El árbol de la quina
En el escudo nacional del Perú se pueden ver tres figuras: la cornucopia (representando la inmensa riqueza mineral del país), la vicuña, típico animal de los andes el cual posee la lana más valiosa del mundo (representando la riqueza animal), y el árbol de la quina(representando la riqueza vegetal). El árbol de la quina, poco conocido por la mayoría en nuestros dias, ha desempeñado un papel muy importante en la lucha del hombre para vencer al paludismo. El paludismo es una enfermedad que debilita progresivamente al organismo y se caracteriza, entre otras cosas, por fiebres periódicas. El mosquito anófeles, que vive en zonas cálidas y pantanosas, es el agente transmisor del protozoario que origina esta enfermedad.

Cuando los españoles llegaron al Perú, entre los que se asentaron en tierras cálidas muchos se vieron afectados por esta enfermedad. Incluso, muchos indígenas que bajaban de la sierra a la costa también caían víctimas de este mal. Cuenta la historia que todo ésto siguió igual hasta que la esposa del Virrey del Perú, Conde de Chinchón, enfermó gravemente por el paludismo. Hubiera muerto de no ser por la intervención de un sacerdote a quien un indígena le reveló el secreto para curarla. El secreto era el polvo de la corteza del árbol de la quina, el cual contiene la famosa quinina. La condesa, Ana Ossorio, salvó la vida y ella introdujo en Europa, en 1632, como cura para el paludismo el uso de la quinina que en su honor también se le llamó chinchona.

En la época republicana (s.XIX) el Perú tenía prácticamente el monopolio mundial de este preciado producto y su comercialización estaba muy controlada. Sin embargo el británico Markham se las ingenió para sacar del Perú la semilla necesaria para reproducir este árbol en otro lugar. Fue así como unos años después habían plantaciones del árbol de la quina en las colonias britanicas de Asia. Algunas décadas después se logró producir en los laboratorios la quinina sintética a un costo de comercialización muy inferior que la natural y las plantaciones fueron olvidadas.
Sin embargo a la llegada de la segunda guerra mundial el protozoario original había mutado y la quinina sintética ya no era efectiva.Se requería quinina natural nuevamente. Las tropas aliadas en el Pacífico debían vencer al paludismo. Estados Unidos envió una misión para buscar este producto en Colombia, Ecuador y Perú. En lo que toca al Perú, aportó este recurso aún a riesgo de depredar todos los bosques conocidos del árbol de la quina. El material era embarcado a EEUU y alli los laboratorios lo procesaban en pastillas para los combatientes.
El árbol de la quina sobrevivió a la guerra pero ahora libra una dura lucha contra el desarrollo, la expansión de la civilización ha logrado ponerlo en peligro de extinción y actualmente se lucha por preservarlo
y reproducirlo exitosamente para que las futuras generaciones también cuenten con él.
Jorge Eduardo Zevallos Gómez
Médico
Esperanto
Carátula
Cxefpagxo