"Cada país tiene tres formas
de riqueza: material, cultural y biológica. Las dos primeras las
comprendemos bien porque son la sustancia de nuestra vida cotidiana. La
esencia del problema de la biodiversidad es que la riqueza biológica
se toma mucho menos seriamente. Éste es un error que lamentaremos
cada vez más a medida que el tiempo pase. La diversidad es una fuente
potencial de una inmensa riqueza material no explotada en forma de comida,
medicinas y servicios. La fauna y flora son también parte del patrimonio
de un país, el producto de millones de años de evolución
centrados en aquel tiempo y en aquel lugar y, por ello, tan merecedor del
interés nacional como las particularidades del lenguaje y de la
cultura"
"No dudo ni un momento
en invocar la fuerte mano de la ley protectora y de los protocolos internacionales
en la preservación de la riqueza biológica, en oposición
a los incentivos tributarios y a los permisos de contaminación vendibles.
En las sociedades democráticas, la gente puede pensar que su gobierno
está ligado por una versión ecológica del juramento
hipocrático: no emprender acción alguna que, a sabiendas,
pueda poner en peligro la biodiversidad. Pero esto no es suficiente. El
compromiso debe ser mucho más profundo: no dejar, a sabiendas, que
ninguna especie muera, emprender todas las acciones razonables para proteger
a perpetuidad a todas las especies y razas. La responsabilidad moral del
gobierno en la conservación de la biodiversidad es similar a la
que tiene en lo concerniente a la salud pública y a la defensa militar.
La preservación de las especies a través de las generaciones
está más allá de la capacidad de los individuos o
incluso de poderosas instituciones privadas. Hasta donde se estime que
la biodiversidad es un recurso público insustituible, su protección
debería estar especificada en los preceptos legales." |