No hay otra solución. Si respondes al perfil, al acabar la lectura de este texto te desplazarás en trance semi - hipnótico a la tienda de discos más próxima y adquirirás el "Starless And Bible Black", de la orden del Rey Carmesí. En la primera audición no entenderás nada. No te preocupes, es normal. No es fácil comprender de entrada las intenciones de un personaje apasionante y poco convencional como Robert Fripp. Incluso puede que abandones la escucha continuada del disco, pero sé que seguirá ardiendo en tí la llama de la curiosidad. Lo intentarás de nuevo una y otra vez, hasta que...
Un día llegarás a tu casa particularmente confundido y cansado. Disfrutando de una paz inusitada te sentarás en tu sillón más cómodo ante el equipo de música y bajo la tenue luz enchufarás los auriculares a toda castaña para intentarlo una vez mas. A partir de ese momento estarás perdido. La brutal descarga inicial de The Great Deceiver te dejará momentáneamente aturdido, pero pronto te verás disfrutando de sus constantes (y complejas) polirritmias. Lament te llegará como un remanso melódico, incluso pensarás que es accesible al oido medio hasta que la segunda sección del tema se quiebre en una desquiciada y perversa reconstrucción de la melodía conducida por la guitarra de Fripp. We´ll Let You Know te impactará por la milimétrica progresión de la improvisación sobre un acorde de Fripp, Wetton y Bruford, por este orden. El caleidoscopio sonoro inicial de The Night Watch te sorprenderá por su policromía. Las brillantes líneas melódicas de la guitarra de Fripp, en un tono mas reposado y lírico, restañaran las heridas de tus timpanos momentaneamente.
En Trio seguirás descansando con los bellos
(aunque algo autoindulgentes) diálogos entre el violín de
David Cross y la guitarra acústica de Fripp. El ambiente inquietante
y nebuloso de The Mincer captará de nuevo tu atención
potentemente; imaginarás que tal improvisación relajada pero
atonal es una banda sonora perfecta para un largo viaje y no precisamente
en coche. Su abrupto final te turbará pero las sorpresas no remiten,
y pronto te hallarás ante una nueva improvisación atonal,
Starless And Bible Black. La variedad tímbrica y rítmica
de este tema te abrumará y te verás dejandote conducir
por la impresionante jungla sonora de la mano de la demoniaca guitarra
del hombre esquizoide del siglo XXI. Finalmente, la audición
de Fracture sacudirá tus tímpanos por última
vez con oleadas atronadoras seguidas, a veces sin solución de continuidad,
por remansos de electricidad latente; sin embargo, la obsesiva repetición
de su patrón melódico te describirá como el mejor
autorretrato la inquietante personalidad de su autor.
Ojo, corres peligro: tras la citada audición de
este disco invertirás el dinero restante de tu exhausta cuenta corriente
en otros artefactos peligrosos e inquietantes del Rey Carmesi como "Larks
Tongues In Aspic", "Lizard" o "The Night Watch: Live 1973".
Estas avisado...
ENRIQUE DE RAMON