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UN CUENTO DE HADAS Desde el principio de los tiempos Daphne la emula, estoica y pervertida hija de Sequiento, el liberal rey de Avila amaba sobre todo desborde de pasión a Crion, el patético guardián del cáliz pardo, en la más delirante de las noches sus cuerpos se intercambiaban en el más irrefrenable y asqueroso de los comercios en las Pascuas con las más finas jaleas se untaban, en la cuaresma con los más aberrantes mostos árabes; sobre una sucia lona se amaban, sin pensar en lo bueno, lo malo, sólo en el goce hedonista del placer, no había placer sublime que no intercambiaran, no había nada improbable ni nada lejano, las mas complejas artes del Kama Sutra o las mas bellas figuras del Ananga Ranga eran comunes en su pasatiempo estos amores son los verdaderos estos amores son eternos. AVATARES Su lengua se resbala en mi cuerpo, poco a poco como un castigo a mi autosuficiencia como una señal de vida Su forma de ir a mi, tan suya sus manos tomándome, dándome los más variados placeres su boca siempre húmeda y caliente fiel refugio de mis protuberancias pienso que no hay nada espiritual; que el amor, si no es esto, ¿qué es? más allá de las palabras se ama a los hechos Ella es para mi, mas de lo que pienso mas que sus gustos o ideas Ella es lo que me hace sentir el placer que siempre me proporciona y esto, si hay algo que en ella amo, es lo que siempre amaré. SANGRE EN LA PUERTA En las más cruenta de las noches, en las más larga de las batallas donde la penumbra reina, allí, allí yo te conocí. Largas e interminables horas viví, innumerables momentos de plenitud elocuentes charlas de amor clásicas en ti, novedosas en mi. La luz de tu incólume mirada la vellosidad acogedora en la pared las leves tonalidades de mi ser tan normales a ti, como misteriosas a mi. La inconclusa luz de tu ventana recortada por el reflejo de sangre tu meditabunda cama de burdel allí donde te conocí. IFGENIA En un templo de la Tauride Ifgenia a su amor pide, a Artemisa ha rogado cualquier otro bien le será dado mas no al ser amado pues su destino esta predestinado. No obstante, recuerda al apuesto Pelida y con tal de verle daría su vida aún recuerda sus años de niña, cuando con Climenestra iba a la viña recuerda el fastuoso palacio de los aquivos donde su padre gobernaba a los vivos aún recuerda el día del sacrificio donde su padre era el verdugo de oficio ¿Por qué Agamenón me entregaste a la muerte? ¿Por qué no lo puedo sacar de la mente? La lánguida llama del altar se apaga Ifgenia de su pecho extrae una daga. Cuando a dos extranjeros le han traído y a uno de ellos, lo ha reconocido es Orestes, el hermano que daba por perdido pero a que has venido. No ha sido por mi, ni por él me traerá noticias, al fin sabré de él como, que Paris con una flecha le mató no es un error, un falso dato él es el más fuerte, el más rápido y que por otra mujer se perdido ya mi vida no tiene sentido pues mi sol se ha ido Al amanecer un barco partía en su superficie la llama sagrada ardía la estatua de Artemisa se llevaban conforme a los oráculos que los guiaban Ifgenia a su casa regresaría, pero nunca mas viviría. COLORS Vaga mi alma en la inmensidad en un paraje de gran dolor la escasa luminosidad en el aire tupido de las más sucias neblinas que mi alma fabrica catarsis bicerebral en mi dolido ser la llama breve de un corazón doliente la breve llama de un dolor extinto luchando por gritar al mundo su verdad pidiendo a gritos un perdon bancas amarillas en el parque rodeadas de amapolas y azucenas olor a guayaba podrida olor a ti, y a tu repulsivo ser el color melon sobre la pared de la lugubre fabrica por donde fuimos el azul acerado del viejo auto donde con dolor gritaste tu virginidad el verde ocre de la vieja reja de la tienda donde amarrados gozamos de ti tantos colores que cuando abro los ojos te veo a ti, te veo desnuda, te veo riendo te veo en la fiesta donde te vi este dolor insulso, no acaba por mas que me arranque ayer los ojos mi alma ve tus colores dentro de mi.