De la contradicción de educar valores como dar clases de química (o cualquier otra materia)

Por Hartwig Stein, oct. 1996

No es tan fácil causar cambios en la manera en que una persona piensa, siente o en la forma en que actúa. La educación de valores será un cambio de este tipo, difícilmente de lograr. Los valores no son transferibles. Aunque se quede en la memoria del estudiante en que manera se espera que el actúe, todavía no significa que realmente va a actuar de esa manera.

Para un proceso educativo exitoso se requiere definir por ejemplo:

1.- que claramente son estos valores que se quiere educar

2.- un margen concreto sobre como se plasman esos valores en la realidad

3.- una descripción de la situación en que se empieza el proceso educativo

4.- la metodología que posibilita ese proceso y finalmente,

5.- como se quiere evaluar los logros.

Entonces se sugiere lo siguiente:

1.- La descripción de los valores honestidad y responsabilidad, para ofrecer un margen

teórico.

2.- El establecimiento de situaciones y comportamientos que se quieren observar en la

realidad como objetivo del proceso educativo.

3.- Una breve descripción de en qué consiste el inconveniente que se va a tratar.

4.- Una orientación metodológica a los maestros sobre cómo se promueven valores.

5.- Obligación en general de evaluar los logros con una metodología adecuada.

Sin esos requerimientos mínimos cualquier maestro en cualquier clase puede opinar, que está educando en valores siempre y cuando su propia comprensión y juicio lo permita. Cualquier proyecto puede manifestar que educa en los valores, siempre y cuando por ejemplo se exponga un aspecto que se refiere al tema, pero realmente no hay cambios notables en los estudiantes.

Para la mayoría de los maestros la educación de valores es un tema más a tratar, no se cuestiona la manera en que están enseñando.

En este sentido, grandes cambios en los alumnos requieren grandes cambios en la realidad educativa, cambios, que los maestros no van a lograr sin una formación previa.