Rollitos

 

 

Miguel Ángel Godínez Gutiérrez

 

Rollitos

Como no tiene pies, la serpiente desliza sus escamas por la tierra.

La serpentina tiene vocación de puente, la serpiente hace agujeros en el piso.

La serpentina empaquetada sueña a deshacerse en el aire.

La serpiente avanza en eses, la serpentina en oes.

“Serpentina” es el peor tipo de amistad, serpiente es un reptil no venenoso.

Serpiente y serpentina inician su ataque igualmente enrolladas.

Ser piente o pentina: he ahí el dilema.

 

 

Acordeón

A Ámbar Past

Códice es un libro intonso por enmedio.

El códice de los mundos: noche y día.

El códice es papirola de los antiguos.

La lámina acanalada es el códice con que los pobres hacen el techo de sus casas.

El códice es el zig zag de la Historia un fuelle de aventuras.

El códice muestra cómo el final se encuentra con el principio de una historia.

Los trípticos modernos son reminiscencias publicitarias del códice.

Los cerritos de San Cristóbal tienen perfil de códice.

El códice se abre y se cierra como de rayo.

 

 

El hombre invisible

Por las noches, el hombre invisible cierra con llave algunas puertas del vecindario. Luego, cuando sonámbulo sale de su cama, la gente vuelve a creer en los fantasmas.

El hombre invisible baja las escaleras parado de manos y nadie le hace caso.

Llega temprano a la oficina y mueve clips y documentos frente al azoro de su jefe.

Como es bien educado, el hombre invisible no mastica con la boca abierta, ni eructa en la mesa, aunque no haya invitados.

El hombre invisible bendice su suerte: “Ciego, sordo y mudo no sabría ni qué pedo; gracias, Señor”. Sus hijos son chiquillos normales, que por las tardes juegan con él al escondite hasta que anochece.

Cuando el hombre invisible reapareció, el resto del mundo dejó de mirarse.

 

 

El extraterrestre

El extraterrestre fluye sus “vibras” sobre mi alfombra. Yo lo contemplo embiragado, como un Poe.

El extraterrestre confía en regresar a su planeta, pero mientras siga comiendo a diario camarones al mojo de ajo, el tiempo se relativiza.

Recuerda a veces, en tardes lluviosas, a sus hijas. Allá estarían, gateando con sus tentaculitos.

Al principio, al observar atentamente unas cejas, de inmediato se exitaba. Una fresca tarde de lluvia aprendió cómo se hace el amor y a amar en la Tierra.

Todavía mirar las estrellas lo hace suspirar.

A la luz de un “solitario” de naipes, el extraterrestre recoge sus fichas y sigue haciendo sonar su pasión por el azar.

 

 

Árboles

En un buen guitarrista canta el árbol.

Miro hacia arriba: las nubes permanecen fijas y los árboles viajan por el bosque.

El durazno se graduó con cinco frutos esta primavera.

Un ocote me guiñó el nudo de una antigua rama muerta.

De orientales árboles se hace el papel de China.

El  árbol de mi oficina es un escritorio de papeles.

El carpintero es el forense del bosque.

La oficina con  árboles enanos del Licenciado Bonzai.

Un ecologista radical prefiere una copa de  árbol a diez mil de aguardiente.

En verano, los ocotes se tiñen el pelo de verde, pero luego no pueden evitar la caída de la juncia.

Penélope navega sola en la cama que talló Ulises en un árbol.

Es verde la esperanza. El  árbol es el asta. La juncia es la bandera.

 

 

La del sueño

La del sueño escuchaba la radio y bailaba desnuda para mí con un pie en el aire mientras se ponía el vestido.

La del sueño era la Musa con la piel erguida, la mirada suelta, la calma.

La del sueño hablaba como quien sabe que nunca volverá a ser vista, acaso en la duermevela, al desprenderme de todo y de todos para ser su ¿otro?

¿De dónde el aire con que dijo sus palabras; sus labios, su rostro de carne y miel?

¾Soy parte de lo de este lado, despierta (Su mirada, cara de sueño, abrazo de luna).

¿Y ahora qué le digo a mi esposa?

(Ya lo dijo Heráclito: Muerte son cuantas cosas vemos despiertos; cuantas vemos dormidos, sueño, y cuantas, en cambio, muertos, vida). ¾ Ah, pues eso.

 

 

El detective

El detective investiga mis faltas de ortografía y encuentra los perros extraviados de los viejitos del barrio.

El detective olfatea pistas por todos lados; trae pisadas en los bolsillos y huellas dactilares en la memoria.

La lupa del detective es del tamaño de sus pupilas. Su gabardina es un capote renacentista de Chicago, jamás olerá a naftalina.

El detective indaga, echa cincos pa’ sacar veintes, está poseído por el ansia del saber.

El detective identifica el problema, elabora hipótesis e intenta compro/disprobarlas.

El detective escribe cuentos de misterio en inglés: ¾ Es una lengua que se presta para ello ¾declara¾, si a “host” le pones una “g” antes, dice “ghost”.

 

 

El fantasma

El fantasma se limpia las telarañas de las axilas.

El fantasma sonríe de día lo que asusta a media noche.

El fantasma nos mira cobijarnos al dormir.

El fantasma evoca su voz humana y silba al viento.

El fantasma siempre cruza las habitaciones por la puerta. Por las paredes, nada más por impresionar.

Solitario, echa su larga sombra a volar.

Algunas tardes, el fantasma recuerda el sabor del chocolate.

 

 

El pianista de jazz

El pianista de jazz escucha claquear las teclas como si fueran sus huesos.

En sus dientes, suena la música del alma.

Sus manos artrópodos de la libertad.

El pianista de jazz, como el rockero, lleva la voz cantante.

El pianista de jazz sabe de sonido, silencio y tiempo.

El pianista de jazz escribe en el piano largas historias.

El pianista de jazz es Fata Hines.

 

 

Polvo y agua

La neblina es la nube en el ojo de la mañana.

La nube se deshace en el aire y en el suelo.

La neblina oxida los sueños de las vírgenes.

Las nubes pesan, la niebla es respirable.

Las nubes son canas del venerado cielo.

Las nubes más viejas viven quince días.

Neblina y nube tienen nombre de mujer.

Las nubes son de algodón, la neblina es de suspiros, la luna es de queso.

Las nubes nos hacen flotar, la neblina nos quiere llevar: Nos ata el agua corriendo en el suelo.

 

 

Caracol de hierro

El imán brilla cuando el que duerme sueña.

El imán ama al opuesto y repele al semejante.

El imán es un metal mojado muy viejito.

El imán es un indomable caracol de hierro.

Hermético hipnotista de metales.

El imán hace el amor con la aguja y la embaraza.

El imán se aprovecha para orientarse u occidentarse, segun el rumbo.

El imán nace cuando el óxido triunfa.

Con el imán nos orientamos hacia el centro.

La gravedad nos ata al imán del suelo.

El imán es como el vampiro: convierte en semejante a quien carcome.

¿Es un chupón? ¿Es una lapa? No: Es I-Man. 

 

 

Elodia

(Danzón)

 

Al borde de un soconusco de oro

le toca mover el bigote imaginario

y escuchar un danzón de Carlos Campos en la radio,

probando un pan dulce,

el piano a la mitad de Elodia.

 

Es una bala perdida

para quien todavía la recuerda.

 

Albeando el día se retira

el danzón imaginario.

 

 

Li-Po en el Río Grijalva

 

Saca las semillas, limpia sus tripas;

viste al tecomate, anda desnudo,

píntale la noche en el rostro,

úntale sudor rojo oscuro de los árboles,

laca de Chiapa, nieta de la china, de la antigua,

píntale grandes flores como estrellas,

refulja en él la naval batalla.

Luego, siembra las semillas en la ribera

y siéntate a esperar la lluvia, con ojos florecidos,

para que cuando suba el río y el aire se aclare,

al tomar el tazcalate en el pumpo

sientas una sonaja en la garganta

y mires de su fondo salir la luna.

 

 

Vals Amalia

(Son itsmeño)

 

Na Jose, mientras bordaba

las flores de tu huipil,

aunque no me conocía

estaba pensando en mí.

 

Quince botones de rosas,

augurio de eterno abril,

y un gran clavel amarillo

que alumbre tu porvenir.

 

Magnolias para tus ojos,

en el centro un tulipán.

Para aromar tu cabello

pétalos de ilang-ilang.

 

En el rojo terciopelo

de la blusa de algodón,

flor mayor en tu huipil,

Amalia, tu corazón.

 

 

 

Ó Miguel Ángel Godínez Gutiérrez

 

migueloncito@yahoo.com

 

Ó Dibujo de Daniel Godínez Nivón.

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