V. I. Lenin
PACIFISMO BURGUES Y 
PACIFISMO SOCIALISTA 

[ 1ƒ de enero de 1917 ] 

 
De la colección de folletos: 
Tres artículos de Lenin sobre la guerra y la paz
EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS
PEKIN 1976
Primera edición 1974
(2a impresión 1976)
págs. 81-109.


Preparado © para el Internet por David Romagnolo, djr@marx2mao.org (Agosto de 
1998)



NOTA DEL EDITOR 
    La presente es una versión realizada sobre la base de diversas ediciones en 
    lengua
    castellana, y confrontada con el original ruso, tal como aparece en las 
    Obras Completas
    de V. I. Lenin (4a edición). 
        Las notas incluidas al final han sido tomadas y traducidas de la versión 
    en chino
    publicada por la Editorial del Pueblo, Pekín. 





 I N D I C E 

PACIFISMO BURGUES Y PACIFISMO SOCIALISTA 
ARTICULO (O CAPITULO) I
            VIRAJE EN LA POLITICA MUNDIAL
            83
            
            ARTICULO (O CAPITULO) II
            PACIFISMO DE KAUTSKY Y DE TURATI
            89
            
            ARTICULO (O CAPITULO) III
             
            PACIFISMO DE LOS SOCIALISTAS Y
            SINDICALISTAS FRANCESES
            
            97
            
            ARTICUL0 (0 CAPITUL0) IV
            ZIMMERWALD EN LA ENCRUCIJADA
            104
            
            
            NOTAS
            
    



    pág. 81
    
     
     
     
    P A C I F I S M O   B U R G U E S
    Y
      P A C I F I S M O   S O C I A L I S T A[25]
        
         
         
         
         
        
          Publicado por primera vez en
        1924. en la Recopilación de
        Lenin, II. 
          Firmado: N. L. 
    
     
    
    pág. 82 [blanca]
    pág. 83
    
    
     
    
    ARTICULO (O CAPITULO) I
    VIRAJE EN LA POLITICA MUNDIAL
    
    
        Hay indicios de que tal viraje se operó o se está operando; es decir, un 
    viraje de la guerra imperialista hacia la paz imperialista. 
        Un profundo e indudable agotamiento de ambas coaliciones imperialistas; 
    la dificultad de continuar la guerra; la dificultad que tienen los 
    capitalistas en general y el capital financiero, en particular, de arrancar 
    a los pueblos algo más fuera de todo lo que le han birlado en forma de 
    escandalosas ganancias "de guerra"; la saciedad del capital financiero de 
    los países neutrales, Estados Unidos, Holanda, Suiza y otros, que se 
    acrecentó gigantescamente en la guerra y al cual no le es fácil proseguir en 
    esa "ventajosa" economía por la escasez de las materias primas y de las 
    reservas alimenticias; los intentos renovados de Alemania para separar uno u 
    otro aliado de su principal rival imperialista, Inglaterra; las 
    declaraciones pacifistas del gobierno alemán y, con él, las de una serie de 
    gobiernos de los países neutrales; he ahí los indicios principales. 
        ¿Existen probabilidades de una pronta terminación de la guerra o no? 
    pág. 84
        Es muy difícil contestar a esa pregunta con una aserción. Dos 
    posibilidades se perfilan a nuestro parecer con bastante nitidez: 
        La primera es que se concluya una paz por separado entre Alemania y 
    Rusia, aunque no sea en la forma corriente de un tratado formal escrito. La 
    segunda es de que tal paz no se concluya. Inglaterra y sus aliados todavía 
    tienen fuerzas para sostenerse un año, dos, etc. En el primer supuesto, la 
    guerra cesaría ineluctablemente, de no ser ahora, en un futuro próximo, y no 
    se pueden esperar serias variantes en su curso. En el segundo, podría 
    continuar indefinidamente. 
        Detengámonos en el primer caso. 
        Que la paz por separado entre Alemania y Rusia se estuvo negociando 
    recientemente; que el mismo Nicolás II o la influyente camarilla cortesana 
    es partidaria de una paz semejante; que en la política mundial ya se delineó 
    un viraje de alianza imperialista entre Rusia e Inglaterra contra Alemania, 
    hacia una alianza, no menos imperialista, entre Rusia y Alemania contra 
    Inglaterra; todo esto está fuera de duda. 
        La sustitución de Sturmer por Trepov, la declaración pública del zarismo 
    de que el "derecho" de Rusia sobre Constantinopla está reconocido por todos 
    los aliados, la creación por Alemania de un Estado polaco separado, son 
    indicios que parecieran señalar el hecho de que las negociaciones sobre una 
    paz por separado fracasaron. ¿Quizás el zarismo haya hecho negociaciones 
    solamente para extorsionar a Inglaterra, para obtener de ella un 
    reconocimiento formal e inequívoco de los "derechos" de Nicolás el 
    Sangriento sobre Constantinopla y de tales o cuales garantías "serias" de 
    ese derecho? 
        Dado que el contenido principal, fundamental, de la guerra imperialista 
    en cuestión es el reparto del botín entre los tres principales rivales 
    imperialistas, entre los tres bandidos, Rusia, 
    pág. 85
    Alemania e Inglaterra, nada tiene de improbable tal suposición. 
        Por otra parte, cuanto más se perfila para el zarismo la imposibilidad 
    práctica y militar de recuperar Polonia, de conquistar Constantinopla, de 
    quebrar el férreo frente alemán que Alemania ajusta, acorta y fortifica 
    magníficamente con sus últimas victorias en Rumania, tanto más se ve 
    obligado el zarismo a concluir una paz por separado con Alemania, esto es, a 
    pasar de su alianza imperialista con Inglaterra contra Alemania a una 
    alianza imperialista con Alemania contra Inglaterra. ¿Por qué no? ¿No estuvo 
    Rusia acaso a un paso de la guerra con Inglaterra por la competencia 
    imperialista de ambas potencias en el reparto del botín en Asia Central? ¿No 
    se realizaron acaso negociaciones entre Inglaterra y Alemania sobre una 
    alianza contra Rusia, en 1898, habiéndose comprometido secretamente, 
    entonces, Inglaterra y Alemania a repartirse entre sí las colonias de 
    Portugal en "la eventualidad" de que ésta no cumpliera sus obligaciones 
    financieras? 
        La marcada tendencia de los círculos imperialistas dirigentes de 
    Alemania hacia una alianza con Rusia contra Inglaterra, se definió ya 
    algunos meses atrás. La base de la alianza será, evidentemente, el reparto 
    de Galitzia (para el zarismo es de la mayor importancia ahogar el centro de 
    agitación y de libertad ucranianas), de Armenia ¡y quizá de Rumania! ¡Se 
    deslizó en un diario alemán la "insinuación" de que se podría dividir a 
    Rumania entre Austria, Bulgaria y Rusia! Alemania podría acordar algunas 
    "menudas concesiones" más al zarismo con tal de concertar una alianza con 
    Rusia y también, quizá, con Japón contra Inglaterra. 
        La paz por separado pudo haber sido concluida entre Nicolás II y 
    Guillermo II en secreto. En la historia de la diplomacia existen ejemplos de 
    tratados secretos que nadie conocía, 
    pág. 86
    ni siquiera los ministros, a excepción de dos o tres personas. En la 
    historia de la diplomacia existen ejemplos de cómo "las grandes potencias" 
    concurrían a un congreso "paneuropeo", habiendo negociado previamente lo 
    principal, en secreto, entre los grandes rivales (por ejemplo el acuerdo 
    secreto entre Rusia e Inglaterra sobre el saqueo de Turquía antes del 
    Congreso de Berlín de 1878). ¡Nada habría de asombroso en el hecho de que el 
    zarismo rechazara una paz formal por separado entre gobiernos, considerando, 
    entre otras cosas, que en la situación actual de Rusia su gobierno podría 
    encontrarse en manos de Miliukov y Guchkov o de Miliukov y Kerenski, y que, 
    al mismo tiempo, concluyera un tratado secreto, no formal, pero no menos 
    "firme", con Alemania en el que se establecicra que ambas "altas partes 
    contratantes" mantendrían juntas una determinada línea en el futuro congreso 
    de la paz! 
        No se puede saber si esta conjetura es correcta o no. De todos modos 
    está mil veces más cerca de la verdad, es una descripción mucho mejor del 
    real estado de cosas que las piadosas frases sobre la paz que intercambian 
    los gobiernos actuales o los gobiernos burgueses en general, basadas en el 
    rechazo de las anexiones, etc. Esas frases son, o bien ingenuos anhelos, o 
    bien hipocresía y mentira que sirven para ocultar la verdad. La verdad de la 
    situación actual, de la guerra actual, del momento actual en que se hacen 
    tentativas para concluir la paz consiste en el reparto del botín 
    imperialista. Allí está lo esencial, y comprender esa verdad, expresarla, 
    "enunciar aquello que realmente es", tal es la tarea fundamental de la 
    política socialista, a diferencia de la burguesa, para la cual lo principal 
    está en ocultar, en esfumar esa verdad. 
        Ambas coaliciones imperialistas saquearon una detcrminada cantidad de 
    botín, habiendo sido precisamente Alemania e Inglaterra los dos buitres 
    principales y más fuertes, los que 
    pág. 87
    más saquearon. Inglaterra no perdió un palmo de su tierra ni de sus 
    colonias, "adquiriendo" las colonias alemanas y parte de Turquía 
    (Mesopotamia). Alemania perdió casi todas sus colonias, pero adquirió 
    territorios inmensamente más valiosos en Europa, al apoderarse de Bélgica, 
    Servia, Rumania, parte de Francia, parte de Rusia, etc. Se trata de dividir 
    ese botín, debiendo el "cabecilla" de cada banda de asaltantes, es decir, 
    tanto Inglaterra como Alemania, recompensar en una u otra medida a sus 
    aliados, los cuales, a excepción de Bulgaria y en menor escala de Italia, 
    sufrieron pérdidas muy grandes. Los aliados más débiles son los que más 
    perdieron: en la coalición inglesa fueron aplastados Bélgica, Servia, 
    Montenegro, Rumania; en la alemana, Turquía perdió a Armenia y parte de 
    Mesopotamia. 
        Hasta ahora el botín de Alemania es sin duda considerablemente mayor que 
    el de Inglaterra. Hasta ahora triunfó Alemania, quedando inmensamente más 
    fuerte de lo que nadie hubiera podido suponer antes de la guerra. Se 
    entiende, por lo tanto, que sería conveniente para Alemania concluir la paz 
    cuanto antes, pues su rival aún podría, en la oportunidad más ventajosa 
    imaginable para él (si bien poco probable), poner en juego una más numerosa 
    reserva de reclutas, etc. 
        Tal es la situación objetiva. Tal es el momento actual de la lucha por 
    el reparto del botín imperialista. Es completamente natural que este momento 
    haya engendrado aspiraciones, de claraciones y manifestaciones pacifistas 
    preferentemente entre la burguesía y los gobiernos de la coalición alemana y 
    luego de los países neutrales. Es igualmente natural que la burguesía y sus 
    gobiernos estén obligados a emplear todas sus fuerzas para burlar a los 
    pueblos, encubriendo la repugnante desnudez de la paz imperialista, el 
    reparto de lo saqueado, por medio de frases, frases enteramente falsas 
    acerca de una paz 
    pág. 88
    democratica, acerca de la libertad de los pueblos pequeños, acerca de la 
    reducción de los armamentos, etc. 
        Pero si es natural en la burguesía que trate de burlar a los pueblos, 
    ¿de qué manera cumplen su deber los socialistas? De esto se tratará en el 
    artículo (o capítulo) siguiente. 
    
    

    
    
     
     
    
    pág. 89
    
    
     
    
    ARTICULO (O CAPITULO) II
    EL PACIFISMO DE KAUTSKY
    Y DE TURATI
    
    
        Kautsky es el teórico de mayor autoridad de la II Internacional, el jefe 
    más destacado del llamado "centro marxista" en Alemania, el representante de 
    la oposición que ha creado en el Reichstag una fracción aparte: el "Grupo 
    Socialdemócrata del Trabajo" (Haase, Ledebour y otros). En una serie de 
    periódicos socialdemócratas de Alemania se publican ahora artículos de 
    Kautsky sobre las condiciones de paz, parafraseando la declaración oficial 
    del "Grupo Socialdemócrata del Trabajo" que éste presentó con motivo de la 
    conocida nota del gobierno alemán en la que se proponían negociaciones sobre 
    la paz. Al exigir que el gobierno proponga condiciones determinadas de paz, 
    esa declaración contiene entre otras cosas la siguiente frase 
    característica: 
        . . . "Para que dicha nota (del gobierno alemán) conduzca hacia la paz 
    es necesario que en todos los países se rechace inequivocamente la idea de 
    anexar zonas ajenas, de someter política, económica o militarmente, 
    cualquier pueblo que sea a otro Poder estatal" . . . 
    pág. 90
        Parafraseando y concretando esa proposición, Kautsky "de muestra" 
    circunstanciadamente en sus artículos que Constantinopla no le debe tocar a 
    Rusia y que Turquía no debe ser un Estado vasallo de nadie. 
        Examinemos más atentamente esas consignas y esos argumentos políticos de 
    Kautsky y de sus correligionarios. 
        Cuando se trata de Rusia, o sea del rival imperialista de Alemania, 
    entonces Kautsky ya no plantea una exigencia abstracta, "general", sino una 
    completamente concreta, precisa y determinada: Constantinopla no debe 
    tocarle a Rusia. Con eso mismo él desenmascara las verdaderas intenciones 
    imperialistas. . . de Rusia. Cuando se trata de Alemania, es decir, 
    precisamente de aquel país a cuyo gobierno y a cuya burguesía, la mayoría 
    del partido que cuenta a Kautsky entre sus miembros (y que nombró a Kautsky 
    redactor de su órgano principal teórico, directivo, Neue Zeit [*]) ayuda a 
    hacer la guerra imperialista, entonces Kautsky no desenmascara las 
    intenciones imperialistas concretas de su propio gobierno, sino que se 
    limita a expresar un deseo o una proposición "general": ¡¡Turquía no debe 
    ser un Estado vasallo de nadie!! 
        ¿En qué se distingue pues la política de Kautsky, por su contenido 
    efectivo, de la política de los combativos, por así decirlo, 
    socialchovinistas (es decir, socialistas de palabra y chovinistas de hecho), 
    de Prancia e Inglaterra, que desenmascaran los actos imperialistas concretos 
    de Alemania, pero cuando se trata de países y de pueblos conquistados por 
    Inglaterra o por Rusia, se escabullen expresando deseos o proposiciones 
    "generales"? Gritan cuando se trata de la ocupación de Bélgica, de Servia, 
    pero callan sobre la ocupación de Galitzia, de Armenia y de las colonias en 
    Africa. 

    
        * Tiempo Nuevo -- N. del T. 
    pág. 91
        De hecho, la política de Kautsky y de Sembat-Henderson ayuda 
    indistintamente a su propio gobierno imperialista, atrayendo principalmente 
    la atención sobre la malignidad del rival y del enemigo y arrojando un velo 
    de frases nebulosas, generales, y de bondadosos deseos sobre los actos 
    igualmente imperialistas de su "propia " burguesía. Y nosotros dejaría mos 
    de ser marxistas, dejaríamos en general de ser socialistas, si nos 
    contentáramos con la contemplación cristiana, por así decirlo, de la bondad 
    de las bondadosas frases generales, sin poner al descubierto su significado 
    político real. ¿Acaso no vemos continuamente que la diplomacia de todas las 
    potencias imperialistas hace alarde de virtuosísimas frases "generales" y de 
    sus declaraciones "democráticas" encubriendo con ellas el saqueo, la 
    violación y el estrangulamiento de los pueblos pequeños? 
        "Turquía no debe ser un Estado vasallo de nadie" . . . Si digo solamente 
    eso, puede parecer que yo soy partidario de la plena libertad de Turquía. 
    Pero en realidad no hago más que repetir una frase pronunciada comúnmente 
    por los diplomáticos alemanes que, a todas luces, mienten y dan pruebas de 
    hipocresía, encubriendo con dicha frase el hecho de que Alemania haya 
    transformado, ahora, a Turquía en su vasallo tanto en el sentido financiero 
    como en el militar. Y si yo soy un socialista alemán, mis frases "generales" 
    sólo resultan beneficiosas para la diplomacia alemana porque su significado 
    real reside en que sirven para adornar al imperialismo alemán. 
        . . . "En todos los países debe repudiarse la idea de las anexiones, . . 
    . del sometimiento económico de cualquier pueblo que sea.". . . ¡Qué alarde 
    de virtud! Los imperialistas, miles de veces, "repudian la idea" de las 
    anexiones y del es trangulamiento financiero de los pueblos débiles, pero 
    ¿no convendría confrontar eso con los hechos que demuestran que 
    pág. 92
    cualquier banco grande de Alemania, Inglaterra, Francia o Estados Unidos 
    tiene " sometidos " a los pueblos pequeños? ¿Puede acaso, en la práctica, un 
    gobierno burgués actual de un país rico rechazar las anexiones y la 
    subordinación económica de los pueblos extraños, cuando se han invertido 
    miles y miles de millones en los ferrocarriles y en otras empresas de los 
    pueblos débiles? 
        ¿Quién es el que lucha realmente contra las anexiones, etc.: aquel que 
    lanza hermosas frases cuyo valor objetivo equivale exactamente al del agua 
    bendita cristiana con la cual se rocía a los bandidos coronados y 
    capitalistas, o aquel que explica a los obreros que, sin derrocar la 
    burguesía imperialista y sus gobiernos, es imposible poner fin a las 
    anexiones y al estrangulamiento financiero? 
        He aquí una ilustración italiana del pacifismo que predica Kautsky. 
        En el órgano central del Partido Socialista Italiano Avanti! del 25 de 
    diciembre de 1916, el conocido reformista Filippo Turati publicó un artículo 
    titulado "Abracadabra". El 22 de noviembre de 1916 -- escribe él -- el grupo 
    socialista parlamentario de Italia propuso en el parlamento una moción sobre 
    la paz. En esa moción "comprobó la concordancia de los principios 
    proclamados por los representantes de Inglaterra y de Alemania, principios 
    que deben cimentar una paz posible, e invitó al gobierno a iniciar las 
    negociaciones de paz con la mediación de los Estados Unidos y de otros 
    países neutrales". Así expone el contenido de la moción socialista el mismo 
    Turati. 
        El 6 de diciembre de 1916 la cámara "entierra" la moción socialista 
    "postergando" su discusión. El 12 de diciembre el canciller alemán propone 
    en su propio nombre, en el Reichstag, lo que querían los socialistas 
    italianos. El 22 de diciembre 
    pág. 93
    interviene con su Nota Wilson, "parafraseando y repitiendo -- según la 
    expresión de F. Turati -- las ideas y los argumentos de la moción 
    socialista". El 23 de diciembre otros Estados neutrales aparecen en escena 
    parafraseando la Nota de Wilson. 
        Nos acusan de habernos vendido a Alemania, exclama Turati. ¿No se han 
    vendido a Alemania también Wilson y los Estados neutrales? 
        El 17 de diciembre Turati pronunció en el parlamento un discurso, uno de 
    cuyos pasajes provocó una extraordinaria y merecida sensación. He aquí ese 
    pasaje, según la información de Avanti! : 
        . . . "Supongamos que en una discusión del tipo que nos propone Alemania 
    sea posible resolver a grandes trazos cuestiones tales como la evacuación de 
    Bélgica, Francia, la reconstitución de Rumania, Servia y, si queréis, de 
    Montenegro; os agrego la rectificación de las fronteras italianas en lo que 
    se refiere a lo indiscutiblemente italiano y que responde a garantías de un 
    carácter estratégico". . . En ese pasaje la cámara chovinista y burguesa 
    interrumpe a Turati; de todas partes se oyen exclamaciones: "¡Magnífico! 
    ¡Quiere decir que usted también quiere todo eso! ¡Viva Turati! ¡Viva 
    Turati!". . . 
        Turati, al darse cuenta, por lo visto, de que algo anda mal en ese 
    entusiasmo burgués, trata de "corregirse" o de "explicarse": 
        . . . "Señores -- dice él --, no estamos para bromas inoportunas. Una 
    cosa es admitir la conveniencia y el derecho de la unidad nacional, siempre 
    reconocida por nosotros; otra cosa es provocar o justificar la guerra por 
    ese motivo". 
        Ni esa "explicación" de Turati, ni los artículos de Avanti! publicados 
    en su defensa, ni la carta de Turati del 21 de di- 
    pág. 94
    ciembre, ni el artículo de cierto "b b " aparecido en el Volksrecht de 
    Zurich "arreglan" en absoluto la situación, ¡ni suprimen el hecho de que 
    Turati se haya traicionado! . . . Más precisamente: no fue Turati el que se 
    ha traicionado sino todo el pacifismo socialista, representado por Kautsky 
    y, como veremos más adelante, por los "kautskianos" franceses. La prensa 
    burguesa de Italia tuvo razón cuando recogió ese pasaje en el discurso de 
    Turati regocijándose al respecto. 
        El mencionado "b b " intenta defender a Turati diciendo que aquél sólo 
    se refería al "derecho de autodeterminación de las naciones". 
        ¡Mala defensa! ¿Qué tiene que ver "el derecho de autodeterminación de 
    las naciones" que, como todos saben, está en el programa de los marxistas (y 
    ha estado siempre en el programa de la democracia internacional), con la 
    defensa de los pueblos oprimidos? ¿Qué tiene que ver con la guerra 
    imperialista, es decir, con la guerra por el reparto de las colonias, por la 
    opresión de los países extraños, con la guerra entre potencias opresoras y 
    de saqueo, por ver quién puede oprimir más pueblos extraños? 
        Invocar la autodeterminación de las naciones para justificar una guerra 
    imperialista, no una guerra nacional, ¿en qué se distingue eso de los 
    discursos de Alexinski, Hervé, Hyndman, quienes invocan la república en 
    Francia en contraposición a la monarquía en Alemania, aunque todos saben que 
    la guerra en cuestión no se debe en absoluto al choque del sistema 
    republicano con el principio monárquico, sino al reparto de las colonias y 
    demás, entre dos coaliciones imperialistas? 
        Turati se explicaba y se defendía diciendo que de ningún modo 
    "justificaba" la guerra. 
        Creamos al reformista Turati, a Turati el partidario de Kautsky, que no 
    fue su intención justificar la guerra. ¿Pero 
    pág. 95
    quién ignora que en la política no se toman en cuenta las intenciones sino 
    los actos, no los buenos deseos sino los hechos, no lo imaginado sino lo 
    real? 
        Admitamos que Turati no haya querido justificar la guerra, que Kautsky 
    no haya querido justificar el que Alemania establezca relaciones de 
    vasallaje de Turquía respecto del imperialismo alemán. Pero en la práctica 
    resultó que esos dos tiernos pacifistas ¡justificaron precisamente la 
    guerra! He aquí el fondo del asunto. Si Kautsky hubiera pronunciado algo 
    semejante a "Constantinopla no debe tocarle a Rusia, Turquía no debe ser un 
    Estado vasallo de nadie", no en una revista, tan aburrida que nadie lee, 
    sino desde la tribuna del parlamento, ante un público burgués vivo, 
    impresionable, de temperamento meridional, nada habría de asombroso en que 
    los ingeniosos burgueses exclamaran: "¡Magnífico! ¡Muy bien! ¡Viva Kautsky!" 
    
        Turati adoptaba de hecho -- independientemente de si lo quería o no, de 
    si tenía conciencia de ello -- el punto de vista de un intermediario 
    burgués, que proponía un arreglo amistoso entre los buitres imperialistas. 
    "Liberar" las tierras italianas pertenecientes a Austria sería encubrir en 
    los hechos la recompensa que se otorga a la burguesía italiana por su 
    participación en la guerra imperialista de una coalición imperialista 
    gigantesca, sería un suplemento sin importancia al reparto de las colonias 
    en Africa, y de las esferas de influencia en Dalmacia y en Albania. Es 
    natural, quizá, que el reformista Turati adopte un punto de vista burgués, 
    pero Kautsky de hecho no se distingue absolutamente en nada de Turati. 
        Para no aderezar la guerra imperialista, para no ayudar a la burguesía a 
    hacer pasar esa guerra por nacional, por una guerra liberadora de los 
    pueblos, para no encontrarse en la posición de un reformismo burgués, hay 
    que hablar, no como lo hacen Kautsky y Turati, sino como lo hacía Karl 
    Liebknecht; 
    pág. 96
    hay que decirle a la propia burguesía que es hipócrita cuando habla de 
    liberación nacional, que la paz democrática es imposible en relación con la 
    guerra actual, a no ser que el proletariado "vuelva las armas" contra sus 
    propios gobiernos. 
        Esa debería ser, y sólo esa, la posición de un verdadero marxista, de un 
    verdadero socialista y no de un reformista burgués. No trabaja realmente en 
    beneficio de la paz democrática el que repite los buenos y generales deseos 
    del pacifismo, que nada dicen y a nada obligan, sino el que desenmascara el 
    carácter imperialista tanto de la guerra actual como de la paz imperialista 
    que ella está preparando; el que llama a los pueblos a la revolución contra 
    los gobiernos criminales. 
        Algunos tratan a veces de defender a Kautsky y a Turati diciendo que 
    legalmente no se podía ir más allá de una "alusión" en contra del gobierno y 
    tal "alusión" existe en los pacifistas de esa clase. Pero a esto hay que 
    contestar, primero, que el hecho de que sea imposible decir legalmente la 
    verdad es un argumento que no va en favor del encubrimiento de la verdad 
    sino a favor de la necesidad de establecer una organización y una prensa 
    ilegal, es decir, libre de la policía y de la censura; segundo, que existen 
    momentos históricos en que al socialista se le exige una ruptura con 
    cualquier legalidad; tercero que, aun en la Rusia feudal, Dobroliubov y 
    Chernishevski sabían decir la verdad, sea pasando en silencio el manifiesto 
    del 19 de febrero de 1861, sea burlándose de los liberales de entonces que 
    decían discursos idénticos a los de Turati y de Kautsky, sea 
    ridiculizándolos. 
        En el artículo siguiente pasaremos al pacifismo francés que encontró su 
    expresión en las resoluciones de dos congresos de organizaciones obreras y 
    socialistas de Francia, recientemente celebrados. 
    
    

    
    
     
    
    pág. 97
    
    
     
    
    ARTICULO (O CAPITULO) III
    EL PACIFISMO DE LOS SOCIALISTAS Y
    SINDICALISTAS FRANCESES
    
    
        Acaban de clausurarse los congresos de la C.G.T. francesa (Confédération 
    Générale du Travail)[26] y del Partido Socialista Francés[27]. Aquí se 
    delineó con particular nitidez el significado y el papel auténticos que 
    desempeña en el momento actual el pacifismo socialista. 
        He aquí la resolución del congreso sindical, adoptada unánimemente tanto 
    por la mayoría de los chovinistas furiosos, con el tristemente famoso 
    Jouhaux a la cabeza, como por el anarquista Broutechoux y . . . el 
    "zimmerwaldista" Merrheim: 
        "La conferencia de las federaciones gremiales nacionales, de las uniones 
    de los sindicatos, de las bolsas de trabajo, habiéndose notificado de la 
    Nota del Presidente de los Estados Unidos que 'invita a todas las naciones 
    que se encuentran actualmente en guerra a exponer públicamente sus puntos de 
    vista sobre las condiciones en las que se le podría poner fin'; -- 
        "solicita del gobierno francés, otorgue su conformidad a dicha 
    propuesta; 
    pág. 98
        "invita al gobierno a asumir la iniciativa de intervenir ante sus 
    aliados para apresurar la hora de la paz; 
        "declara que la federación de naciones, que es una de las garantías de 
    la paz definitiva, puede ser asegurada sólo a condición de que todas las 
    naciones, tanto pequeñas como grandes, sean independientes, territorialmente 
    inviolables y política y económicamente libres. 
        "Las organizaciones representadas en la conferencia asumen la obligación 
    de apoyar y difundir esa idea entre las masas obreras para que cese la 
    situación indefinida, ambigua, que sólo beneficia a la diplomacia secreta 
    contra la cual siempre se rebeló la clase obrera". 
        He aquí un ejemplo de un pacifismo "puro" muy al estilo de Kautsky, de 
    un pacifismo aprobado por una organización oficial de obreros que nada tiene 
    de común con el marxismo y que está formada en su mayoría por chovinistas. 
    Tenemos ante nosotros un documento descollante y que merece la más seria 
    atención, el documento de la unificación política ds los chovinistas y de 
    los kautskianos, basado en una huera fraseología pacifista. Si en el 
    artículo precedente hemos intentado mostrar en qué consiste la base teórica 
    de la unidad de opiniones de chovinistas y de pacifistas, de burgueses y de 
    reformistas socialistas, vemos ahora esa unidad realizada en la práctica en 
    otro país imperialista. 
        En la Conferencia de Zimmerwald, 5-8. IX. 1915, Merrheim declaró: "Le 
    parti, les Jouhaux, le gouvernement, ce ne sont que trois tetes sous un 
    bonnet " ("El partido, los señores Jouhaux, el gobierno, no son sino tres 
    cabezas bajo un mismo bonete", es decir son una misma cosa). En la 
    Conferencia de la C.G.I. del 26 de diciembre de 1916 Merrheim vota, junto 
    con Jouhaux, la resolución pacifista. El 23 de diciembre de 1916 uno de los 
    órganos más francos y extremos de los socialimpe- 
    pág. 99
    rialistas alemanes, el periódico de Chemnitz Volksstimme, inserta el 
    artículo editorial: "Descomposición de los partidos burgueses y 
    restablecimiento de la unidad socialdemócrata". En ese artículo se alaba, 
    naturalmente, el espíritu de paz de Sudekum, Legien, Scheidemann y Cía., de 
    toda la mayoría del Partido Socialdemócrata Alemán, como también del 
    gobierno alemán, y se proclama que "el primer congreso del Partido con 
    vocado después de la guerra debe restablecer su unidad, excepción hecha de 
    los poco numerosos fanáticos que rehusan pagar las cuotas del Partido" (¡es 
    decir de los adictos a Karl Liebknecht!), "-- restablecer la unidad del 
    Partido sobre la base de la política de la dirección del partido, de la 
    fracción socialdemócrata del Reichstag y de los sindicatos". 
        Con una claridad meridiana se expresa aquí la idea y se proclama la 
    política de la "unidad" entre los socialchovinistas abiertos de Alemania con 
    Kautsky y Cía., y el "Grupo Socialdemócrata del Trabajo" -- unidad basada en 
    frases pacifistas --, ¡"unidad" como la realizada en Francia el 26 de 
    diciembre de 1916 entre Jouhaux y Merrheim! 
        El órgano central del Partido Socialista Italiano Avanti! escribe en su 
    nota editorial del 28 de diciembre de 1916: 
        "Si bien Bissolati y Sudekum, Bonomi y Scheidemann, Sembat y David, 
    Jouhaux y Legien pasaron al campo del nacionalismo burgués y traicionaron 
    (hanno tradito ) la unidad ideológica de los internacionalistas a la cual 
    prometieron servir en cuerpo y alma, nosotros nos quedaremos junto a 
    nuestros camaradas alemanes tales como Liebknecht, Ledebour, Hoffman, Meyer, 
    a nuestros camaradas franceses tales como Merrheim, Blanc, Brizon, 
    Raffin-Dugens, quienes no cambiaron ni vacilaron". 
        Ved qué confusión se produce: 
        Bissolati y Bonomi fueron expulsados por reformistas y chovinistas, del 
    Partido Socialista Italiano aún antes de la guerra. 
    pág. 100
    Avanti! los coloca en el mismo nivel que a Sudekum y a Legien, y con toda 
    razón por cierto; pero Sudekum, David y Legien están a la cabeza del 
    pretendido partido socialdemócrata de Alemania, socialchovinista de hecho, y 
    el mismo Avanti! se rebela contra su expulsión, contra la ruptura con ellos, 
    contra la formación de la III Internacional. Avanti! anuncia, y con justa 
    razón, que Legien y Jouhaux se han pasado al campo del nacionalismo burgués, 
    oponiéndolos a Liebknecht y a Ledebour, a Merrheim y a Brizon. Pero nosotros 
    vemos que Merrheim vota junto con Jouhaux y que Legien manifiesta, por boca 
    de Volksstimme de Chemnitz, su certidumbre en el restablecimiento de la 
    unidad del Partido, con la única excepción de los correligionarios de 
    Liebknecht, esto es, ¡¡"unidad" junto con el "Grupo Socialdemócrata del 
    Trabajo" (Kautsky inclusive) al cual pertenece Ledebour!! 
        Esa confusión es originada por el hecho de que Avanti! confunde el 
    pacifismo burgués con el internacionalismo socialdemócrata revolucionario, 
    mientras que politiqueros tan experimentados como Legien y Jouhaux han 
    comprendido magníficamente la identidad del pacifismo socialista y la del 
    pacifismo burgués. 
        ¡Cómo no han de regocijarse el señor Jouhaux y su periódico chovinista 
    La Bataille [28] con motivo de la "unanimidad" de Jouhaux y de Merrheim, 
    cuando, en la resolución adoptada unánimemente y citada por nosotros 
    íntegramente, no hay de hecho absolutamente nada, salvo frases pacifistas 
    burguesas, no hay ni sombra de conciencia revolucionaria, ni una sola idea 
    socialista! 
        ¿No es ridiculo acaso hablar de "libertad económica de todas las 
    naciones, tanto pequeñas como grandes", pasando en silencio aquello de que 
    mientras no se derroquen los gobiernos burgueses y no se expropie a la 
    burguesía, esa "libertad econó- 
    pág. 101
    mica" es un engaño del pueblo, del mismo modo que las frases referentes a la 
    "libertad económica" de los ciudadanos en general, de los pequeños 
    campesinos y de los ricos, de los obreros y de los capitalistas, en la 
    sociedad contemporánea? 
        La resolución por la cual votaron unánimemente Jouhaux y Merrheim está 
    totalmente impregnada por las ideas del "nacionalismo burgués", que Avanti! 
    destaca acertadamente en Jouhaux, pero que Avanti! extrañamente no ve en 
    Merrheim. 
        Los nacionalistas burgueses han hecho alarde, siempre y en todas partes, 
    de frases "generales" sobre una "federación de naciones" en general, sobre 
    la "libertad económica de todas las naciones grandes y pequeñas". Los 
    socialistas, a diferencia de los nacionalistas burgueses, decían y dicen: 
    perorar acerca de la "libertad económica de las naciones grandes y pequeñas" 
    es una hipocresía repugnante, en tanto que unas naciones (por ejemplo 
    Inglaterra y Francia) coloquen en el extranjero, es decir, concedan 
    préstamos con intereses usurarios a las naciones pequeñas y atrasadas, miles 
    y miles de millones de francos de capital y las naciones pequeñas y débiles 
    se encuentren bajo su yugo. 
        Los socialistas no podrían dejar, sin una protesta decidida, una sola 
    frase de aquella resolución, por la cual votaron unánimemente Jouhaux y 
    Merrheim. Los socialistas hubieran declarado, en contraposición abierta a 
    dicha resolución, que el discurso de Wilson es una evidente mentira e 
    hipocresia, pues Wilson es un representante de la burguesia que ha ganado 
    miles de millones en la guerra, es el jefe de un gobierno que llevó hasta la 
    locura la acción armamentista de los Estados Unidos, con fines manifiestos 
    de una segunda gran guerra imperialista; que el gobierno burgués francés, 
    atado de pies y manos por el capital financiero, del cual es esclavo, y por 
    los tratados imperialistas secretos enteramente rapaccs y reaccio- 
    pág. 102
    narios, con Inglaterra, Rusia, etc., no está en condiciones de decir ni de 
    hacer otra cosa que lanzar las mismas mentiras sobre la cuestión de una paz 
    democrática y "justa"; que la lucha por una paz semejante consiste, no en la 
    repetición de frases pacifistas generales, estériles, insustanciales, 
    bondadosas y melifluas, que a nada obligan y que sólo embellecen en la 
    práctica la ruindad imperialista, sino en declarar a los pueblos la verdad, 
    precisamente en declarársela a los pueblos: para obtener una paz justa y 
    democrática es preciso derrocar a los gobiernos burgueses de todos los 
    países beligerantes y aprovechar para ello el hecho de que millones de 
    obreros están armados, como también la exasperación general de las masas de 
    la población, provocada por la carestía de la vida y por los horrores de la 
    guerra imperialista. 
        Eso es lo que deberían haber dicho los socialistas en lugar de la 
    resolución de Jouhaux y de Merrheim. 
        ¡¡El Partido Socialista Francés, en su congreso que se realizó en París 
    simultáneamente con el de la C.G.T., no sólo no dijo eso, sino que adoptó 
    una resolución aún peor, por 2.838 votos contra 109 y 20 abstenciones, es 
    decir, con el bloque de los socialchovinistas (Renaudel y Cía., los así 
    llamados majoritaires, los partidarios de la mayoría) y de los longuetistas 
    (partidarios de Longuet, kautskianos franceses)!! ¡¡AI mismo tiempo votaron 
    por esa resolución el zimmerwaldista Bourderon y el kienthalista 
    Raffin-Dugens!! 
        No citaremos el texto de esa resolución pues es excesivamente larga y 
    carece en absoluto de interés: en ella figuran a la par las frases 
    bondadosas y melifluas acerca de la paz y la declaración de estar dispuestos 
    a seguir apoyando la así llamada "defensa de la patria" en Francia, es 
    decir, de seguir apoyando la guerra imperialista en la que Francia está 
    aliada 
    pág. 103
    con bandidos aún más fuertes y más grandes, tales como Inglaterra y Rusia. 
        La unificación de los socialchovinistas con los pacifistas (o 
    kautskianos) en Francia, y con parte de los zimmerwaldistas, se convirtió, 
    por consiguiente, en un hecho, no sólo en la C.G.T. sino también en el 
    Partido Socialista. 
    
    

    
    
     
     
    
    pág. 104
    
    
     
    
    ARTICUL0 (0 CAPITUL0) IV
    ZIMMERWALD EN LA ENCRUCIJADA
    
    
        El 28 de diciembre llegaron a Berna los periódicos franceses con el 
    informe referente al Congreso de la C.G.T. y el 30 de diciembre apareció, en 
    los periódicos socialistas de Berna y de Zurich, un nuevo llamamiento de la 
    I. S. K. de Berna ("Internationale Sozialistische Kommission"), Comisión 
    Socialista Internacional, órgano ejecutivo de la unión zimmerwaldiana. En 
    ese llamamiento, fechado a fines de diciembre de 1916, se habla de la 
    propuesta de paz por parte de Alemania como también de Wilson y de otros 
    países neutrales. A estas manifestaciones gubernamentales las llaman, y con 
    justa razón, "comedia de la paz", "juego para burlar a los propios pueblos", 
    "gesticulaciones pacifistas e hipocritas de los diplomáticos". 
        A esta comedia y a esta mentira se les contrapone, como "única fuerza" 
    capaz de lograr la paz, etc., la "firme voluntad" del proletariado 
    internacional de "dirigir las armas no contra sus hermanos, sino contra el 
    enemigo que está en su propio país". 
    pág. 103
        Las citas mencionadas nos muestran manifiestamente dos políticas 
    diferentes en su raíz que, hasta el presente, parecían lievarse de acuerdo 
    dentro de la unión zimmerwaldiana y que ahora se han separado 
    definitivamente. 
        Por una parte, Turati dice definidamente, y con toda justicia, que la 
    propuesta de Alemania, de Wilson, etc., sólo es la "paráfrasis " del 
    pacifismo "socialista" italiano. La declaración de los socialchovinistas 
    alemanes y la votación de los franceses demuestran que tanto unos como otros 
    han apreciado perfectamente la utilidad del encubrimiento pacifista de su 
    política. 
        Por otra parte, el llamamiento de la Comisión Socialista Internacional 
    da el nombre de comedia y de hipocresía al pacifismo de todos los gobiernos 
    neutrales y beligerantes. 
        Por una parte, Jouhaux se une con Merrheim; Bourderon, Longuet y 
    Raffin-Dugens, con Renaudel, Sembat y Thomas; y los socialchovinistas 
    alemanes Sudekum, David, Scheidemann, proclaman el próximo "restablecimiento 
    de la unidad socialdemócrata" con Kautsky y con el "Grupo Socialdemócrata 
    del Trabajo". 
        Por otra parte, el llamamiento de la Comisión Socialista Internacional 
    invita a las "minorías socialistas" a luchar enérgicamente contra "sus 
    gobiernos" "y contra sus socialpatriotas mercenarios" (Söldlinge ). 
        O esto o aquello. 
        ¿Desenmascarar todo lo insustancial, lo absurdo, lo hipócrita del 
    pacifismo burgués o bien "parafrasear" su pacifismo "socialista"? ¿Luchar 
    contra los Jouhaux y los Renaudel, contra los Legien y los David como 
    "mercenarios" de los gobiernos, o bien unirse con ellos sobre la base de las 
    declamaciones pacifistas y vacías de molde francés o alemán? 
    pág. 106
        Esta es la línea divisoria según la cual se produce la separación entre 
    la derecha de Zimmerwald, que se rebeló siempre y con todas sus fuerzas 
    contra una escisión con los socialchovinistas, y su izquierda, que ya en 
    Zimmerwald mismo no en vano tuvo buen cuidado de marcar abiertamente un 
    límite con la derecha, de intervenir, en la conferencia y después de ella, 
    en la prensa, con una plataforma distinta. La proximidad de la paz, o aunque 
    sea la discusión intensiva del problema de la paz por algunos elementos 
    burgueses, originó, no por mera casualidad sino inevitablemente, una 
    separación particularmente manifiesta entre una política y la otra. Porque a 
    los pacifistas burgueses y a sus imitadores o remedadores "socialistas" la 
    paz se les figuraba y figura como algo en principio distinto en el sentido 
    de que la idea: "la guerra es la continuación de la política de paz, la paz 
    es la continuación de la política de guerra", nunca fue comprendida por los 
    pacifistas de ambos matices. Que la guerra imperialista de los años 
    1914-1917 es la continuación de la política imperialista de los años 
    1898-1914, si no lo es también de un período anterior, no quisieron ni 
    quieren verlo los burgueses ni los socialchovinistas. Que la paz puede ser 
    ahora, a no ser que se derroquen revolucionariamente los gobiernos 
    burgueses, sólo una paz imperialista que prolongue la guerra imperialista, 
    eso no lo ven los pacifistas, sean éstos burgueses o socialistas. 
        Así como para emitir una apreciación de la guerra actual se han empleado 
    frases estrechas, vulgares y sin sentido sobre la agresión o la defensa en 
    general, así también respecto de la paz se emplean lugares comunes de 
    filisteos, olvidando la situación histórica concreta, la realidad concreta 
    de la lucha entre las potencias imperialistas. Y era natural que los 
    socialchovinistas, esos agentes de los gobiernos y de la burguesía dentro de 
    los partidos obreros, aprovecharan la proximidad 
    pág. 107
    de la paz, incluso las conversaciones sobre la paz, para esfumar la 
    profundidad de su reformismo y de su oportunismo, puesta de manifiesto por 
    la guerra, para restablecer su quebrantada influencia sobre las masas. De 
    ahí que los socialchovinistas, como ya lo hemos visto, tanto en Alemania 
    como en Francia, traten con renovados esfuerzos de "unirse" con la parte 
    pacifista, vacilante y sin principios de la "oposición". 
        También dentro de la unión zimmerwaldiana se harán, probablemente, 
    tentativas para esfumar la división de dos líneas políticas 
    irreconciliables. Se pueden prever dos tipos de tentativas La conciliación 
    "práctica" consistirá simplemente en mezclar mecánicamente las sonoras 
    frases revolucionarias (tales como por ejemplo las contenidas en el 
    llamamiento de la Comisión Socialista Internacional) con las prácticas 
    pacifista y oportunista. Así sucedió en la II Internacional. Las frases 
    archirrevolucionarias contenidas en los llamamientos de Huysmans y 
    Vandervelde y en algunas resoluciones de los congresos sólo encubrían la 
    práctica archioportunista de la mayoría de los partidos europeos, sin 
    transformarla, sin socavarla, sin luchar contra ella. Es dudoso que, dentro 
    de la unión zimmerwaldiana, esa táctica pueda lograr un nuevo éxito. 
        Los "conciliadores de principios" intentarán of recer una falsificación 
    del marxismo bajo la forma de una reflexión tal como, por ejemplo: que las 
    reformas no excluyen la revolución; que la paz imperialista, con 
    determinadas "mejoras" de las fronteras entre las nacionalidades, o del 
    derecho internacional, o del presupuesto para los armamentos, etc., es 
    posible, a la par de un movimiento revolucionario, como "uno de los aspectos 
    del desarrollo" de este movimiento; y así sucesivamente, y etc. 
        Eso sería falsificación del marxismo. Por cierto, las reformas no 
    excluyen la revolución. Sin embargo no se trata ahora de 
    pág. 108
    eso, sino de que los revolucionarios no se excluyan a sí mismos frente a los 
    reformistas, es decir, de que los socialistas no sustituyan su labor 
    revolucionaria por la reformista. Europa pasa por una situación 
    revolucionaria. La guerra y la carestía la aguzan. La transición de la 
    guerra a la paz no la suprime necesariamente, porque de ningún lado deriva 
    que los millones de obreros, que tienen en su poder un armamento excelente, 
    permitan indispensable e incondicionalmente que la burguesía los "desarme en 
    forma pacífica" en lugar de seguir el consejo de Liebknecht, esto es, en 
    lugar de dirigir las armas contra su propia burguesía. 
        La cuestión no es como la plantean los pacifistas, los kautskianos: o 
    bien la campaña política reformista o bien el rechazo de las reformas. Eso 
    es una manera burguesa de plantear el asunto. De hecho el problema está 
    planteado así: o bien la lucha revolucionaria cuyo producto colateral, en 
    caso de un éxito incompleto, suelen ser las reformas (eso lo demostró la 
    historia de las revoluciones en todo el mundo), o bien nada más que 
    conversaciones acerca de las reformas y de las promesas de reformas. 
        El reformismo de Kautsky, de Turati, de Bourderon, que se presenta ahora 
    en forma de pacifismo, no sólo deja de lado la cuestión de la revolución 
    (esto ya es traicionar al socialismo), no sólo renuncia en la práctica a 
    toda labor revolucionaria sistemática y sostenida, sino que llega a declarar 
    que las manifestaciones callejeras son una aventura (Kautsky en Neue Zeit el 
    26 de noviembre de 1915), llega hasta el punto de defender y realizar la 
    unidad con los adversarios francos y decididos de la lucha revolucionaria, 
    los Sudekum, los Legien, los Renaudel, los Thomas, etc. y etc. 
        Ese reformismo es absolutamente incompatible con el marxismo 
    revolucionario, que está obligado a aprovechar, en 
    pág. 109
    todos sus aspectos, la presente situación revolucionaria en Europa para 
    hacer una prédica directa de la revolución, del derrocamiento de los 
    gobiernos burgueses, de la conquista del Poder por el proletariado armado, 
    sin renunciar ni negarse a utilizar las reformas, para el desarrollo de la 
    lucha por la revolución y en el curso de la misma. 
        Veremos en un futuro próximo cómo se desenvolverá en general el proceso 
    de los acontecimientos en Europa, la lucha del reformismo-pacifismo con el 
    marxismo revolucionario en particular, y dentro de ésta, la lucha entre los 
    dos sectores de la unión zimmerwaldiana. 
    
    

    
    
    




From Marx to Mao
            (English)
            Desde Marx
            hasta Mao
            Textos
            de Lenin
            Apuntos sobre
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    pág. 116
    
    
    NOTAS 
    
    
    
      [25] Lenin proyectaba publicar el artículo "Pacifismo burgués y pacifismo 
    socialista" en el periódico Novi Mir (Mundo Nuevo ), que era 
    pág. 117
    editado en Nuevo York por los socialistas rusos emigrados. Pero el artículo 
    no apareció allí. Los dos primeros capítulos del mismo aparecieron, luego de 
    su reelaboración, en el último número (el 58) de Sotsial-Demokrat con el 
    título "Un viraje en la política mundial" (véase V. I. Lenin, Obras 
    Completas, t. XXIII).    [pág. 81] 
      [26] Confédération Générale du Travail (Confederacion General del Trabajo 
    ), unión de los sindicatos de toda Francia constituida en 1895. En el 
    período de la Primera Guerra Mundial el núcleo directivo de la Confederación 
    General del Trabajo se coloco al lado de los imperialistas e hizo la 
    propaganda en favor de la colaboración de clases y de la "defensa de la 
    patria".    [pág. 97] 
      [27] El Partido Socialista Francés se formó en 1902. En 1905, por 
    iniciativa del Partido Socialista Frances y del Partido Socialista de 
    Francia, fue formado un partido socialista único, del que formaban parte los 
    miembros de todos los partidos y agrupaciones socialistas (guesdistas, 
    blanquistas, jauresistas y otros). La dirección del Partido Socialista 
    Francés pasó a los socialreformistas (encabezados por Jaurés), que 
    constituía su mayoría. Durante la Primera Guerra Mundial el partido ocupó la 
    posición socialchovinista, su fracción parlamentaria votó los créditos de 
    guerra, y sus representantes formaron parte del gobierno burgués. En el 
    Congreso de Tours (25-30 de diciembre de 1920) el Partido Socialista Francés 
    se dividió: la mayoría formó el Partido Comunista de Francia, la minoría 
    derechista-oportunisita, encabezada por León Blum, abandonó el congreso y 
    creó un partido independiente, adoptando el antiguo nombre de Partido 
    Socialista Francés.    [pág. 97] 
      [28] La Bataille, órgano de los anarcosindicalistas franceses; empezó a 
    publicarse en París en noviembre de 1915; en la Primera Guerra Mundial ocupó 
    una posición socialchovinista.    [pág. 100] 




From Marx to Mao
            (English)
            Desde Marx
            hasta Mao
            Textos
            de Lenin
            
    




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