con fuego)
¡Que sorpresa!, El dios del fuego nos ha mandado un regalo: el fuego para cocinar, o para iluminar nuestras noches, y Usted se ha convertido en nuestro nuevo brujo. Un aplauso fuerte para mi asistente.
Pero regresemos a nuestro primer brujo: Esta persona tendrá que buscar luego nuevos regalos de los dioses, o mejor dicho, tendrá que demostrarle al jefe de la tribu que sigue en contacto con los dioses, para que él pueda seguir disfrutando de los beneficios de su nuevo estatus. Hará predicciones de todo. Algunas pocas acertará y la gran mayoría no; Pero descubrirá algo curioso: ¡La tribu sólo recuerda los aciertos!
Para demostrar un poco esta parte, aquí tengo un sobre, y dentro de este sobre hay una predicción. Hay que aclarar que las dos grandes diferencias entre predicción y profecía, son: primero, que la predicción ocurre en nuestro tiempo, es decir, es comprobable (acertada o no) por nosotros. La profecía en cambio, la comprobarán nuestros hijos, o nietos... Si ocurre. La otra diferencia es más de competitividad: La predicción la realizan los magos, las profecías los profetas.
Alguna persona que mantenga este sobre entre sus manos y que de fe que nadie se acerca o intenta cambiar o modificar su contenido. Y otra persona al azar para que me diga el nombre de un cantante, varón, de fama internacional. ... ( en el sobre se encuentra la foto del cantante elegido por el público)
Esto nos da otra de las pautas más utilizadas por aquel brujo antiguo, y que hasta ahora es utilizada por algunos videntes y chamanes: No hay forma de comprobar, al menos en el momento, que las referencias empleadas, son verdaderas. Sin embargo, hagamos algo que si pueda ser comprobado fehacientemente.
Para esto, utilizaremos una baraja de naipes. ¿Por qué? Porque hay 52 posibilidades diferentes, y para una estadística de corto plazo, es más que suficiente. Otra cosa que intentaremos es un azar completo, y mucha imaginación.
Mucha imaginación, porque lo que tengo aquí, y que voy a sacar ahora, es una baraja de cartas. Un estuche de color azul. Bueno, los que están aquí cerca lo verán bien. Los del fondo: ¿Logran ver el estuche? ¿Sí? Bien; pero para que lo vean mejor, voy a abrir el estuche, sacar las cartas, y dárselas a Usted, para que las revise.
Quiero que noten, que son 52 cartas, todas diferentes. No tengo Joker. Es más, no quiero que piensen que las tengo ordenadas, así que voy a pedirle que baraje un poco... eso... Mézclelas; de esta forma cada carta quedara según el azar.
Y ahora habría que elegir a una persona del público para que saque un naipe. Pero si yo digo Usted, o usted o usted, pueden pensar – que no es cierto- que me he puesto de acuerdo con alguno de ustedes. Para que esto no ocurra, tengo aquí un objeto. Me daré media vuelta, lanzaré el objeto y la persona que lo agarre, tampoco será la elegida. Claro, porque pueden pensar que soy un lanzador extraordinario y se lo he lanzado directamente a alguien. Esa persona, a su vez, lanzara el objeto hacia otra, y esa ya será la elegida, porque todos no podemos ser lanzadores extraordinarios. Entonces, lanzo, ¿quien la tiene? Láncela usted también. ¡Usted!. Usted es la persona elegida.
Vayan pasándole las cartas hasta que llegue donde la persona.
Haga un abanico con esas cartas y saque una. No me la muestre, pero sí quiero que la vea, que la recuerde. Y que la coloque boca arriba entre todas las demás. Cierre el abanico y mezcle las cartas. Luego, devuélvame la baraja por donde vino.
Bien, eso quiere decir que tengo aquí una baraja, 52 naipes mezclados por Usted, pero hay una sola carta puesta al revés, y la única persona que sabe qué carta es, es aquella persona.
Voy a meter las cartas dentro del estuche, colocarlo en mi bolsillo, pero solo por un momento, porque ahora sacaré el estuche visible. Ahora sí se da cuenta que estuvo barajando estas cartas, ¿verdad?.
Bien, y ahora que tengo todo a la vista, que ya no puedo voltear cartas, ni nada, quiero que nos diga en voz alta, cuál es la carta que usted imaginó colocar volteada en la baraja.
Quiero que esto sea inequívocamente autentico, y que no haya lugar a dudas. Así, que voy a abrir el estuche con dos dedos. Voy a sacar las cartas, las iré pasando de una en una, y debe de haber una y solo una carta vuelta, que esperemos sea la carta que dijo la persona.
Aquí hay una carta vuelta, y usted dijo que era... Y efectivamente es grande el poder de la magia, y de la imaginación, como para que la única carta volteada haya sido efectivamente la que Usted dijo.
Esto es lo que llamamos una predicción casi profética. Pero los magos tenemos también la habilidad de no sólo predecir, sino de cambiar los eventos para provocar que una profecía se cumpla.
Déjenme demostrar esto, con otra persona de voluntario... Por ejemplo Usted. Señor, quiero que se fije muy bien en todo lo que hago, y lo recuerde, porque luego le preguntaré. Por ejemplo. ¿Cómo le llama usted a esto? : ¿barajar?, Bien, ¿y a esto? ¿Mezclar? ¿Y si hago esto? ¿Cortar? Incluso usted también puede cortar, o lo que quiera, y mantenga la baraja ahí un momento. Porque tengo aquí un estuche de naipes. Bueno, cada vez que el mago agarra algo, piensan que tiene algún truco, así que me gustaría que usted señor, lo vea... que lo vea, que no lo toque... o incluso, que lo toque, para que compruebe que no tengo un duendecito adentro que me pueda ayudar en algún momento, o que tengo algún aparato secreto. Esta vacío, ¿verdad? Entonces, si me puede devolver el estuche, podemos continuar, porque quisiera que coloque todas las cartas, así como han quedado, después de tantos cortes y mezclas, dentro del estuche, lo cierre, y se lo de a otra persona, por ejemplo Usted. Y que esta persona tenga el estuche siempre entre sus manos, sin que nadie se acerque o la toque, o intente hacer algún cambio.
Y aquí tengo otra baraja, que igual te voy a pedir que también la mezcles y la cortes para que quede bien barajada.
Fíjense bien cómo comienza este juego: dos barajas, han sido mezcladas y cortadas, una esta en un estuche, y ya no se puede modificar nada; la otra esta siendo aun mezclada por el señor.
Y ahora necesito una persona más; pero para que sea al azar, te voy a pedir a ti, por ejemplo, que señales a una persona cualquiera del público. Bien. A usted, le voy a pedir que piense en un numero entre el 1 y el 52. ¿Por qué entre el 1 y el 52? Porque en las barajas que previamente se han mezclado y cortado, hay 52 cartas.
¿Que numero me dice? ¿Esta seguro? ¿No desea cambiar? Fíjese que hay números más bonitos, esta el 12, o el 7, o el 4... No. Usted quiere ese, sin duda. Bien.
¿Me permites la baraja? Solo para que vean que esta bien mezclada, voy a hacer un abanico con esas cartas, y le voy a pedir a usted, que aun no ha participado, que extienda su dedo índice de la mano derecha. ¿Ha traído el dedo índice? Bien, ahora solo toque, toque la baraja. Bueno, está tocando dos cartas, así que saque ambas.
Quiero que noten que le he presentado la baraja con las caras hacia arriba, de manera que él mismo vea las cartas, porque si las pongo cara abajo, podrían pensar, (que no es cierto), que yo con una gran habilidad le he cambiado la carta que él ha tocado; por eso de esta forma, él puede ver la mercadería. ¿Está claro?... Bueno, de las dos, dame una y quédate con la otra, que es con la que vamos a jugar, ¿o quieres cambiarla? Porque si quieres, empezamos todo de nuevo, y ya. ¿No quieres? Bueno.
Entonces, miren de lo que se trata este numero. Voy a intentar, que la carta elegida por el señor, se coloque en la posición numero tal que dijo aquella persona en la baraja que previamente ha sido mezclada y cortada por el señor, y que está puesta en el estuche que está entre tus manos, y que nadie se ha acercado, ¿verdad?
Bien. ¿Me permites?¡No!, Porque si yo toco las cartas, pudieran pensar que con una gran habilidad, encuentro la carta, y la coloco en 1, 2, 3, 4, 5... el numero elegido. Para que se vea que eso no es cierto, te voy a pedir que con el estuche en alto, vengas aquí, abras el estuche, saques todas las cartas, tal y como han quedado, y teniéndolas boca abajo, anda dándole vuelta a una por una, contando hasta llegar al numero que dijo la persona. 1, 2, 3, 4, 5... un momento. Vamos a recordar, que ambas barajas fueron mezcladas por alguien del publico, Una de esas barajas, se guardó en el estuche, luego, otra persona eligió a una más, y esta eligió un número. Le pregunté si quería cambiar, y me dijo que no. Otra persona, tocó dos cartas, le pedí que se quedara con una, y se quedó con esta. Yo me mantengo a distancia, y nunca he tocado esas cartas; pero yo creo en la intuición de todos ustedes, así que ¿puedes darle vuelta a la carta? Y efectivamente, la carta que querías en el numero que querías. Vamos a darles un fuerte aplauso a todos los que colaboraron en esta experiencia.
Bien, entonces ¿los magos tenemos la facultad de poder modificar el futuro a nuestro antojo? No, existe un karma... es decir, todo lo que uno hace tiene una repercusión en nuestro futuro directo... Jajaja... ¡Mentira!
A veces nos olvidamos que los magos somos los únicos profesionales totalmente honestos. Primero les decimos que los vamos a engañar, y cumpliendo fielmente nuestra premisa, los engañamos. Así todos quedamos contentos.
Y no sólo eso, sino que además les mostramos la utilidad que puede tener la magia en nuestro quehacer diario: ¿Qué es lo que más le interesa al público? Saber si le va a ir bien en la salud, el dinero y el amor. Y los magos para multiplicar dinero somos muy buenos.
Hace un tiempo, en una convención de magos, la pasamos excelente. Hubieron magos... Y magas... Haciendo magia. Los magos con frac, las magas en tanguita... La pasamos excelente... Buena comida, los magos aparecían chuletas, pollo, lomo fino, palomas, conejos, la pasamos excelente. Y en eso, vi un mago ya viejito. Estaba en un rincón, contando así 1, 2, 3, 4, 5, y 6 billetes. Luego dejaba 1, 2, 3, daba un golpecito, y seguía teniendo 1, 2, 3, 4, 5 y 6 billetes. Y me acerqué donde aquel mago, que tendría unos 155 años, mas o menos, y le dije “oiga, ¿usted es el famoso mago que tiene 6 billetes, deja 1, 2, 3, luego da un golpecito, y siempre tiene 1, 2, 3, 4, 5 y 6 billetes?” Y me dijo “ ¡claro!, Yo soy el mago que tiene 6 billetes, que deja 1, 2, y 3, que da el golpecito, y que cuando cuento, siempre tengo 1, 2, 3, 4, 5 y 6 billetes”.
Y le pregunte si yo también podría hacerlo, y me dijo que si, que juntara mis 6 billetes, sacara 1, 2, 3, diera el golpecito y que yo también podría tener 1,2,3,4,5 y 6 billetes. Así que fui a mi casa, tomé 6 billetes, saque 1,2,3, di el golpecito mágico, y también tenía 1, 2, 3, 4, 5 y 6 billetes. Y todos ustedes también lo pueden hacer. Consíganse 6 billetes, saquen 3, y seguirán teniendo, 1, 2, 3... ¿qué paso? 1, 2, 3... ¿Que? Ah, el golpecito, ¿tu también estabas ahí? ¡Pero si tu eres el mago viejito!, Ah, no, ¿verdad? Bueno, hay que darle el golpecito para tener 1, 2, 3, 4, 5 y 6 billetes.
Y esto nos trae a colación a nuestra competencia como magos: Los actuales adivinadores, psíquicos, chamanes, los que realizan amarres, hacen florecer a las personas, o sea les hacen salir flores por las orejas o algo así...
Todas estas personas, pertenecen a lo que yo llamo “el público de primera fila”. Déjenme explicar esto un poco: El mago es aquella persona parada en el escenario, como yo ahora, que tiene el derecho y la obligación de engañar a su público, con la intención de divertirlos. El público, al otro lado del salón, en platea, está dividido en grupos: Los del fondo, son los escépticos. Simplemente no creen, son conscientes que hay un truco, y prefieren quedarse ahí dedicados a encontrar el secreto. Los de en medio en cambio, son aquellos que saben que existe un truco, pero se dejan maravillar con la puesta en escena, la charla, o las modelos, y la pasan de lo mas bien, sin darle mas importancia que un rato de diversión. Pero, el público de primera fila, es aquel que se olvida de la convención inicial, y cree que si repite los mismos movimientos que hizo el mago, dice las mismas palabras, a la misma hora, el mismo día, con la luz de una vela del mismo color, y un pañuelo de otro color, podrá al igual que el mago, aparecer la paloma, o dividir el conejo en dos, o multiplicar el dinero.
Esos serán los que al llegar a sus casas, repetirán el mismo ritual una y mil veces, hasta que alguien le haga la broma, como en el quijote, de crearles la ilusión sin que se den cuenta, y se crean ¡Videntes¡
Entonces, para continuar con esta tradición, veamos cómo está el público de hoy: veamos quienes son los que tienen la posibilidad de volverse magos, brujos o videntes. Para esto, voy a pedirles a todos, que hagamos juntos un pequeño experimento físico:
Coloquen todos, los brazos hacia adelante. Con los pulgares hacia abajo. Luego, unan las palmas, y entrelacen todos los dedos. Todos los dedos menos los pulgares, que quedaran lógicamente apuntando hacia abajo. Muy bien. De lo que se trata ahora, y lo voy a hacer yo primero para que lo vean, y después lo intentan ustedes, es voltear los brazos, para colocar los pulgares así, hacia arriba.
¿Alguien pudo? ¿Nadie? Intentemos entonces algo más fácil: igualmente, coloquen los brazos hacia delante, pulgares hacia abajo, y entrelacen todos los dedos. Ahora sí todos. Y demos la vuelta a los brazos de esta forma.
Ahora fíjense bien. Sin descruzar los dedos, hay que colocar los dedos índices a cada lado de la nariz. Sin descruzarlos. Y ahora, hay que intentar hacer esto. ¿Alguien pudo?
¿Ahora sí? Hubieron varios. Bien. Ya van un paso adelante en convertirse en adivinos. Quédense de pie, por favor, ahora los otros, los que no pudieron, coloquen los brazos adelante, pulgares hacia arriba, y juntemos las palmas para darles un gran aplauso.
Hablemos sobre temas seudo religiosos. Y para esto, tengo aquí una baraja de naipes, igualmente llena de números, como suele ocurrir con los naipes, igualmente un par de mezclas y cortes para que cada carta esté en cualquier orden, y voy a pedirle a Usted, que me diga “alto” en el momento que desee. Mientras, yo iré pasando las cartas de esta forma, y en el momento que usted me diga, yo me detendré. Esa carta mírela, recuérdela, y enséñesela a todos. Yo no debo verla. Luego, colóquela en algún lado donde yo no pueda meter la mano para tocarla...Es decir, siéntese sobre ella.
Y ahora recordemos a San Francisco de Asís. ¿Hay muchos católicos por aquí? No creo, ¿verdad? Pero igual deben de saber que San Francisco de Asís, fue la primera persona que se hizo famosa por unas llagas que se infringía donde supuestamente Jesús había sido clavado en la cruz. Una forma de onanismo masoquista, supongo yo.
El público de primera fila, dirá como siempre, que es obra divina.
Muy bien. Tenemos ya un naipe elegido, y yo haré la pregunta al dios de las cartas, en este papel. “¿Que carta eligió?” .Luego, lo quemaré para que el humo llegue hasta el dios, que esta en las alturas, arriba del techo, mas allá del cielo, donde el hombre no ha llegado jamás, hablando con el capitán Kirk y el comandante Spock.
Cuando el hombre habla a un dios, se le llama orar, o rezar. Cuando Dios le contesta, se llama esquizofrenia... o quizás magia.
Cogeré un poco de las cenizas, para pasarlas por mi brazo, y... ¡OH, milagro!, ¡El dios me ha contestado!, ¡Estoy estigmatizado! La carta que Usted sacó es el 4 de diamantes, ¿verdad? Entonces, démosle gracias al señor de las cartas, con un “alabaré, alabaré al dios de las cartas”...
(Operación psíquica)
(Guillotina)