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Santiago de Chile
Junio del 2000

ALDOUS HUXLEY

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ALDOUS HUXLEY

VIGENCIA DE ALDOUS HUXLEY:
Pensador Múltiple

Juan E. Fernández

EN vida, Aldous Huxley gozó de todo aquello que un escritor puede aspirar: tranquilidad para crear, un buen pasar y reconocimiento público. Sin embargo, el destino quiso que muriese en 1963 el mismo día que John F. Kennedy y eso dificultó su recuerdo. Todos los 22 de noviembre la memoria colectiva revisa los misterios del magnicidio de Dallas y no queda mucho espacio para otros homenajes. Aunque existen varios sitios en internet dedicados a su trayectoria, y su obra es estudiada en numerosas universidades, Huxley merecería una presencia más intensa en las revisiones, balances y estudios culturales del siglo XX, dado que se trató de uno de los autores más prolíficos y representativos de su época.
Su obra puede ser entendida como el testimonio de una transformación gradual desde un escepticismo irónico del que hacía gala, hasta llegar a un teísmo de fuerte contenido humanista. Cuando joven decía adorar sólo "la vida, el amor y el sexo", pero con el correr de los años su interés por el pensamiento religioso y las experiencias místicas fue creciendo. "Oficialmente soy agnóstico - declaró en 1926 cuando tenía 32 años- , aunque cuando me hallo en las circunstancias emocionales propicias, con ciertos paisajes, ciertas obras de arte, ciertas personas, sé que Dios está en su cielo y que todo está bien en este mundo"

Retrato de familia
Aldous Leonard Huxley nació el 26 de julio de 1894, en Godalmine, en el condado de Surrey, cerca de Londres. Fue el tercer hijo de Leonard Huxley y de Julia Arnold, familia que por ambos lados estaba estrechamente conectada con el arte, la cultura y la ciencia. Era nieto del célebre sabio inglés Thomas Huxley, colaborador de Darwin y uno de los mayores divulgadores británicos del evolucionismo. Por la parte materna estaba emparentado con Thomas Arnold, reconocido educador y pedagogo de la época; con el poeta y ensayista Matthew Arnold, y con la famosa novelista Humphry Ward, quien fue una verdadera madre para Aldous cuando perdió la suya a los diecisiete años. Aunque menos conocido que Aldous, su hermano Julian, un importante biólogo, asumió en 1947 la primera dirección general de la Unesco.
En 1916 editó The Burning Wheel, un poemario que reunía lo mejor de su producción adolescente. En el resto de su vida publicó más de treinta libros, entre novelas, poesía, relatos, ensayos filosóficos y literarios, entre los que Contrapunto (1928) fue su novela más difundida. La lista sigue creciendo a medida que se reorganiza su producción en base a artículos dispersos enviados a diversas revistas especializadas y se los ordena junto con otros materiales más conocidos, tal como sucede con Huxley y Dios, una nueva compilación de sus ensayos sobre el misticismo.
La mayoría de esos artículos aparecieron originalmente en la revista "Vedanta and the West", publicación bimensual de pequeño tiraje que pertenecía a la Vendata Society de California del Sur y que mantuvo su existencia desde 1941 hasta 1960. Si bien se trataba de una revista sin alcance masivo, gozaba de gran reputación en el ambiente cultural de California y contó siempre con colaboradores de gran jerarquía, como el Primer Ministro de la India Jawaharlal Nehru, el rabino Asher Block, el filósofo de la historia Arnold Toynbee, el poeta Rabindranath Tagore, el filósofo orientalista Alan Watts y Joseph Kaplan, jefe del departamento de física de la Universidad de California, entre muchos otros.
Huxley comenzó a colaborar con esa revista de aliento ecuménico luego de haber sido iniciado espiritualmente por Swami Prabhavananda, líder de la orden hindú Ramakrishna. Siguió admirando a Prabhavananda hasta su muerte pese a que esa amistad estuvo jalonada por diversas discusiones y distanciamientos periódicos originados por la sistemática experimentación de Huxley con dos potentes sustancias psicodélicas: la mescalina y el LSD.
Prabhavananda solía reprocharle que las drogas visionarias sólo permitían un atisbo del universo místico, pero que no transformaban a nadie ni lo mejoraban como ser humano. En cambio la espiritualidad alcanzada por vía de la meditación y otros ejercicios psicofísicos lograba cambios profundos y permanentes. Punto sobre el que nunca llegaron a ponerse de acuerdo.

Profeta tecnológico
De la vasta bibliografía de Huxley hay un libro que desde hace décadas mantiene su presencia en las librerías y que emblematiza la faceta más persistente de su legado: Un mundo feliz. Esta novela, publicada en 1932, lo proyectó como el primer gran profeta de la era tecnológica por su cuestionamiento de los efectos del desarrollo científico. Aunque su fuente de inspiración fueron los cambios productivos y técnicos que por entonces se estaban dando en los Estados Unidos, logró una impactante metáfora de un futuro posible en el que los humanos se fabrican en masa y las emociones son controladas por drogas. Visión que no sólo ha mantenido su vigencia sino que se actualiza en este naciente siglo XXI signado por el desarrollo de la ingeniería genética y el consumo masivo de antidepresivos.
Los ensayos reunidos en Huxley y Dios (Editorial Océano, México, 1999) presentan la virtud de dar una visión acabada y profunda del pensamiento religioso de este escritor británico considerado en su momento como el más digno sucesor de William James por su apertura a todos los campos del conocimiento humano. Asimismo, da cuenta de las virtudes literarias de Huxley, como la economía y precisión de su lenguaje, y la enorme disponibilidad de referentes culturales para establecer iluminadoras analogías. Estas habilidades lo llevaron a ser el responsable de la revisión de la decimocuarta edición de la Enciclopedia Británica. No obstante, esta selección de veintiocho ensayos no constituye una contribución absoluta y novedosa para el estudio de su obra, ya que, con variaciones, muchos integraron total o parcialmente otros libros.
Por ejemplo, es posible encontrar lo sustancial del ensayo "Sustitutos de la liberación", sobre drogas psicoactivas, en Los Demonios de Loudun (1952), en cuyo epílogo justifica el uso de estas sustancias como vehículos de trascendencia. Luego desarrolló esas ideas en forma más extensa en Las puertas de la percepción (1954), inaugurando la denominada cultura de las drogas y que en la siguiente década inspirarían a Jim Morrison para la denominación del grupo de rock "The Doors". Algo similar sucede con "La filosofía de los santos", "Religión y temperamento", "Idolatría" y "Surcos", que con variantes integran La filosofía perenne (1944), libro en el que luego de analizar los planteos de los grandes teólogos y místicos de la historia, concluye en que todos han revelado un notable acuerdo acerca de la naturaleza de Dios y el camino para llegar a él.
En el resto de los ensayos hay también largos pasajes y numerosas ideas que luego utilizarían la novela El tiempo debe detenerse (1945), obra que condensa la etapa más mística de Huxley y que configura una decidida afirmación en la búsqueda de la trascendencia espiritual y de Dios. Tal es el caso del artículo "Mínima hipótesis de trabajo", convertido luego en novela en los apuntes personales de uno de los personajes. Hay sí algunos aportes originales y curiosos que le dan un cierto contenido de novedad y complementariedad como "Símbolo y experiencia inmediata" o "Notas sobre el zen", donde revela con claridad que su pensamiento estaba más cerca de la tradición zen que del hinduismo vedanta. Está presente también el último artículo que llegó a redactar por encargo de la revista "Show Magazine" sobre Shakespeare y la religión, publicado póstumamente como homenaje.
A pesar de no ser un libro estrictamente original, el acierto mayor de la compilación es la de presentar una panorámica teórica de su peculiar misticismo, que lo ubica como un precursor filosófico de la ideología hippie, antibélica, orientalista, extática, abierta a revelaciones interiores y psicodélica. En conjunto estos trabajos revelan potencia y profundidad y denuncian por contraste las bastardizaciones comerciales de la filosofía new age tan en boga actualmente.

Sabiduría zen
Huxley siempre se caracterizó por encontrar una vuelta extra de tuerca luego de haber incursionado por espesos laberintos de ideas. Esa torsión límite lo orientaba a una simplificación de las cuestiones y a la inauguración de un nuevo sentido; a veces desde la ironía, como cuando señaló: "La investigación de las enfermedades ha avanzado tanto que cada vez es más difícil hallar a alguien totalmente sano". A la distancia, la potencia reflexiva de Huxley con múltiples remisiones a las diferentes culturas religiosas hacen parecer a los artículos que Alan Watts (el gran gurú del orientalismo hippie) publicaba en la misma época como folletos de una compañía de seguros. De hecho, luego del primer encuentro entre ambos, Huxley comentó: "¡Qué persona más curiosa, Watts! Parece mitad monje, mitad corredor de apuestas".
Quizás lo más impactante del tono reposado de sus últimas meditaciones sea esa serena sencillez que lo llevó a declarar poco antes de morir: "Es bastante vergonzoso haber estado ocupado durante toda la vida por el problema del ser humano y haber descubierto que uno no tiene mucho más que ofrecer, a modo de consejo, que el consabido: Intenta ser un poco más amable"

por Juan E. Fernández
"El País" Uruguay GDA
Abril de 2001