EL BUEN TRATO




Muchas veces consideramos que nuestros amigos y familia, deben tolerar nuestro mal comportamiento, sólo porque nos quieren.

Pero no es cierto. Les voy a contar la historia de Juan, un jovencito con muy mal carácter.

Un día su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, Juan clavó 37 clavos.

Las siguientes semanas, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos y descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta.

Llego el día en que Juan pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lo lograra.

Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaba más clavos para retirar de la puerta.

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo:

"Juan, has trabajando duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta, nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdas la paciencia, dejas cicatrices en las personas exactamente como éstas".

Puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero del modo como se lo digas le lastimará, y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física: Los parientes y amigos son joyas preciosas, deben recibir de nosotros, sólo lo mejor.

"Anónimo"