FALTA DE ETICA EN UNA UNIVERSIDAD

FALTA DE ETICA EN LA

UNIVERSIDAD DE LA REPUBLICA

DE MONTEVIDEO, URUGUAY

 

"¡Con qué frecuencia desde entonces he debido experimentar que el talento por la gracia de Dios en la lucha por la existencia llegó a un desdichado fin vestido como un mendigo mientras los seudo-académicos y los perezosos engordaban y accedían a generosos recursos en el camino del nepotismo!"

Heinrich Brugsch, Mi Vida y Mis Viajes

 

 

Nadie es profeta en su tierra (Mt 13,53-58; Mc 6,1-16; Lc 4,16-30)... a menos que tenga buenos padrinos (Anónimo).

 

 

Montevideo, 17 de Febrero de 1999

Mi nombre es Juan José Castillos, soy un egiptólogo, soy de nacionalidad uruguaya y canadiense y trabajo como profesor en el Instituto Uruguayo de Egiptología de Montevideo desde 1984. He publicado investigación sobre mi tema en varios países.

Los hechos a los que me referiré a continuación ocurrieron hace algunos años y reflejan de muy mala manera la forma como se hacen las cosas en la Universidad de la República de Montevideo, Uruguay.

Mi intención es que la opinión pública se ponga al corriente de esta situación, no sólo por mi causa sino por la de otros que pueden estar pasando por los mismos malos momentos por otras razones en ese lugar, en la esperanza que la condena internacional pueda traer cambios en la actitud de jerarcas de esa universidad.

El 20 de Febrero de 1989, Luis Bausero, una persona que en esa época se desempeñaba como Catedrático de Historia Antigua en la Facultad de Humanidades de la Universidad de la República de Montevideo, concedió una entrevista a un periódico local en la que sus opiniones sobre una momia egipcia conservada en un museo fueron en más de un 90%, palabra por palabra, parte de un texto publicado por quien escribe varios años antes. No hizo esta persona mención del autor, lo que en cualquier país civilizado es considerado un flagrante plagio y es una acción castigada por la justicia, además de ser una grave falta de conducta por parte de un académico.

El incidente fue transmitido a las autoridades de la Facultad donde esta persona trabajaba, incluyendo pruebas del hecho, pero ninguna acción se tomó al respecto. Repetí la reclamación varios meses después con el mismo resultado negativo.

En 1968-1970 arriesgué mi vida, tal como hicieron muchos otros, en demostraciones públicas como estudiante de esa universidad en defensa de su autonomía que parecía amenazada en ese momento, por lo que pensé que merecía ser tratado, por lo menos con respeto.

En el momento del incidente la universidad se hallaba en conflicto con el gobierno, principalmente por reclamos presupuestales, y por ello preferí demorar mis reclamos para evitar agregar complicaciones a la delicada situación, en la esperanza de que tarde o temprano se tomarían medidas.

Esta ingenua y frustrada actitud terminó cuando el Rector de la Universidad, Jorge Brovetto, me envió una carta en la que de hecho se lavaba las manos de la situación e insinuaba que estaba entre mis derechos entablar acción judicial. Esto, por supuesto, luego de que me enteré que la demora en tomar ese camino por las razones expuestas, había conducido a que expiraran los plazos legales en Uruguay para ese tipo de acciones.

Cuando publiqué  : una carta en un diario local (presione aquí para leerla)   haciendo conocer la situación para que la presión de la opinión pública pudiera contribuir a que se tomaran medidas que evitaran el desprestigio de la institución, el único resultado fue que el Decano de la Facultad de Humanidades, Carlos Zubillaga, contestó publicando una carta insultante en la que amenazaba a quien escribe por hacer uso de su legítimo derecho a reclamar públicamente por la grave irregularidad cometida.

Cuando contesté con otra misiva a la prensa revelando varios detalles más de la penosa situación, no se leyó en la prensa ni una palabra más de esa persona, a pesar de haberlo mencionado con nombre y apellido en varias oportunidades.

Algún tiempo después, apelé a la Comisión Uruguay Transparente, filial de la organización Transparencia Internacional basada en Alemania, que procura luchar contra la corrupción, la que estaba llevando a cabo una campaña en Uruguay contra la corrupción. Esta organización estaba presidida en ese momento por la Dra. Jacinta Balbela, antigua Presidenta de la Suprema Corte de Justicia de Uruguay, y por otros integrantes tales como el Dr. Lescano, Asesor Académico del Rector de la Universidad de la República y diversas personalidades y respetados líderes comunitarios.

Esta Comisión aceptó estudiar mi denuncia y luego de seis meses falló a mi favor, señalando específicamente que si no hubieran expirado los plazos legales, habría recomendado que quien escribe iniciara acción judicial.

Después de este fallo, que fue publicado en la prensa local, la universidad insistió en ignorarlo, no tomando ninguna medida contra la persona acusada con fundamento de violar las más elementales reglas de conducta universitaria y mis derechos de autor del material apropiado por esa persona.

Pero lo que es más increíble todavía es que la persona denunciada, cuya única respuesta fue intentar culpar al periodista que lo entrevistó, una débil y ridícula excusa puesto que después que la publicación se produjera, no hizo conocer ninguna aclaración ni se excusó ante el autor del texto en cuestión, requisitos mínimos para establecer algún tipo de credibilidad, como decíamos, con posterioridad a todos estos hechos públicos vergonzosos, la persona acusada fue declarada Profesor Emérito por la Universidad de la República y se retiró de su cargo con todos los honores...

Debemos señalar asimismo que dicha persona durante los años que ocupó su cátedra en la universidad, jamás publicó ningún trabajo de investigación y fue recientemente públicamente llamado de analfabeto por otra persona al responder a algunas de sus opiniones en la prensa sobre otros temas (J. Ortiz de Taranco, "Los infinitos errores del Sr. Bausero", "La República", 4/11/97). El acusado no respondió a esta grave afirmación pública.

El Rector al que nos referíamos, responsable por la defensa de la ética en su universidad, y quien no tomó ninguna acción en el caso que denunciamos, fue nombrado luego Presidente de la Asociación Latinoamericana de Universidades...

La Academia Nacional de Letras de Uruguay, presidida por Antonio Cravotto y cuyo secretario es Carlos Jones Gaye, ignoró la denuncia fundamentada que le hicimos llegar contra esa persona, miembro de dicha Academia, y posteriormente no sólo toleraron la presencia del denunciado como miembro sino que fue hasta designado vicepresidente de la institución y lo defendieron y apoyaron públicamente.

Pensamos que en cualquier país civilizado donde existe un respeto por la ética, esta situación no habría sido tolerada y es en la esperanza de salvar lo que se pueda de esta triste sucesión de eventos, que elegimos este camino, dando a conocer los hechos en un foro internacional.

El silencio sólo alienta y protege a quienes se comportan de esta manera y creemos que el público tiene derecho a enterarse de la situación.

Habría más para decir de este señor Luis Bausero y su comportamiento en la universidad y fuera de ella, que dio como resultado considerables perjuicios en lo moral y en lo material para quien escribe (ver denuncia publicada en "El Editorial" de Montevideo, 4/7/94), y que también resultaría impensable en cualquier lugar medianamente organizado... excepto Uruguay donde al parecer esas actitudes son perfectamente aceptables.

Por ejemplo, en el "concurso" en que Bausero procuró hacer que resultara designada su ayudante, Gloria Franco, para que ocupara su lugar, con la complicidad de algunos docentes tales como Vicente Cicalese, Germán D´Elía y Rosita Alonso, en una primera instancia se procuró designar a esa señora directamente, por "méritos", sin ir a concurso, probablemente para impedir que salieran a luz las carencias académicas y docentes de tal señora. Al fracasar esa maniobra por la oposición de otra docente, Diana Bianchi, se hizo el "concurso", con el proceder vergonzoso que detallamos en el vínculo de más arriba, que todos pueden leer para asombrarse del comportamiento de ciertos docentes en una universidad.

¿Cómo definiría usted a una universidad que otorga máximos puntajes en un concurso de oposición por una cátedra de Historia Antigua que quedó vacante, a una persona semi-analfabeta, como puede usted ver consultando los documentos mencionados más arriba y que reflejan con exactitud el archivo oficial de ese concurso, del que tengo una copia en mi poder? Esta persona ha ocupado una posición docente allí desde hace años y su producción académica y de investigación ha sido NADA, lo que hace esta situación aún más grotesca de lo que nadie podría imaginar.

Aunque hasta el momento ha transcurrido un largo tiempo de total impunidad para los responsables de estas graves transgresiones, estoy convencido que muchos académicos en la universidad donde todo ocurrió son personas honorables y espero que a la brevedad tomen acción para restaurar allí el respeto por los derechos de otros a su propiedad intelectual, siempre y cuando la presión de la opinión pública internacional los convenza de la seriedad de la situación.

Esta es la acción que espero que Ud. adopte si está de acuerdo con lo que he expuesto. Con tal propósito, puede Ud. ponerse en contacto para hacer llegar su opinión al fax 598 2 408 0303 en la Universidad de la República y al fax 598 2 203 0340 para el gobierno uruguayo.

Finalmente, quiero agradecer por este medio los muchos testimonios de apoyo, escritos y verbales, que he recibido de académicos de varios países, quienes expresaban usando términos muy duros para las autoridades universitarias locales, su repudio a los hechos denunciados y la falta de respuesta ante los mismos por los responsables de la institución.

Si desea Ud. bajar a su computadora o leer algunos de esos mensajes que hemos recibido de todas partes del mundo, presione en el siguiente vínculo: MENSAJES.

Si desea Ud. más información sobre este tema, o la prueba documental de todo lo afirmado aquí o por cualquier comentario, puede hacérmelo llegar por email, o por fax o a la dirección postal que indico a continuación. Gracias por su atención.

Email: juancast@yahoo.com

FAX: 598 2 622 5352

Address: 4 de Julio 3068 Montevideo

CP 11600 URUGUAY

NOTA - Como ejemplo de las consecuencias indeseables que esta situación no resuelta propicia, recientemente en otra Facultad de esa universidad, el Decano obtuvo un cargo de Profesor grado 5 en un Concurso presentando un trabajo en el que usaba material de otros autores sin darles el crédito correspondiente. Solamente luego que la otra concursante entregara una protesta formal asesorada por su abogado, el Decano tuvo que renunciar a su cargo. Sin embargo, un grupo de profesores de esa Facultad declaraba en la prensa local que el acusado representaba los mejores valores éticos de esa universidad y esperaban verlo pronto enseñando en la Facultad. Los comentarios se los dejamos al lector.

Hay un grupo de personas en este país, aliados y apologistas de individuos sin escrúpulos que no respetaron los derechos de autor de los demás, entre otras actitudes censurables, que parecen considerar tal asociación como un gran mérito y desean fervientemente ser recordados por ello.

Pueden estar seguros que por nuestra parte y por tanto tiempo como sea necesario, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para ayudarlos a que logren su propósito.

 

 

 

 

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